El modelo a seguir era Arouna Koné. Su aportación fue una mezcla impecable de profundidad y apoyos, sostenía las salidas de su equipo y discriminaba con sentido cuando sacarlas adelante por sí mismo y cuando pararse un momento para juntar a sus compañeros. Fue ideal, el nueve perfecto para un equipo como el Levante, tan convencido de su modelo de juego defensivo. Un equipo tan poderoso en el repliegue se siente cómodo sin el balón, requiere menos aire que los demás, pero también necesita respirar, y ahí es donde entraba en juego la autosuficiencia del delantero africano. Arouna Koné no sólo rompía el ritmo del asedio rival, también ofrecía algunas fases de balón a su equipo y llevaba verdadero peligro a la portería contraria.
El papel del punta es fundamental en el juego del Levante UD.
Pero Arouna Koné fue una aguja en un pajar. Aunque el pajar sea el Levante, tan dado a reivindicar nueves muy productivos. Por entonces el equipo granota venía de Felipe Caicedo, que no era Arouna Koné pero dio mucho a su manera. El ecuatoriano también garantizaba goles, salidas y continuidad a su equipo desde un ejercicio de juego directo de corte más clásico. En una etapa más reciente se destacó Obafemi Martins, de quien se esperaba, en esencia, una velocidad decisiva para atacar con espacios. Parecía una fórmula incompleta que debía redondearse con el oficio de Theofanis Gekas, pero la leyenda griega no cuajó en el Ciutat de València. A la postre, no obstante, el punta nigeriano mostró más virtudes de las esperadas con el balón en los pies y de esta forma se mantuvo fiel al legado de los anteriores nueves levantinos, una dinastía exigente que reclama a sus descendientes una aportación muy completa al juego del equipo. Ya un poco más tarde, David Barral no parecía el hombre más adecuado para sostener tan selecta tradición.
El delanteroDavid Barral es muy intenso isleño siempre ha sido reconocido por su entrega sobre el terreno de juego. Que es decirlo todo y no decir nada si no se pondera esa activación en términos estrictamente futbolísticos. La estética de su juego intenso y acelerado remite a épocas pasadas del fútbol español, cuando el gusto por la pausa y el toque asociativo ocupaba espacios independientes en el si de una escena comercial de corte mucho más bravío. La garra vendía, sobre todo tiempo atrás. Pero hoy genera, ante todo, cierta desconfianza, la misma que ha ido acompañando la carrera de un delantero que siempre fue algo mejor de lo que parecía pero nunca se había reivindicado tanto como en la segunda mitad de esta temporada. El caso es que David Barral, mención especial Panenka al Mejor Tweet del Año en 2015, es algo más que una cara bonita.
Barral aporta más continuidad de la esperada y, sobre todo, gol.
El ya máximo goleador histórico del Levante en Primera no es particularmente rápido, no absorbe demasiado balón ni orquesta grandes transiciones por si mismo. Pero algo tiene de todo esto. A la enorme intensidad en todas las fases del juego David Barral ha sumado rasgos afines a las necesidades del Levante. Sin ser un verdadero especialista en la materia su aportación en los apoyos rápidos y la recepción de juego directo ha superado las expectativas depositadas en un delantero del que sí se esperaban, y así las ha ofrecido, muchas carreras al espacio. Punta de lanza del equipo en todo momento, su rendimiento ha mejorado con la consolidación de un acompañante más fijo en la delantera. Con Víctor Casadesús o Kalu Uche fijando a los centrales la hiperactividad del atacante andaluz ha devenido mucho más peligrosa al combinarse con una renovada sensibilidad en la definición. El Levante llega pocas veces y con muy poca gente, pero lo hace entonando una canción: “Dásela a Barral, dásela a Barral que mete gol…”.
@DomingoPrez 16 mayo, 2015
Menos mal que se pierde el partido de mañana por sanción. Espero que Sídnei y Lopo puedan atar a Víctor y Uche, que en las últimas jornadas también han marcado (en especial Casadesús).
De todas formas, la zaga del Dépor es otra con Manuel Pablo. No pude ver el partido contra el Athletic, pero a sus casi 40 años es que no desentona en absoluto.
De los hombres de arriba, ¿quiénes serían los blanquiazules más peligrosos para dañar a la zaga de Lucas Alcaraz?