André Gomes es uno de esos futbolistas que hasta cuando se equivocan resultan sugerentes. La cabeza alta, el pecho erguido, las piernas finas y la camiseta una talla más grande de lo debido. Una figura grácil y esbelta que sin la pelota parecería anémica, inacabada e incompleta, pero que con ella se convierte en perfecta para el lucrativo arte del engaño. Porque de André Gomes te esperas un jugador pausado y meloso, con gusto por la postura y el regodeo, pero entonces se gira, te arranca, se marcha y te planta.
Sea como fuere, las primeras impresiones que transmitía el medio portugués en el Benfica daban pie a esa sensación inicial. André ocupaba laEn Benfica era otro jugador posición que Jorge Jesus siempre reserva al futbolista con más posibilidades de su plantel, caso de Pablo Aimar o de Enzo Pérez. Ésta podría definirse como la de un mediapunta atrasado, pues se dispone relativamente cerca del pivote y viene a mezclar las responsabilidades que tiene un centrocampista con los derechos de un trequartista. Parece incoherente e incompatible, pero incluso Pizzi podría dar buena fe de su éxito. El caso es que a André Gomes esto le superaba por completo. Era muy joven, estaba muy verde y le costaba mucho interpretar lo que le pedía su equipo en cada momento. Con y sin balón, como se pudo comprobar en la final de la Europa League. Verle pisar el cuero, orientarse con el cuerpo y tocarla de exterior era delicioso, pero su éxito no estaba asegurado.
En Valencia encontró su lugar y creció como jugador.
Con André todo encaja mejor en este ValenciaSin embargo, con sólo adelantar un poco su posición y no ser el principal gestor de juego del equipo, André Gomes ha logrado destaparse como un futbolista maravilloso al que, ni mucho menos, le falta poso competitivo. Simplemente, necesitaba alejarse del foco para brillar. Una virtud que en el interior izquierdo del Valencia, el perfil en el que los de Nuno pasan menos tiempo pero son más peligrosos, encaja como una tilde en una esdrújula. Desde ahí, día a día, sobre todo en las citas grandes, el luso ha demostrado que a su depurada técnica le podía sumar talento para leer el juego, personalidad para desahogar al equipo y calidad para resultar decisivo. Un compendio de facultades que se resume en una de las jugadas más típicas y positivas del proyecto Nuno: el Valencia sale con pausa, tras una serie de pases encuentra a Parejo, éste detiene la jugada en la derecha, junta a ambos equipos sobre dicho costado y, entonces, encuentra a André en una posición intermedia. Sin marca ni sistema defensivo delante, pues Piatti se ha llevado al lateral y Gayà fija al extremo rival, el portugués sólo debe encender su motor para recordarnos lo bueno que era Kaká.
Pero su impacto en el juego che, el cual sin ir más lejos se pudo ver ante el Zenit el pasado miércoles, va más allá de su calidad para desangrar a un contrario ya herido. Su figura, en realidad, es la pieza central de un puzzle que conecta a todas las demás de manera coral. Con él, Gayà puede sorprender más con sus llegadas, Parejo tiene una línea de pase casi permanente, Fuego no debe correr tanto porque el equipo finaliza más jugadas, Feghouli ataca el lado débil sin tantas atenciones y Negredo encuentra, por fin, un socio cercano con el que involucrarse en el juego. Con André Gomes, en definitiva, el Valencia es más Nuno… Y es mucho mejor.
Carlos 19 septiembre, 2015
"solo debe encender su motor para recordarnos lo bueno que era Kaká."
Y vaya que era bueno el brasileño^^