Cuando un jugador es diferente nos hace diferentes a los espectadores. Te pones a ver un partido y quieres luego hacer el amor, historia o una estantería. Llamas a tus padres, haces planes para mañana, tuppers para toda la semana, inventario, resumen, propósitos, méritos, promesas a uno mismo con la mano en tu pecho. Cuando un jugador es diferente nos cambia la vida aunque sea solo esa tarde. Nos hace gigantes, inmunes, guapitos. Recuerdo cuando era joven, salía por las noches en mi pueblo y grababa los partidos en VHS para verlos después, cuando regresaba de madrugada o al día siguiente. Era una liturgia, la última copa o la madrugada del domingo antes de volver a los libros de la rutina si esos partidos eran del Plus. Me gustaba grabar sobre todo al Dépor. Era mi debilidad y mi padre lo sabía. Por eso respetaba mis dos únicos mandamientos: que no me hiciera ningún comentario sobre el resultado y que me dijera si había jugado o no Djalminha. Si el brasileño no había jugado borraba el partido sin verlo sin contemplaciones ni remordimientos, así, como el que elimina un contacto del Messenger antiguo. Así de radical era y soy. Con Paulo Sergio Rosa Viola me había pasado algo parecido pero no llegó a tanto. Djalminha era el fútbol 3.0, antes que el 2.0 hubiera sido ni siquiera esbozado, pero muchas veces esos jugadores que te hacen ver partidos no tienen que ser los más exquisitos. Basta con que sean diferentes. Que nos hagan sentir vivos.
Deyverson es un 9 que brilla por contraste en este LevanteEl poeta recientemente fallecido Jesús Lizano decía que le gustaba las personas curvas, las ideas curvas y los caminos curvos. A mi me gustan los futbolistas curvos, los defensas curvos, los mediocentros curvos, los extremos izquierdos curvos y sobre todo los delanteros curvos, los que tienen ideas con efecto, los que transitan caminos sin atajos, los que comprenden que la línea recta es la distancia más cercana para aburrirse entre dos puntos. Deyverson es la forma más divertida de hacerse grande en tres puntos, en el último minuto, cuando todos los cuñados del mundo se van del campo para no pillar atasco. El remate contra Areola fue curvo y entro por una escuadra curva en un estadio curvo lleno de miedos curvos y, por lo tanto, con esperanzas curvas que dan la posibilidad de darle la vuelta a la situación, de girar en la rotonda, de hacer borrón y curva nueva. De la curvatura del círculo central, del semicírculo del área, del esférico redondo como un mundo curvo en un universo que da vueltas curvas sobre sí mismo. Las personas rectas tienen muy claro el camino para llegar y la manera más rápida de llegar hasta allí. Allí no le interesa a las personas curvas porque son más de aquí, de ahora y de siempre. Como Deyverson Brum Silva Acosta.
Deyverson no deja a nadie indiferentes. Y suma puntos.
Aquí hay que presionar la salida del contrario, aquí hay que felicitar al compañero, aquí hay que saltar aunque el balón vaya por el suelo. Aquí Deyverson ha venido para que la fuga de Alcaraz tengo un túnel que te lleve hasta la portería desde cualquier punto del planeta. Porque el mundo de los delanteros curvos no se limita al universo de goles, balones de cobre y botas de cobalto, ni a celebrar cada tanto como si fueras un cantautor protesta solo en una isla desierta de los demás: con la eterna soledad de los buscadores de oro. Los delanteros curvos de abrazos curvos y sonrisas curva con camisetas curvas que parecen que se las ha prestado su hermano mayor (el entusiasmo parece que se lo ha prestado su hermano pequeño), Deyverson parece un niño y presiona como un niño y mete la pierna como si fuera un niño. Porque la vida y el fútbol -y el carnaval, y el sexo, y las películas de terror y todo lo que realmente importa- son una eterna travesura, un millón de caramelos en la puerta de un recreo.
Como decía el poeta Jesús Lizano, hay que disfrutar de lo curvo, porque el amor es curvo, el vientre, las palabras, los pechos, los culos, la alegría, el mar, el amor, los amigos son curvos. La sonrisa de Deyverson si te fijas bien también es curva.
A Marcelo Con
jackbonaventura 17 octubre, 2015
Me descurvo ante la calidad de esta elucurvación, Lolo. Deyverson merecía esto. Justo esto. Ni más ni menos. Ni igual ni distinto. Esto.
Joder, si es que es un texto realmente deyverson.
"Te ha quedado muy deyverson el texto" ojalá se convierta en expresión popular por Ecos(curvos)delbalón