Como dos adolescentes enamorados al calor de una noctámbula y furtiva llamada telefónica, Napoli y Dnipro se devolvían el balón en pelotazos una y otra vez. Cuelga tú, y Douglas rechazaba como paredón; No, cuelga tú, y lo mismo hacían Britos y Albiol del otro lado. En la banda estaban los padres, implorando a gritos al otro lado de la puerta que sus vástagos colgaran. Benítez, más romanticón, le pedía a los suyos que distrajeran un poco antes de dar por terminada la llamada y por eso a veces Jorginho se la pasaba a Insigne y no la enviaba lejos para Callejón. Markevych no quería saber nada: patapúm pa’ arriba que estas no son horas. Al final nada pasaba.
En la segunda mitad, el Dnipro dejó solo al equipo celeste, bocina abierta y acurrucada entre almohadones llamados Douglas y Boyko. Fue un monólogo del Napoli, que acorraló a los ucranianos con un Hamsik demoledor y un Higuaín participativo, pero poco fino, fallando jugadas clamorosas con todas las ventajas por delante. En algún momento la llamada se cortó, el Dnipro volvió a marcar y marcó para el delirio que prolongó la serie. Amor adolescente entre dos equipos que adolecieron de fútbol para imponerse con fuerza a su rival. Amor adolescente entre futbolistas a los que se les notó la Europa League. Por cierto, para amor adolescente… cuando la toca Konoplyanka.
sobris 8 mayo, 2015
creeis que cualquiera de los dos es rival para el sevilla? En mi opinión no aunque en el fútbol todo puede pasar, un sevilla dnipro no estaría mal.