El crack tiene muchos trabajos. De lunes a viernes es un vendedor de ilusión. Un motivo de alegría y esperanza para el aficionado, que no deja de pensar en su equipo ni cuando duerme. El hincha sueña con su estrella, con los goles que hará y los partidos que ganará. El fin de semana es la hora del crack. Ahí su labor es clara: lograr la victoria para los suyos. Si no lo consigue, llegan las quejas de los de arriba, pero esto sucede la menor de las veces. El crack es crack por su fiabilidad. Un ejemplo es Aritz Aduriz.
Nada separa a Aduriz de la etiqueta de jugador 100% decisivo
Tres son los nombres que definen la posición de delantero centro en el Athletic en las últimas dos décadas. El primero es Ismael Urzáiz, dueño del puesto durante más de diez años y autor de 116 goles en Liga. El fútbol de Isma no tenía secretos: tanque de casi 1,90 dotado de un excelso remate de cabeza. En San Mamés obtuvo éxitos individuales (temporadas de 16 goles) y colectivos (el subcampeonato del 98) que le llevaron, por ejemplo, a ser el ariete titular de la Selección en la Euro 2000, compartiendo ataque con el mejor Raúl.
Urzáiz marcó una etapa en La Catedral. Y como sucede en no pocas ocasiones, la cantera se encargaría de nutrir al club del recambio ideal. Con su 1,95, Fernando LlorenteLlorente, de lo mejor en 2012 parecía obligado a clonar las características de su predecesor. Pero Fernando era distinto a Isma; menos aguerrido, más refinado y técnico y mucho más guapo. La madurez de Llorente se reunió con el Athletic más talentoso del S.XXI, dirigido por Marcelo Bielsa. Durante aquellos meses, quien escribe este artículo llegó a definir a Fernando Llorente como “uno de los mejores del mundo”. El tiempo quitó validez a la frase, pero en abril de 2012 la sentencia tenía más de certeza que de opinión. Al recuerdo de este bicho tuvo que enfrentarse Aduriz en su regreso a Bilbao. Hoy, septiembre de 2015, podemos decir que se ha impuesto por completo.
Aduriz carga tira del Athletic Club en lo deportivo y lo emocional
No son los 66 goles en tres temporadas. No es la brutal media de 0,5 tantos por partido. Ni siquiera haberle metido cuatro al Barcelona para conquistar un título. Lo elevó a Aduriz por encima de cualquier goleador reciente del Athletic es ese aroma de héroe irreductible capaz de sostener la fe del club. En Aritz no solo recayó el peso de sustituir a Llorente; lo hizo en una etapa de peligroso cambio, con las salidas progresivas de figuras como las de Javi Martínez, Ander Herrera, Bielsa o el propio Llorente. San Mamés pudo haber caído en la tristeza por un ciclo demasiado breve y no lo hizo, en gran medida, por Aduriz.
En lo deportivo, el donostiarra supone el gran motivo del Athletic para creer en cualquier escenario. Si el Athletic visita un Camp Nou palpitante, Aduriz se pega con la defensa y triunfa. Si te visita el Madrid en tu peor momento del año, será de nuevo Aduriz quien ponga a soñar a San Mamés. Eso sí, la llegada de Raúl García es desde ya un enorme alivio para Aritz. Con el navarro, Aduriz compartirá goles y partidos resueltos. Rodeado de Susaeta y De Marcos o con Eraso y Sabin Merino; la entrada de críos de la casa es posible porque está Aduriz. Muy pocos jugadores en Primera División son tan imprescindibles para los suyos. Lo dicho, Aduriz es un crack.
Peter Sword 23 septiembre, 2015
"De lunes a viernes es un vendedor de ilusión"
Gran frase, pero la verdad es que no sólo vende ilusión a su aficción, sino también a sí mismo. Con su edad es imposible atacar como ataca sin una gran dosis de confianza y fé, que vendrán alimentadas por esa ilusión que comentas.