Ni siquiera la pelota parada, tomada como la acción de mayor potencial para cerrar el partido desde ambos banquillos, pudo marcar la diferencia, pues hasta en esa suerte charrúas y guaraníes empataron. Cuando dos equipos se asemejan en mentalidad, planteamientos y la necesidad de victoria no es del todo indiscutible por el momento del torneo, suele ser la calidad individual quien decide. Sin grandes diferencias en esa última instancia, el choque lo ganó el espejo.
Es recurrente argumentar que equipos de marcada vocación defensiva tienen problemas para proponer cuando enfrentan un rival de nivel y forma parecidos. En los caso de Uruguay y Paraguay no es Ni improvisación ni regate: 1-1un problema -este es más para el espectador-, pues su convicción y claridad de su plan no se ven afectados por ausencia de oportunidades de gol o de continuos errores: ni se angustian ni se abren con el pasar de los minutos. Es complicado ver contragolpes y sí mucho centro al área desde todas posiciones; una zona del campo que celestes y rojiblancos defienden con pasión. Un manantial de fútbol no se vio.
Maxi Pereira fue lo poco productivo de la primera parte
Quizás la mayor diferencia entre ambos es la velocidad de sus hombres cuando recuperan la pelota y buscan los espacios: ahí los de Tabárez, aún sin Luiz Suárez, son un poco más, tanto en la media como en la punta. Paraguay no tiene especialistas en el sprint. Como en el césped no hubo rastro de un regate que precipitara alguna superioridad ni grandes pasadores, las piernas de Cavani o Rolan cobraban mayor relevancia. Para ello, Paraguay mantuvo siempre siete jugadores por detrás de la pelota. Ortigoza y Molinas no nacieron con el don de la explosividad física, así que resguardarlos es la mejor opción. Fue la banda de Edgar Benítez, intermitente en su sacrificio en la medular, por donde Carlos Sánchez y Maxi Pereira lograban profundizar. Al menos la pelota sentía un poco de vértigo con el benfiquista llegando. Hasta el descanso, dos goles a balón parado.
En la reanudación sí que se remarcó más el papel protagonista uruguayo. Paraguay fue cediendo cada vez más metros. Ramón Díaz se vio obligado a ingresar en el campo a Derlis y Santa Cruz, pero su equipo ya había aceptado cualquier intento de disputa en medio campo. Lo entregó por completo a cambio de retrasar sus volantes hasta el lateral y acumular gente en el área. Uruguay, falto siempre de creatividad para el regate o la pausa, llamó a Stuani primero y al Cebolla después. Nada de verso. Ni Lodeiro ni De Arrascaeta. No peligraba su arco, fundamental para Tabárez. Pasaron los dos.
hola · hace 513 semanas
@migquintana · hace 513 semanas
@hola
Sobre todo con el poquito gol que tiene Uruguay. Rolan me esta pareciendo muy útil y se le ve potencial, pero asusta poquísimo para ser delantero de la Celeste.
McGovern2011 · hace 513 semanas
@Javi15195 · hace 513 semanas
hola · hace 513 semanas
No creo que aportara muchos goles,pero mas creatividad y claridad al ataque uruguayo si que le daria el joven de Arrascaeta.
sobris · hace 513 semanas
@migquintana · hace 513 semanas
Claro, claro. Contribuiría a mejorar el ataque uruguayo, lo que indirectamente debería deparar en ocasiones para Edinson Cavani, que no sabría decir si ha tenido más de una o dos a lo largo de toda la Copa América. Rolan me parece demasiado plano. Un poco como Cavani. Falta ahí "Forlán", ya que no tienes al mejor.
@McGovern2011
Iba a comentar justamente que, aun sin alcanzar su techo, esta Paraguay demuestra una sensación de consistencia bastante parecida a la de 2010-2011. O, al menos, parecida. Porque me parecía que ese equipo estaba más rodado y funcionaba mejor colectivamente con balón.
@sobris
Uno de los mejores futbolistas de esa Uruguay subcampeona del mundo Sub-20 que eliminó a España por el camino. Un delantero diferente. Con chispazos de genialdiad y bastante fútbol en sus botas. Mira.