Con matices, el Celta de Vigo de Eduardo Berizzo lleva desde el 7 de noviembre sin demostrar la frescura, la alegría, la intensidad y el positivismo que marcó su potente inicio de temporada. Aquel día, curiosamente, el conjuntos vigués cayó goleado en Balaídos ante el Valencia de Nuno, pero dicho resultado no fue más que el puntual peaje que suelen pagar encantados los equipos que, como el Celta, crecen bajo una idea de juego que parte de asumir muchos riesgos.
Sus aficionados, de hecho, despidieron a los suyos con una ovación que sonó a reconocimiento. Se habían cometido algunos fallos, la pelota no quiso entrar y el rival estuvo muy acertado. Y ya está. Sin embargo, a partir de entonces, el Celta fue perdiendo gradualmente los adjetivos que muy merecidamente se había venido ganando. La presión ya no ahogaba tanto al contrario, ya no movían tan rápido la pelota y, por ende, ya no pasaba tanto tiempo en campo contrario, que es donde de verdad resulta un equipo venenoso. Es decir, al Celta le comenzó a suceder lo mismo que el año pasado, cuando su perdida de nivel -que no mal juego- se tradujo en una pésima racha de resultados que cerca estuvo de costarle el cargo a Berizzo.
Iago Aspas y la madurez del grupo compensaron el bajón.
Iago ha dado un paso al frente en este tramoSi esta circunstancia no se ha repetido en esta ocasión es por dos aspectos muy concretos. El individual, es muy evidente por lo visual: Iago Aspas ha dado un par de pasos hacia adelante para compensar el que dio para atrás su equipo. Recordando más al de su primer año en Primera, en el que jugaba muy lejos de su portería, abarcaba muchos metros y eliminaba rivales con controles orientados, Iago Aspas ha significado para el Celta el poder de intimidación y la efectividad de cara a gol que no tuvo el curso pasado con Larrivey o Charles. Los partidos ante el Sporting y el Espanyol son la muestra de que, en verano, con el regreso del hijo pródigo, Berizzo ganó una tarjeta para salir de esa cárcel en la que el fútbol, a lo largo de una temporada, siempre te quiere meter.
Ahora el Celta lee mejor los encuentrosA su presencia, el Celta le ha sumado la madurez del proyecto, escenificada en jugadores como Gustavo Cabral, Hugo Mallo o Fabián Orellana. Éste es un hecho que viene destacando el «Toto» Berizzo en cada rueda de prensa. «Hoy ha habido una muestra de madurez, de saber estar, con un mediocampo que juega muy bien cuando encontramos en la mediapunta a Orellana, que habilita muy bien nuestro ataque, que es muy rápido y muy incisivo», comentó tras vencer en Granada. «Creo que el gran paso lo hemos dado en madurez, en manejar los tiempos, en reconocer los partidos, en ver qué nos convenía…», dijo tras ganar al Espanyol con diez. Eduardo Berizzo ha trabajado tácticamente al equipo para que éste sea más competitivo cuando el partido no se mueva con la electricidad que él mismo desea, y lo cierto es que sus futbolistas están respondiendo con el convencimiento que muestran siempre.
Sin Augusto Fernández, el sistema queda bastante tocado.
Por todo ello, el balance en estos dos meses no sólo no ha sido del todo negativo (3 victorias, 1 empate y 3 derrotas), sino que hubiera podido ser muy positivo si al Celta no le hubiera surgido un nuevo problema. La baja de Augusto Fernández, que se notó incluso cuando todavía estaba sobre el campo, es un balazo a uno de los órganos más vitales del delicado sistema táctico del «Toto» Berizzo.
En el aspecto táctico, era el hombre que engarzaba las cuatro fases del juego exactamente como su técnico deseaba. Sacando el balón, creando con pelota, acudiendo a la presión o defendiendo en campo propio, Augusto se erigió en un elemento más que decisivo, básico. Además, en el plano emocional, por su capacidad para ser competitivo y transmitir con cada acción, el medio argentino fue convirtiéndose en el gran líder. En el hombre al que mirar y seguir. Sustituirle, por tanto, no es que no sea fácil, es que a priori es imposible. Ni futbolística ni anímicamente, el Celta de Berizzo cuenta con alguien como Augusto. De ahí que el reto del técnico argentino no sea tanto adaptarse, como sí volver a evolucionar.
jackbonaventura 8 enero, 2016
Gran análisis, Miguel
Los 3 puntos acertadísimos.
Es que lo de Iago Aspas es tal cual. Iago Aspas es, salvando las distancias, esa suerte de Nowitzki que te asegurará un mínimo de competitividad y te dará unos partidos que por otros medios no lograrás. En los tiempos más oscuros de Vigo es cuando más brilla el lucero del Aspa.
Y curiosamente, y aunque pueda sonar a una fácil contradicción con lo comentado arriba, uno de los botones a marcar por el Celta y que puede conllevar esperanza válida y real de puntos, es una mejora en la adaptación y activación de ese, a mi juicio, potente, inteligente y carismático delantero que es John Alberto Guidetti.