Aunque la España de Albert Celades y la Croacia de Nenad Gracan se comportaron como lo que son, es decir, dos selecciones Sub-21, lo que viene a significar que penden más de las individualidades que de los mecanismos colectivos, el nivel de los futbolistas presentes era tan descomunal que el encuentro que ambas disputaron ayer desbordó las ya de por sí altas expectativas creadas. Mismamente, la penúltima acción del choque, ya en el descuento, fue un disparo a la cruceta de Alen Halilovic, que arma la zurda con la facilidad del que siempre debe ser nombrado. De haber entrado, de haber sido gol(azo), Croacia hubiera empatado un partido que perdía 0-3 en el minuto 60 y en el que estaba en inferioridad numérica. Y ni esto hubiera sido injusto, ni tampoco lo era lo que había pasado antes.
El bético Ceballos dominó y desarboló a la Croacia de Gracan.
Dani Ceballos y Marco Asensio se exhibieronLa primera parte fue una exhibición asociativa por parte de España como sólo su escuela y la alemana son capaces de realizar en la actualidad. Los de Celades lograron desbordar constantemente a la selección croata sin necesitar de regates ni driblings, pues además en esta ocasión no los iba a encontrar por el desacierto de Gerard Deulofeu. Su arma para desarbolar a la zaga rival fue, en realidad, el concepto que más define y mejor emplea al fútbol español: «el toque y me muevo». Cuando se habla de la calidad asociativa de un futbolista nos solemos fijar en la recepción, la orientación, la reflexión y la variedad del golpeo. Los elementos activos, entre comillas. Pero lo que sucede antes y después de este proceso es, al final, lo que hace indefendible una cadena de pases.
Esos movimientos sin balón pero enfocados directamente al mismo son los que engrandecen el virtuosismo y la calidad de un pasador. Caso de Marco Asensio, que además es más que eso. Y caso también de Dani Ceballos, que ayer cuajó una media hora inicial idéntica a las que dejó en verano con la Sub-19 y que nos vuelve a insinuar que lo suyo, en el Betis, no es un problema de ritmo. Los dos se buscan, se encuentran y se entienden. Fruto de su habilidad pasadora, pero también de su brutal dinamismo. Ambos caen a diferentes zonas, trazan desmarques en todas las direcciones y dibujan ventajas para que la zurda de uno y la diestra del otro las ejecuten. Un proceder innato que, por ejemplo, Óliver Torres no atesora salvo en los metros finales. Cerca de la portería, toca y se mueve. En la base, toca y se queda. Espera el balón, no lo busca y sus recepciones no llegan a ser del todo limpias. Es el punto a mejorar del colchonero. Como para esta España Sub-21 lo es, a su vez, dormir los partidos sin ceder metros ni la posesión. Porque cuando lo hicieron, fruto también de la relajación, apareció Mateo Kovacic para recordarnos dos cosas. Una, que es buenísimo y que por eso no es un Sub-21, sino un internacional de absoluta élite. La otra, que cuando el fútbol español pierde el balón, pierde el control.
Brahm777 18 noviembre, 2015
Viendo el partido de ayer saque un par de conclusiones:
– Asensio es demasiado… No sólo por sus movimientos, sino por su buena elección en todas sus acciones. Parece que nunca se equivoca. Como siga así, creó que podría aportar casi desde ya en la absoluta. Hay poco jugador que siendo atacante (tan agresivo) junte tan bien en el mediocampo.
– Deulofeu tiene que seguir creciendo. No se puede enterrar a un chico de 21 años, pero con su potencial todavía debe crecer mucho.
– Ceballos. Aquí tengo dudas. Aparte de la media hora inicial, que más puede aportar Dani. No se. Le veo muy verde cuando el escenario no es el deseado por el.
– Williams. Este llegara lejos con la selección. Es como aire fresco para España. Como se mueve el cabron!!! Jaja. Francia 2016 puede ser real para el, si no se apaga por el camino. La profundidad que nos puede dar solo nos la ofrece Morata, y con matices.
– Y para el final… Kovacic. Es un crack. Estoy enamorado de el desde que lo vi en directo cuando tenía 18 años. Pocos jugadores me han dicho tanto en directo. Debe triunfar. Esperó que le dejen.