Desde que naciera y se criara en el Barrio de las Flores, una zona de la periferia coruñesa que se planificó con muy buenas intenciones pero cuya ejecución final fue horrible, Lucas Pérez ha aprendido a crecer, proyectarse y evolucionar sin que su entorno o contexto le cohibiera. Sin que fuera determinante. Seguro que las experiencias que conlleva formarse en las calles de un barrio deprimido y con problemas de delincuencia le debieron marcar, pero nunca se quedó atado a ellas. Jamás le esclavizaron.
Su trayectoria le llevó primero a Ucrania y luego a Grecia.
Tampoco lo hicieron las vicisitudes de su carrera, la cual sería más exótica de lo que había planeado. Lucas sabía que para cumplir su sueño, que no era otro que jugar en Primera con la misma camiseta blanquiazul con las que disputaba las pachangas de su barrio, debería tomar un camino menos directo del que, por ejemplo, luego seguiría Insua. En su época no existía Abegondo, el Dépor no tenía sistema de fútbol base al uso y la mayoría de talentos que iban despuntando se veían obligados a salir de Coruña. Así sucedió con Mosquera (Madrid), con Toni Rodríguez (Barcelona) y, por supuesto, con Lucas Pérez. Al menos ellos antes de partir habían ido con el Dépor a Brunete, pensaría él. Sea como fuere, tras pasar por varios clubes de su ciudad, Lucas viajaría primero a Euskadi (Deportivo Alavés), después a Madrid (Atlético C, Rayo B y Rayo Vallecano) y finalmente a Ucrania (Karpaty Lviv y Dynamo de Kiev), donde su carrera lograría despegar tras demasiados años de tensa calma.
En el PAOK de Salónica brilló con su energíaCuesta imaginar que el anhelo de un niño coruñés tenga que hacer escala en una ciudad perdida en la que juega un equipo desconocido, por más que Lviv sea más grande que Coruña y el Karpaty un equipo con un paso reciente por Europa, pero realmente así debió ser. Su posterior y desagradable experiencia en Kiev no iba a poder empañar lo que había sido un paso muy positivo por la liga ucraniana, la cual abandonaría para confirmarse en el PAOK de Salónica como un futbolista desequilibrante por su velocidad, su energía, su regate y su determinación. En la Super Liga sobresalía por pura técnica, como la mayoría de españoles que están jugando en Grecia, pero lo que le hizo destacar de verdad fue su voracidad. Cogía el balón, fintaba al rival, arrancaba… y hasta donde llegase.
En Coruña ha sido todo lo que no es el Deportivo.
Y hasta donde llegó fue a su querida portería de Maratón.
En A Coruña se encontró de nuevo un contexto adverso, que de haber dudado le hubiera podido atrapado y devorar sin compasión. Porque el Deportivo en esta temporada 14/15 ha sido un equipo horizontal, que tiene facilidad para tener el balón pero que es incapaz de generar peligro. Los José Rodríguez, Ivan Cavaleiro, Oriol Riera, Hélder Postiga, Isaac Cuenca, Juanfran y compañía saben tenerla, saben tocarla y saben jugarla, pero con ellos el Dépor es como si«bailase con su hermana», que diría Maradona. Un mal al que Lucas escapó desde su esperado debut, pues si él baila no es precisamente con su hermana. Aquel día marcó a un vigués, celebró con su grada y se presentó ante Víctor Fernández como todo lo que no era su propio equipo: vertical, pillo, peligroso y vehemente.
Además de brillar de forma individual por ser diferente, de la misma manera que lo hace una morena en Finlandia, Lucas Pérez ha conseguido aliviar muchos de las carencias del Deportivo. Cuando juega por detrás del punta, estira al equipo y carga al área con decisión. Cuando lo hace en un costado, aporta desborde en 3/4 y profundidad exterior. El problema con el que se han topado los Víctor es que Lucas no tiene un gemelo y, colectivamente, el Dépor no ha sabido avivar la llama que ha ido prendiendo su insurgente número siete. Por eso su propuesta solía parecer interesante, pero al final siempre se le quedaba corta y nunca terminó de explotar.
Esta noche el Deportivo se la juega ante el Levante.
Esta noche al Deportivo de la Coruña le toca «masticar arena», algo para lo que Fabricio, Laure y Manuel Pablo están preparados. Pero con el empate no basta y ahí llega el problema ¿Cómo puede marcar gol ante la defensa de cinco de Lucas Alcaraz teniendo a un único jugador con peligro real? Entre las calles del Barrio de las Flores y el césped del Lviv Arena se encuentra la única respuesta posible: «Como si marca Fabricio. El gol de Lopo fue el de todos, y el que nos dé los tres puntos contra el Levante también lo será».
hola 17 mayo, 2015
Que "divertido" va a estar esa lucha por el descenso en estas ultimas dos jornadas.
Lucas Perez, uno de los jugadores de los que se tiene que agarrar el Depor para mantenerse en Primera.