La noticia saltaba dos horas antes del pitido inicial: Leo Messi era baja para la semifinal por un cólico nefrítico. Su ausencia, sumada a la de Neymar, generó lógica inquietud en las filas azulgranas. El Barça de Luis Enrique, edificado sobre el desborde de sus extremos, afrontaría un duelo incómodo sin sus dos finalistas al Balón de Oro. La pesquisa la resolvió el “tercer hombre”, Luis Suárez, confirmando que hoy por hoy está por debajo de muy pocos jugadores en el mundo.
Suárez aprovechó el partido para dar aún más brillo a su nombre
Contado está. Sin Messi ni Neymar, el Barça anduvo corto de todo lo que aportan los genios del regate. El sólido 4-4-2 del Guangzhou Evergrande vivía pendiente de que entre líneas no se colase nadie. Partiendo esta vez desde la izquierda, Sergi Roberto tuvo mucha más dificultades para integrarse en el juego como hizo en el Bernabéu. En la frontal solo pudo recibir Suárez, que con su habilidad ratonera produjo faltas y rechaces. La otra vía de peligro la puso de nuevo un inspirado Andrés Iniesta, capaz de colar acciones distintas, como un pase excepcional para un mano a mano del revoltoso Munir.
Con todo, el Barça chocaba la mayoría de las veces contra el muro chino, liderado espectacularmente por Paulinho. Salvando las distancias, el brasileño nos recordó al futbolista que se comió a España en la final de la Confederaciones 2013. El ex de Corinthians robaba, tocaba y salía. Tras él surgía Goulart, lanzador de las dos o tres contras del Guangzhou en la primera parte. Al descanso ganaba el Barça por pura repetición de ataques y porque el fallo del humilde (portero) casi siempre aparece en partidos así.
Iniesta fue el soporte que necesitaba el Barcelona para ganar
Apenas habían transcurrido cinco minutos de la reanudación cuando los dos mejores futbolistas sobre el campo conectaron para crear una maravilla. Iniesta la colocó como hacen los buenos pasadores, pero la invención general fue de Suárez. El uruguayo tiró el enésimo apoyo en la corona del área. Tras esa acción, cualquier delantero consideraría finalizada su aportación a la jugada. Pero Suárez no. Suárez nunca desconecta, y esa es su calidad diferencial. Tras descargar a Iniesta, se coló entre los centrales, la bajó con el pecho y marcó. Poco después cerraría de penalti un hat-trick de alto contenido simbólico en ausencia de Messi y Neymar. Luis Suárez no mece el balón en su bota como Ney y Leo, pero es un futbolista del todo impresionante. 2015 ha confirmado todo que, en efecto, estábamos ante un monstruo.
@miguelstep 18 diciembre, 2015
Lo voy a decir siempre , Suárez es el mejor delantero de esta década, es un monstruo infravalorado totalmente, pero a mí me convenció que es el mejor 9 en esa fatal temporada con Liverpool (por el resbalón) , dónde casi nos da la Premier , menudo jugador Luisito , épico como su nacionalidad .