Pablo Aimar: fútbol y profecía | Ecos del Balón

Pablo Aimar: fútbol y profecía


«Y será entonces, en el espacio extendido entre la sierra de Cochinoca y el cabo San Pío de la isla Grande de Tierra del Fuego, cuando surgirá él, cual cometa presagiando la llegada de algo mayor. Menudo, ligero, de cabellera pintoresca, que la tocará con el pie derecho, como un ángel. Será amado. También por D10S, que entonces será niño, de regate incesante, imparable, y zurda ya inmortal. Generación tras generación, en el ciclo del fútbol.» (Anónimo).

En el año 74 del siglo XX, Ricardo Enrique Bochini se consolidó como estrella argentina y símbolo del fútbol que le gustaba a la gente. Maradona, embelesado por su juego, lo disfrutaba e imitaba mientras se acercaba a su sueño de ser profesional.

Más de dos décadas después, con la profecía olvidada, o mejor dicho, deteriorada por abuso, algo pasó en el estadio Monumental de Buenos Aires. Fue el aviso del segundo advenimiento, el de Lionel Messi, aunque en aquel instante, nadie se dio cuenta.

El Payaso y los Cuatro Fantásticos

Eran tiempos felices para River Plate. Acababa de ganar la Copa Libertadores frente al América de Cali de la mano del príncipe Enzo Francescoli. Hernán Crespo lo acompañaba en aquella punta de ataque, y el extraordinario Ariel Ortega los alimentaba desde la segunda línea, mientras que figuras de renombre internacional como Sorín, Almeyda, Celso Ayala o el «Mono» Burgos ponían cimientos a aquel equipo, uno de los últimos latinoamericanos que poco tuvieron que envidiar a las potencias de la vieja Europa. Luego se alzaría con el torneo Apertura de 1996, título que constaría en el Palmarés de todos estos jefes y de un pibe de 16 años al que se le permitió compartir una noche con ellos. Le apodaban «El Payaso».

El jugador favorito del Diego era una «gallina»El mote generaba conflicto. De hecho, el chico no lo aceptaba; aunque la verdad, su pinta esbozaba sonrisas. Su cabeza llena de rizos mantenía una proporción de dibujo animado con respecto al resto de su cuerpo, el lunar de su rostro resultaba simpático y encima parecía vestir tres tallas más de la que le convenía, provocando una imagen bombacha en consonancia con los pantalones de Aladdin o, efectivamente, con algunos payasos de circo. Además, el fútbol de Aimar era muy divertido. Basado en la pared, que tan como propia siente Argentina y todavía más la afición millonaria, salpicaba esos pases con eslaloms, giros y variados gestos técnicos llenos de engaño, a una velocidad perfecta en términos lúdicos, pues compaginaba la eficacia productiva con el agrado al ojo humano, que se daba cuenta de todo. Era un show involuntario. Maradona decía que nadie le llenaba como él.

Aimar sucedió al Burro tras cumplir la mayoríaOcurría que Aimar, inteligente, quería separarse de la etiqueta excéntrica que solía preceder a cada nuevo talento argentino, y era de justicia que así fuese. Desde que llegó a Primera, mostró una profesionalidad, una seriedad y un carácter que denotaban no sólo madurez, sino también una pasta especial, diferente. Y el mismo cariz le aplicaba a su fútbol. Pese a tratarse de un auténtico fenómeno técnico, capaz de obrar la filigrana más vistosa, Aimar jamás se perdió en el preciosismo. Era futbolista-futbolista, su obligación y deseo consistían en la victoria y el camino más corto hacia la misma era jugar bien, con equilibrio y respeto. Fue justo esta manera de afrontar su oficio lo que le facilitó cumplir la primera misión imposible que le fue encomendada: recoger el testigo del «Burrito» Ortega en el verano del 97, cuando éste, que quizá era el atacante más desequilibrante de Sudamérica, se mudó a Valencia para desgracia de Van Gaal y del Barcelona. Ariel faltó en casa cuatro cursos completos, en los que River, con Aimar llevando la «10», campeonó cuatro veces: en dos Aperturas y dos Clausuras.

La segunda mitad del año 2000 sería vivida con una intensidad bárbara por Aimar y la afición de River.

Sin embargo, los momentos más inolvidables se agolparon sin duda llegando al final, mediado el año 2000. El bombo de cuartos de final de la Copa Libertadores se mostró caprichoso y emparejó al River de Aimar y Saviola contra el Boca de Riquelme. La eliminatoria paralizó el planeta fútbol y puso a la Liga argentina en un lugar privilegiado. La ida se presentó con un despliegue de juego alegre y ofensivo made in River Plate, con Pablo tocando la pelota de modo compulsivo y el Conejo sembrando el pánico en la zaga bostera. Paulatinamente, el encuentro giró porque Riquelme era muy bueno, pero un heroico Yepes mantuvo el 2-1 que daba ventaja a los millonarios para visitar la Bombonera. Una vez allá, lo dicho: Riquelme era terrible. River poseía un ataque más eléctrico, rico y bonito, pero Juan Román dominó la noche hasta convertir en dolor humano la frustración deportiva. Boca la recuerda como una de sus más felices, y como la del retorno de Palermo, que reapareció, marcando el 3-0 definitivo, tras seis meses de lesión. Aimar sufrió muchísimo.

Y como por arte de magia y cura de balón, Ariel Ortega, quien había emigrado a Europa para que Aimar se erigiese como el gran líder, regresó al Monumental tras su díscola aventura transoceánica. Durante seis meses, ambos convivirían junto a Juan Pablo Ángel y el propio Javier Pedro Saviola, dando origen al eterno River Plate de los Cuatro Fantásticos, presentado en sociedad el 27 de agosto de aquel 2000, en un River 4-Rosario Central 1. Reviviendo tan solo el resumen de aquel choque, así como el timbre de voz usado por los locutores nacionales para expresar cómo jugaban, se comprende el brutal impacto cultural que imprimió aquel conjunto. Ángel fijando como delantero centro, Saviola picando a los espacios, Ortega burreándose a sus inferiores y Aimar uniendo a los tres cracks encadenaron exhibición tras exhibición. A base de toque y arte, borraron del corazón de River la pena por la caída ante Boca. Pero llegaría la primera despedida de Pablo Aimar. Era imposible retenerlo. El Valencia de Héctor Cúper, uno de los equipos TOP de la Champions League, había pagado por él 24 millones de €uros.

La Final de 2001 y el Valencia de Benítez

Pablo Aimar debutó como ché en un partido de Liga de Campeones contra el Manchester United. Sir Alex Ferguson y su histórico doble pivote, formado por Roy Keane y Paul Scholes, le dieron la bienvenida. Quien escribe este texto tenía entonces 12 años y nunca, nunca, olvidará la viva pasión que Michael Robinson y, sobre todo, Carlos Martínez transmitieron durante la emisión del choque en Canal Plus. Aimar completó una actuación absolutamente cautivadora. Enamoró a España en 45 minutos. Qué pedazo de mago, por favor.

Héctor Cúper, técnico de fama ultra defensiva ganada a pulso, representaba un caso curioso. Aunque el fútbol de sus equipos era sin duda conservador, sus alineaciones parecían súper ofensivas. Aquel día salió con Baraja (de pivote), Kily González (de interior izquierdo), Angulo (de interior derecho), Mendieta (de mediapunta), Aimar (de delantero) y Carew (de delantero) a la vez. Con dicha configuración, a Pablo le costó entrar en juego, sus apariciones fueron esporádicas. En el segundo periodo, Mendieta bajó al interior derecho, Angulo subió a la delantera y Aimar bajó a la mediapunta. Y comenzó la obra maestra. Mestalla había disfrutado (a cuenta-gotas, pero disfrutado) de la inagotable magia del Burrito Ortega hacía apenas un rato, pero el virtuosismo asociativo de ese Aimar, sus paredes y su pausa cabal… aquello era otra cosa. Sin demora, se convirtió en una estrella.

Aimar fue suplido en el minuto 45 de la FinalAquella misma temporada el Valencia volvería a jugar la Final del torneo máximo, doce meses después de la durísima derrota en París. Por desgracia, se ahogó en la orilla de nuevo. En esa ocasión, en la tanda de penaltis. El equipo estaba más preparado y compitió contra el Bayern de igual a igual, tanto con el plan A como con el plan B. El primero contaba con Aimar, de mediapunta, escoltado por el mediocentro Baraja y los interiores Mendieta y Kily. Pablo jugó bien, pero no estaba dominando el encuentro ni mucho menos, incluso le faltó un poco de presencia. Por eso, en el minuto 45, Cúper le quitó del campo y dio entrada a Albelda, transformando el 4-3-1-2 (rombo) en un 4-4-2 con doble pivote. La decisión no perjudicó demasiado, además Effenberg estaba disputando el mejor partido de su vida y había que intentar algo para reducirlo, pero como se perdió, aquello trajo cola. Se consideró la gota que colmó el vaso del conservadurismo de Cúper. Se marchó al Inter. Y a Mestalla, llegó Rafa Benítez.

Benítez cambió el 4-3-1-2 de Cúper (rombo y dos puntas) por un 4-2-3-1 (doble pivote y un punta), pero el Valencia fue más ofensivo.

Benítez supuso una cuasi-revolución. Y era lo mínimo. Mendieta se había marchado a la Lazio y, sin él, el sistema de Cúper no se sostenía. Entre todas las que tomó, sobresalieron dos decisiones que dieron forma al nuevo Valencia. La primera, apostar radicalmente por el doble pivote Albelda-Baraja, tan denostado hasta entonces. Como consecuencia, Rubén explotó hasta convertirse en uno de los centrocampistas más dictatoriales del circuito europeo. A menudo se le recuerda como un llegador, pero fue bastante más que eso. Baraja actuaba de auténtico cerebro, era capaz de articular una posesión y un ataque organizado muy versátil, y liberarle, descargarle de la obligación de guardarle la espalda al resto, fomentó su participación ofensiva. Y así, el Valencia ganó posesión. Eso sonaba a música para Aimar, pero quedaba un escollo para él. En pos de formar un doble pivote, una de las tres posiciones del ataque debía desaparecer: o se jugaba sin mediapunta, o se jugaba con un solo delantero. Pablo resultaba amenazado. Sus cifras goleadoras eran ínfimas, y el plantel ché no disponía de ningún killer capaz de soportar por sí mismo toda la carga anotadora. Pese a ello, Benítez confió en Aimar. Hubo de convivir con la falta de pegada, fue una limitación real e importante, pero compensó. El péndulo conformado por Baraja y Aimar, a pleno rendimiento, dominó la Liga. Puede decirse, así para empezar, que Rafa Benítez regaló a Europa al gran Aimar. Sucedió tal cual.

Aimar ocupaba todo el ancho del campoRevisitando los partidos del Valencia de las dos Ligas, lo que más asombra de Pablo Aimar, con suma diferencia, es la enorme cantidad de metros que abarcaba. A lo ancho del campo, cubría la práctica totalidad del terreno, iba de banda a banda, sin perder electricidad. Y ahí residía su faceta más condicionante. Estaba constantemente ofreciendo soluciones para avanzar con la posesión controlada; no se podía sujetar o marcar a un enganche que se movía tantísimo, y cuando manejaba la pelota, quitársela resultaba casi imposible. Tras ese punto, lo que tocase. No es nada habitual encontrar en un hombre un dominio tan perfecto tanto de la pared -primer toque- como de la pausa. Destrozaba defensas con la mezcla. Además, sus caídas a los costados permitieron a, sobre todo, Vicente y Angulo compensar su déficit goleador. La diagonal hacia el área se despejaba tras su desmarque. Ambas alas se hicieron de oro. Los conciertos de Aimar en esta época se contaron por docenas. Aquí uno de ellos.

Sin lugar para el debate, el ciclo de Benítez en Mestalla pasó a la historia por su firme seguridad defensiva. La zaga liderada por Cañizares y Ayala dio al proyecto una rocosidad y un cuidado por el detalle que derivó en títulos. Pero la creatividad impulsada por Aimar, a su vez impulsado por Baraja, anduvo cerca de sumar el mismo peso. Gracias a su pre-claridad atacante, un equipo sin mucha pegada, y que nunca arriesgaba más de lo prudente, ganaba partidos.

Aimar conquistó a Benítez desde la más fantástica excelencia. Sin ella, Rafa comenzó a ir a lo «seguro».

La relación exitosa que mantuviera Aimar con un técnico tan marcadamente europeo como el español, que encima es un reconocido obseso táctico, prueba la categoría competitiva del futbolista. Supo hacerse valer hasta para quien la palabra «equilibrio» atesora una importante carga de perfume erótico. Con su inteligencia, con su magnífica sencillez, convenció al más pragmático de los entrenadores de que apostase por el juego puro en la segunda demarcación más adelantada de su sistema, aunque la rentabilidad directa jamás fuera a superar la escasa cifra de 10 tantos. Dicho esto, el desgaste fue tremendo. Para justificar su titularidad, Aimar debía rayar la excelencia noche tras noche. Eso le hizo ver menos indiscutible de lo que en realidad fue, y con certeza, acortó la comodidad de la convivencia. En cuanto perdió frescura, Benítez empezó a dar cancha a goleadores más prolíficos o a centrocampistas de mayor impacto defensivo, según la necesidad. Y poco a poco, se apagó la llama más fogosa de El Payaso más serio, más constante. El de la credibilidad.

Aimar, prematuramente machacado a nivel físico, empezó su calvario con las lesiones y, para colmo, se topó con Ranieri, con quien no hizo buenas migas. Luego, de la mano de Quique Sánchez Flores, retomó un poco el vuelo, sin alcanzar el glorioso funcionamiento de antaño pero volviendo a marcar diferencias en la élite internacional. Tanto el Real Zaragoza como el SL Benfica gozaron de ese Aimar de los últimos años, menos activo, menos móvil, más irregular en sus apariciones, pero igualmente soberbio en la lectura de los tiempos y la dirección de los ataques. De hecho, Da Luz viviría un año de lo más seductor bajo su mando y manto, en la temporada 2009/10, regresando, posicionalmente, a los tiempos de Cúper, pero impregnando el sistema con un aroma muchísimo más creativo y liberal. García cerraba el rombo, Di María y Ramires activaban los costados y Cardozo y ¡Saviola! definían sus servicios. En última instancia, emigró a Malasia, buscando el tributo del exotismo, no sin después regresar a casa para decir adiós. Se le vio poco por el Monumental. Su cuerpo dijo basta. La carrera de un genio había finalizado. Para pena, incluso, del número 1.

En su honor, no olviden la profecía. El tercer D10S tampoco nacerá sin ayuda. Necesitará al nuevo Bochini, para que le inspire una vez más. Recordad: bajito, con melena singular y mucho fútbol. Diestro. Y argentino.


Comentarios (58)

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@ H_H

Este artículo nació con el análisis de Benítez. Me puse muy pesado con el equipo hablando de Aimar y Quintana me invitó a escribir de él. A partir de ahí vi River en sus, digamos, dos etapas. Y Cúper. Y todo lo demás. Y la verdad, fue un futbolista imperial. Imperial.
@ Marcel

¿Bochini y Aimar o Bochini y Messi?

Si te refieres a lo primero, coincido plenamente. De hecho, Aimar y Bochini se me parecen muchísimo más que Maradona y Messi.
Cuando he leido sobre el Valencia de Aimar me ha venido a la cabeza una imágen. Solía ir a San Mames a ver el Athletik - Valencia ya que mi primo era del Valencia y era como una cita obligada. No recuerdo cuantosaños tenía pero si que era muy pequeño cuando aquello. Y Aimar nos destrozó, creo recordar que perdimos 1-5. Y tuve que aguantar burlas de mi primo hasta muchos años después que gracias a una exhibición de Javi Martinez les devolvimos la humillación.
Lo de Riquelme y Aimar... pues sí, en general Riquelme lideró hazañas más importantes. Pero ojo. Quizá la respuesta más acertada no sea decir "Juan Román", sino decir "Depende".

¿Hubiera sido titular y básico Juan Román Riquelme en un equipo de Héctor Cúper o Rafa Benítez con la obligación de pelear por la Champions?

Aimar tenía algo, en términos competitivos, que Riquelme no tenía.
Gracias, Abel. Emocionante.
Qué lindo homenaje, Abel. Hace un tiempo posteó el bueno de David León un tuit que recordaba a los cuatro grandes mediapuntas -ó dieces, según se quiera- que tuvo el fútbol español durante un par de años: Ronaldinho, Zidane, Valerón y Aimar. El último quizás fuese el más pequeño de todos en cuanto a dimensión histórica, pero era mi preferido. Llegué a comprarme una camiseta del Valencia por su culpa, y yo soy bético desde que pienso. A mi era un futbolista que me transportaba como pocos. Con ese cuerpo de niño, esos controles impensables, esos piececillos que apenas se levantaban de la hierba, esa manera de desbordar, de escurrirse por donde no se podía... En fin, un gran amor xD

PD: A propósito, apostillo aquí un vídeo que me pongo de forma automática cada vez que leo el nombre de Pablo Aimar https://www.youtube.com/watch?v=io2FMwKEFk8 Buenos tiempos
Yo soy Riquelmista a tope, creo que de verdad ha sido el jugador que más me ha llenado, su pausa, su control, su capacidad de desequilibrio desde la tranquilidad, llevó a Boca a lo más grande y al Villarreal a unas semis de la Champions, tenía esa despreocupación por el estrellato que lo hacían especial, creo que es uno de los más grandes de la historia de Argentina, es más como 10 (quitando a Maradona) es el mejor de todos. Riquelme hubiese sido ideal para Cuper y Benitez, pero sobre todo con Cuper, en la final de Milán con Riquelme el Valencia gana aquella final, era ideal aquel Valencia para el juego de Riquelme. Con Benitez hubiese tenido más problemas pero también hubiera funcionado, y en actual Atlético hubiera sido la bomba. Cuando hablamos de Riquelme hablamos de un jugador ideal para equipos que buscan bajar las pulsaciones y enfriar al rival, en Europa ese fue su fallo, no saber elegir a un equipo de ese estilo...
Aimar en cambio es un jugador que no me llenó, era mágico, vertical, pero muy transparente, nunca lo vi realmente decisivo, tuvo momentos pero nunca constancia, pero también creo que como Riquelme que no supo elegir destino porque en el Villarreal de la época la hubiera roto o en el Barça de Guardiola (le pilló ya pasado de vueltas) hubiera sido decisivo, por su dinamismo, pero para mi Aimar fue un jugador menor, lo siento, no le tengo un buen recuerdo, para la magia que tuvo se quedó corto, también en la selección...
David, tú que has seguido muchísimo la trayectoria de la selección argentina, háblanos del paso de Aimar por la albiceleste y porqué nunca terminó de imponerse.
Confieso: Yo iba a la cancha. Pero no iba a ver a River. Iba a ver jugar a Aimar.
Genial artículo, Abel.
Me emocionaste, Abel. Gracias!
Maravilloso.
Siento poner la nota discordante, pero el final de la primera etapa de Aimar en River no fue tan idílico como se plantea en el texto. Los Cuatro Fantásticos perdieron el Apertura contra el Boca campeón del mundo en un final bastante surrealista, que lo único que hizo fue aumentar la ira de los hinchas millonarios, ya de por sí bastante enojados por lo que había sucedido en la Copa Libertadores.
@sgomezbenavente

De hecho, ese gol es del Preolímpico de Londrina, año 2000. Argentina llevó una especie de Dream Team con Riquelme, Saviola, Aimar, Cambiasso, Milito, Scaloni, Duscher, Cufre, Romeo, Placente, Bizarri... Un equipazo que no clasificó a Sidney. También creo que fue la única vez que Argentina vio a sus tres estrellas del cambio de milenio jugar juntos en el mismo equipo como titulares. El gol que enlazas es una buena muestra. El DT, por cierto, era Pékerman.
Muy buen artículo pero me acuerdo de aquel final que meciona Gastón. El campeón del Apertura 2000 fue Boca, no River. El partido con Huracán fue lo que no permitió que River fuera tricampeón de nuevo. River ganó el Clausura 2000 mientras Boca ganaba la Copa Libertadores casi al mismo tiempo a mitad de ese año. Capaz se confunde debido a que en Argentina no se usaba el año calendario para mencionar a los campeonatos sino la temporada. Los Aperturas terminaban en Diciembre y los Clausuras en Junio/Julio. Ahora que a River por fin le está yendo mejor que a Boca, son momentos que ningún hincha de River quiere recordar. Fueron momentos difíciles para la hinchada millonaria. No se si Messi recuerda tanto lo de Aimar en River, creo que cuando lo menciona se refiere más a lo que hizo en Valencia que para ese entonces Messi ya estaba en Barcelona.

Sin embargo, al menos nunca lo vi a Aimar siquiera cerca del nivel de Riquelme o Verón como para pretender que se ganara el puesto en la selección argentina. De hecho, del Valencia campeón '04 recuerdo a Mista y Vicente tener sus temporadas de ensueño y a Cañizares ganar el Zamora como en el campeón '02 que como han mencionado, el recuerdo de los mejores jugadores cae en Albelda, Baraja y esa muralla defensiva que tenían.

Riquelme y Aimar (junto a otros como Gaby Milito, un niño Saviola y Cambiasso) jugaron juntos en el sub 23 que quedó afuera de Sidney 2000 en un partido final increíble con Chile. Kundera, el gol del video no es del Preolímpico sino de un amistoso con Venezuela previo al torneo en la cancha de Ferro. Fue 6 a 1 y yo estuve en la cancha esa noche.
Referido a la Final de Champions en la que Aimar juega los primeros 45 minutos, creo recordar que había dudas en la previa acerca de quién sería titular, si Albelda o Aimar. Y recuerdo en los comentarios del partido, que tras ponerse el Valencia tan pronto por delante -y viendo el partido que estaba haciendo Pablo- el comentarista llegó a decir que Cúper se estaría arrepintiendo de haber puesto al jugador argentino (creo que jugó esa Champions con el "35"). Tras el descanso, hizo el cambio y Effenberg siguió haciendo de las suyas. No era Aimar o Albelda el caso, fue Stephan, que ese día estuvo espectacular.
Hola a todos ... Aimar fue un gran jugador al que como a muchos le faltó un escalón para estar entre los elegidos , no se decir muy bien cual, creo que 6 o 7 goles más por temporada habrían hecho de él algo demoledor , es decir darle a su juego un punto más de efectividad de cara al marco, porque Sres , este juego va de meter goles y si tu posición en el campo ronda siempre el área contraria con 5 goles por temporada vas corto ...
Me venia a la cabeza leyendo el artículo aquel mundial sub 20 de 1997 en Malasia con Pekerman a los mandos donde fueron campeones, la dupla Aimar-Riquelme, River vs Boca, a los mandos. Ya entonces se hablaba de generación de oro (con Cambiasso, Walter Samuel, Leo Franco...) aunque no llegaron a explotar en la selección, incluso con Pekerman en la absoluta no coincidian mucho en el campo.
Maravilloso artículo, Abel.
Excelente artículo, sin duda. Pero yo aón pondero más la calidad de Aimar. Y respecto a Riquelme, la gran diferencia es la velocidad. Argentina con Riquelme perdía siempre con Brasil y con los equipos europeos porque el 10 no llegaba. Con Aimar les habría ido mejor. En el Valencia no se puede dudar de su impoertancia, incluso en la segunda Liga en que desde marzo le atacó la pubalgia. Pablito sin lesiones, con un poco más de físico, habría sido Balón de Oro. Yo sigo creyendio que se le infravalora. No he visto a nadie con esa lectura del fútbol. Yesa alegría jugando.
Ah, la final de Milan: cuando vi salir al Valencia sin Aimar para empezar la segunda parte, comenté a mi vecino de localidad: "Se ha acabado, perdemos el partido". Porque, aún no jugando bien, era el único con capacidad para pensar el fútbol ofensivo y crearlo.
Recuerdo a alguien comentar "Cuando iba a Mestalla, oía la alineación del Valencia, y no estaba Aimar, me daba media vuelta y me volvía a casa". Era la decisión más inteligente
Hermoso! no tengo palabras, casi lloro. sinceramente como hincha de River, te lo digo!
Muchas gracias por el recibimiento del artículo, chicos. Y en especial a Gastón, César y demás amigos que avisasteis sobre la confusión. Gracias ;-)

Entrando en lo de Riquelme, Aimar y Europa, sinceramente disiento con la mayoría. Cuando leo vuestros comentarios sobre Aimar, me da la sensación de que estoy leyendo sobre un Özil que da menos asistencias que el alemán o incluso sobre un Götze. Me parece que se le quita muchísimo peso en el juego. Aimar era un futbolista muy, muy cerebral y muy, muy constante cuando estaba bien. Aimar era un jugador de 70 apariciones por partido muy fácilmente. ¿Que no tenía la capacidad para perder tiempo de Riquelme? La de Riquelme no, pero tenerla, tenía. Y tenía otras muchas cosas para Europa que Juan Román no. La principal: versatilidad. Aimar era perfectamente capaz de adaptarse a cualquier sistema europeo, tuviera ese equipo el balón o no, le diese el protagonismo o no. Necesitaba menos pelota y menos requisitos que Juan Román para sumar, y su fútbol sin balón -hablo de ataque- estaba muchísimo más desarrollado que el de Riquelme.

Juan Román jamás hubiera podido jugar para Guardiola, por ejemplo. Aimar estoy seguro de que sí. Y lo mismo digo sobre Mourinho, Van Gaal y resto de entrenadores que, más o menos ofensivos, más o menos "posesivos", practican juego de posición.

Riquelme necesitaba trasladar las condiciones del fútbol latinoamericano a Europa para desarrollar su mejor juego. Aimar en la Libertadores no dominaba como Riquelme -ni de cerca-, pero en Europa tenía menos limitaciones. Yo me imagino a Aimar perfectamente jugando donde hoy juega Iniesta, donde hoy juega Oscar, donde ayer jugaba Vidal, donde ayer jugaba Turan o donde hoy juega Thiago Alcántara, y con franqueza, jugando mejor de lo que hoy juegan esos cinco jugadores -solo dudo con Vidal-. A Riquelme, no. A Riquelme si acaso donde jugaba Vidal. En los otros casos... ni de manera remota.
Juan Carlos. Con Aimar a la selección argentina no le fue mejor con Brasil que lo que le fue con Riquelme. De hecho, los únicos partidos que la selección argentina gana a Brasil es ambas veces en el Monumental, con Bielsa haciendo ingresar a Gallardo (que hace uno de los goles) por justamente Aimar y con Pekerman en 2006 en el mejor partido que haya jugado Riquelme con la selección argentina. Noche que también pude estar presente en el estadio de River. Cuidado con lo que se afirma sin hacer la revisión histórica. Es este partido.
https://www.youtube.com/watch?v=xMi2T5Ki834
yo creo que Riquelme podría haber jugado tranquilamente para Guardiola y para la selección de Del Bosque, haciendo lo mismo que hizo Xavi. es claro que con Mourinho o Van Gaal no va, pero Xavi jugaría con Mourinho?
y que Argentina perdía siempre con los europeos con Riquelme... del mundial 2006 Argentina se va empatando con Alemania. empató en la primera ronda con Holanda y le hizo 6 a Serbia y Montenegro. perdió 3 a 2 un partido preparación con Inglaterra con Riquelme jugando un partidazo y Zanetti regalando dos goles en los últimos minutos, que de hecho le costaron al lateral quedar afuera del mundial
Aimar imponia su tecnica frente a cualquier rival
El futbol de riquelme era muy lento yo recuerdo al nejor aimar y ese era un mounstro en europa riquelme no peso contra alemania en 2006
@ Gustavo

"Xavi jugaría con Mourinho?"

Probablemente no antes de su explosión. Y posiblemente nunca hubiera explotado con él. Pero tras su explosión, seguro que sí. Con Mourinho y con cualquier entrenador.

Lo de Riquelme con Guardiola no lo veo de ninguna de las maneras. Futbolista tácticamente indisciplinado que tendía a acercarse a la pelota todo el tiempo, que sobaba el balón hasta límites insoportables para algunos europeos y de acciones súper lentas en general. Seguro que le gustaba mucho verle jugar, pero dudo mucho que quisiera entrenarlo.
Abel: Totalmente de acuerdo. De hecho, el Valencia de Benitez era uno de los equipos que peor se ajustaba a las condiciones de Aimar que pueda pensarse: fundamentado en una defensa férrea y no queriendo el balón. Aimar se impuso ahí por una sola razón: su tremenda calidad., porque juega -ay, lo que me cuesta poner "jugaba"- bien con cualquier táctica. Y, desde luego, a la selección argentina del primer Messi le habría ido mejor con Aimar: Leo tardó muchísimo en adapütarse; con Pablo, los pocos minutos que les pusieron juntos, se entendían de maravilla. Y en Alemania, con más Aimar habría ido mejor. ni que decir tiene en Sudáfrica. De hecho, la última jugada que hizo con la selección fue una asistencia genial contra Perú que abrió un partido cerradísimo. Ah, y la final que perdió Argentina con Brasil en la Copa América de 2007. A eso me refiero cuando digo que la velocidad de Aimar frente a la exasperante lentitud de Riquelme le habría hecho a Argentina ser mejor. Reconociendo, obviamente, la calidad de Román. Por cierto, en 2002 empezó Verón y acabó Aimar en un equipo que no funcionó, pero en el que Pablo fue el mejor. Se ganó la fama de ser el mejor futbolista argentino en ese momento. Estaba en el Valencia donde nunca pudo jugar en su posición natural, sino como mucho de mediapunta. Claro, tampoco había delanteros con los que "enganchar".
La calidad de Aimar no siempre se ve porque juega para el equipo, nunca se ha recreado en lucimiento personal. Sólo que con él, que no marca, los delanteros se convierten en máximos goleadores.
no creo que jugase seguro con Mourinho, pero veo que no tiene sentido discutir esto. yo estoy seguro de que Riquelme es mucho más jugador que Xavi. tácticamente entiende todo lo que pasa en una cancha de fútbol. decir que se acercaba a la pelota todo el tiempo es haber visto poco a Riquelme, en verdad. no veo nada de lo que hizo Xavi desde su explosión, bien entrada su veintena, que no podría haber hecho Riquelme con 5 años encima en Barcelona. pero veo muy difícil, por no decir imposible, que en su plenitud Xavi pudiera ganar una Libertadores solo.

pero es difícil medir todo con la vara del Barcelona de Messi. hay gente que metida en eso puede decir que Busquets es el mejor mediocentro de los últimos 10 años.
Quizás el problema de Aimar fue que sus condiciones técnicas generaban unas expectativas de determinación a las que, como señala David, no pudo responder. En esa línea, se puede comparar con la inmensa (y merecida) consideración que tiene Iniesta, otro futbolista poco determinante en la estadística individual y nula contribución defensiva, pero que tuvo la suerte de ser en sus mejores años la tercera espada de su equipo, cuando en cualquier otro habría sido el mejor. Que su mejor nivel fue superior al de Aimar es indiscutible, pero si Aimar hubiese podido jugar sin la exigencia constante de ser el mejor probablemente su rendimiento habría sido aún más alto, mientras que Iniesta quizás se hubiera resentido de jugar bajo ese grado de exigencia.

En cualquier caso, Iniesta me parece una referencia mucho más útil que Messi para hablar de Aimar, que fue mucho más centrocampista, y seguramente podría haber sido un gran interior, como tanto mediapunta reconvertido de hoy.

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