Sevilla es orgullosa y diferente. Muestra de ello son sus bellos paisajes o el carácter altivo de su gente. Incluso podría decirse que su sol quema distinto al del resto de Andalucía. Sevilla degusta la grandeza y la exige para entregarse con pasión. En el Sevilla FC, fiel –que no único– representante del sentir de la ciudad, ha habido a lo largo de las últimas tres décadas un hombre encargado de conducir a los suyos al orgullo y la gloria: su delantero centro.
El delantero, más que un jugador para el Sevilla desde hace años
Podríamos decir que todo comenzó con Anton Polster. “Toni” era un ariete austriaco alto y robusto que se había hinchado a meter goles en su país. Metió tantos que en 1987 incluso ganó la Bota de Oro, algo que llamó la atención de la poderosísima liga italiana.Toni Polster, el primer nombre El Calcio (por entonces casi como la NBA del fútbol) no es que se le atragantase, pero de marcar en su tierra casi un gol por encuentro pasó a colar uno cada tres partidos. Eso hizo que el Torino aceptara traspasarlo a un Sevilla que vivía consolidado en la mitad de tabla de la liga española. Tras una primera temporada de adaptación, iba a ser en su segunda campaña cuando Polster la rompería del todo: 33 goles (récord del club) y un billete para Europa que no se lograba desde hacía siete años. Toni se marcharía de Nervión con una media anotadora superior a 0,5 tantos por partido, dígitos potentes que el sevillismo, sin embargo, no iba a extrañar por mucho tiempo. Al Sánchez Pizjuán llegaba Davor Suker.
Davor Suker era un atacante de clase mundial jugando en Sevilla
Si se elaborase un once histórico del Sevilla FC, Davor Suker tendría muchas papeletas para formar parte del mismo. El delantero croata hizo goles que también valieron plaza en Europa, pero su caso es distinto. Suker Davor Suker, un crack mundialera la joya de la entidad, un motivo para sentirse grande e ir al campo cada domingo. El aficionado sevillista era plenamente consciente de tener en Davor a un futbolista de clase mundial que, tarde o temprano, acabaría triunfando en un grande. Como rematador, Suker era casi infinito: pegaba bien las faltas, controlaba el balón de maravilla y era muy imaginativo. A nadie podía extrañar su química personal y futbolística con Maradona en la etapa de Diego en Sevilla. Davor era un artista de la definición, capaz de sorprender a los porteros con cualquier toque. Mención especial a sus vaselinas: eran inexplicables. Su marcha de Sevilla no sería tan dulce como la de su antecesor Polster; sin Davor, los andaluces bajarían a Segunda División.
Baptista hizo la transición hacia la edad de oro del Sevilla
El descenso trajo al Sevillla una refundación casi completa. El despilfarro de dinero (700 millones de pesetas por Bebeto, entre otras cosas) dio paso a una política de cantera y un control exhaustivo del gasto. Desde Brasil llegaba a buen precio un tal Julio Baptista, que venía para ser mediocentro y acabó marcando 38 goles en dos años. Julio fue el enlace entre los años malos y la edad de oro del sevillismo. Su traspaso al Real Madrid sirvió de sostén económico para afrontar dos contrataciones históricas: las de Luis Fabiano y Frederic Kanoute.
LuisFa y Kanoute, ¿la mejor delantera de la historia del club?
Antes de saltar a Europa, Luis Fabiano era estrella en Brasil. Tan estrella era que su figura llegó a provocar un cisma ni más ni menos que en la directiva FC Barcelona, que no se ponía de acuerdo en el nombre del delantero a fichar; unos querían a Samuel Eto’o y otros, a LuisFa. No obstante, su desembarco en el viejo continente no fue exitoso de primeras. Luis Fabiano decepcionó en el Oporto, lo que posibilitó su llegada a Sevilla. Algo similar sucedió con Kanoute, cuyo nivel en la Premier League no hacía presagiar lo que vendría luego.
La primera temporada de Kanoute y Luis Fabiano, si bien fue histórica en lo colectivo, no resultó espectacular. Ninguno sobrepasó los seis tantos en liga y a menudo alternaban presencia en el once con el argntino Javier Saviola. Cuando explotaron, eso sí, ya fue para siempre. Entre ambos dejaron más de 220 goles con la camiseta andaluza y el recuerdo de una pareja futbolística impresionante y complementaria. Kanoute era la elegancia, el juego entre líneas; la clase. Luis Fabiano era la agresividad, el desmarque y la profundidad. Unidos, quizás formaron la mejor delantera de la historia del club.
El éxito del Sevilla parece unido al de sus delanteros centro
La decadencia y posterior desaparición de la dupla ofensiva tuvo su consecuencia inmediata en los éxitos del club. El Sevilla se alejó de los títulos, aunque no por mucho tiempo. La secretaría técnica de Nervión estuvo hábil para montar un nuevo ciclo de éxito de la mano de Unai Emery. En él, la gran figura atacante iba a ser Carlos Bacca, un punta muy reconocido en la poco relevante liga belga. En cierto modo, el colombiano recordaba en sus movimientos a Luis Fabiano, con un toque añadido de velocidad y manejo del contragolpe. Sus conquistas nos son tan recientes que no necesitan ser recordadas: dos Europa Leagues y casi 50 goles en sus dos años en el Pizjuán, un currículum que ha acabado con Carlos en San Siro, previo pago de 30 millones de euros. Bacca supuso la confirmación de que toda gloria sevillista en las últimas décadas ha estado relacionada con un nombre rutilante en su ataque. El reto de mantener la excelencia recae ahora en los pies de Ciro Inmobile. Buona fortuna para él; el listón está alto.
danielgi610 4 agosto, 2015
De verdad es Ciro un futbolista tan limitado a un sólo contexto (el contragolpe), y de ser así, pues en teoría encajaría bien en el Sevilla desde un principio.
P.D. Que raro ver a un italiano de "nombre" en La Liga, y más si no se trata del Madrid, el Barca o el aleti