En 2012, Argentina gozaba del segundo mejor contragolpe del mundo. El funcionamiento del mismo era simple: Gago, Mascherano o quien fuese recuperaba el balón cerca de su portería y se lo daba rápido a Di María o Messi. La dupla rosarina era la clave. Ellos eliminaban rivales, conducían la bola a toda velocidad y la entregaban en bandeja a Higuaín o Agüero, los dos puntas encargados de desmarcarse. Así, la albiceleste batiría a Brasil, Uruguay, Alemania o Chile; Messi igualaba el récord de goles en un año natural de Batistuta y la Argentina renacía.
Hoy, Gerardo Martino pretende romper con la herencia recibida.
Di María es el reflejo táctico del cambio de estilo del Tata Martino
Di María era todo para Sabella. Su as en la manga, su seguro de vida. “Quisiera tener dos como él”, solía decir. Su valor táctico ya quedó explicado en su momento. Resumido, Ángel corría hasta el desmayo para hacer viable la presencia de tres delanteros. Eso sin la pelota. Con ella, al no haber centrocampistas creativos, la labor de ayudar a Messi a generar cosas recaía en el Fideo. Cuando había espacios para cabalgar (que era casi siempre) todo iba perfecto. En ausencia de los mismos sí surgían problemitas. Como interior, la naturaleza “loca” de Di María conllevaba riesgos de sobra conocidos: regates en zonas inadecuadas, precipitación, malos pases y escasa paciencia.
En otras palabras: Di María era el fiel reflejo del proyecto Sabella, el espejo de su voluntad futbolística. Angelito debía provocar un tránsito permanente cerca de Leo. El Tata busca huir de esto.
Martino no quiere que Di María confunda la idea de su Argentina
Hoy el nombre de moda es Pastore. El futbolista del PSG no es ni mucho menos un gestor de juego (tarea que en su club recae sobre todo en Verratti) pero sí tiene virtudes relacionadas con la construcción. Su gambeta, por ejemplo, tiende a ordenar los ataques. Detrás de un regate de Pastore no suele llegar la asistencia definitiva (estilo Di Ma), sino que es el nexo hacia ese pase de gol. Nadie expresa mejor que él las diferencias entre el presente ciclo y el de un Sabella que ni lo llamó para el Mundial. Nada más aterrizar, Tata depositó en Pastore el rol que antes tenía Di María: ser la pared para Leo, su compañero de fatigas. Con más pases y menos vértigo, claro.
Aunque se adapta a cualquier cosa, Di María ya no disfruta tanto
¿Y Di María? ¿Qué es para Martino y su Argentina? Por puro nivel individual, Ángel sigue siendo importantísimo, capital, si bien su jerarquía ha bajado. Ahora juega mucho más por fuera, pegado a la banda izquierda. Una zona que el Fideo dominó en el pasado pero que actualmente le hace sufrir un poco. A nadie escapa que el ex madridista anda lejos de la forma física de 2014, cuando parecía un futbolista incansable. Regatear hacia línea de fondo requiere un puntito de explosividad que apenas sí mostró ante Jamaica. Y como el centro ya está ocupado por Pastore, Di María ve reducidas las visitas a su amigo Lionel. Solo la presencia de Biglia le saca una sonrisa completa: con el medio de la Lazio, Ángel corre mucho menos hacia su portería.
Dicho esto, más que la posición sobre el campo, lo que incomoda a Di María es la ausencia de metros para correr. Lo que antaño era un conjunto hecho para la contra, hoy es un equipo que acumula hombres en terreno rival, con un 70% de posesión y casi 2000 pases en la Copa América. No hay huecos y gente como Agüero (a pesar de sus goles) sufre los rigores de la falta de espacios. Incluso Pastore, el beneficiado del nuevo modelo, acaba agotado mentalmente los partidos. El ritmo argentino cansa a quienes lo ejecutan pero Martino, por ahora, lo tiene claro: en la dieta del Flaco no caben los fideos.
javimgol 26 junio, 2015
Este Colombia-Argentina en una eliminatoria mata-mata es el primer gran partido de la Copa. Y hay que decir que de momento ambas selecciones nos han defraudado. Argentina parecía la gran favorita del torneo por Messi, y si bien ha alcanzado un nivel que solo ha igualado o superado Chile, está lejos de ser una dominante. Colombia estaba en el segundo escalón de favoritos y su Copa hasta ahora ha sido pésima, clasificándose para cuartos casi de milagro tras dos partidos muy flojos.
Lo curioso es que el mejor partido de Colombia (realmente el único buen partido) ha sido ante el rival más duro. Quizás a los jugadores colombianos, todos estrellas en Europa, les motive más jugar contra otras estrellas que contra selecciones de un perfil más bajo.
Por parte de Argentina, lo que todo sabemos. Martino no puede lograr lo que nadie ha logrado antes: que Messi brille como en Europa, construir una fase de ataque posicional sólida y dar cabida de manera eficiente a todo su potencial ofensivo. Pero con la calidad que tiene arriba y lo correctas que están siendo sus piezas atrás, sigue pareciendo de un nivel superior.