En noviembre de 2011, en pleno apogeo de la carrera de Messi, decía Caparrós que el único futbolista del mundo que hacía cosas parecidas a las del argentino era Reyes. Para ser más exactos, presentó la idea al revés. “Lo que hace Messi sólo se lo he visto a Reyes”, apuntó. Y lo cierto es que es verdad. Si al principio de sus trayectorias los dos destacaron por una conducción en velocidad contra la que apenas Robben podía competir, la pérdida de rapidez en ambos latinos les ha hecho evolucionar también de la misma manera.
Quique supo ver su futuroDesde que Quique Sánchez Flores afianzase sus dominios en la banda derecha durante su cesión al Benfica -tanto Wenger como Capello lo habían utilizado en la misma pero sin tanta continuidad-, José Antonio fue creciendo paulatinamente en el aspecto pasador hasta que su faceta asociativa suplió al regate como su don estelar. En su etapa rojiblanca, en la que también con Quique Flores en el banquillo acabó levantando la UEFA Europa League, su misión principal ya no se relacionó con el desborde, sino con lanzar contragolpes hacia Forlán y el Kun Agüero.
104 veces tocó la pelota Reyes. Como un director de juego puro.
En este Sevilla 2015 que juega tan bien con Vitolo y Vidal y que mira al rostro de casi cualquiera cuando el utrerano entra por uno de los dos, José Antonio continúa basándose en el toque de su zurda pero no enfocándola a los contraataques. En efecto, sus lanzamientos siguen originando transiciones nítidas y vertiginosas, ahí está el 2-2 frente al líder de España del sábado pasado, pero Reyes va un paso más allá. En estos momentos, lo que está haciendo es crear. Parte del secreto de este Sevilla actual, serio candidato a equipo más competitivo jamás creado por Unai, reside en el tercer párrafo de «El Barça de Luis Enrique a 18-03-15″. Su rosca es la batuta del ataque. Y de la defensa.
Tras 45 minutos en los que Garay demostró que, salvando las importantes distancias, es el central contemporáneo que más se parece a Piqué, Emery introdujo a M´Bia y Denis Suárez y, sujetados por un Krychowiak imperial, pidió a toda su batería de jugadores creativos que buscasen superioridades por fuera. Incluso Banega caía con constancia a zona de extremo derecho para desarbolar a la defensa de André Villas Boas. Brilló el colectivo y cada individualidad, empezando por el propio Denis, o Trémoulinas, sin olvidar a un Aleix Vidal imparable; mientras los pases del liberado Reyes, que ejercía prácticamente de falso interior, ordenaban cada acometida. Como Leo.
LR. 17 abril, 2015
Coincido con tu lectura Abel.
Me dejó loco ver a Reyes bajando a buscar balones y eligiendo opciones de pase delante de él, en algunos casos muy lejos de él. Pero qué zurda, por Dios.
Y Krychowiak. Vaya futbolista.