Nacido en la primavera de 1990, Fabian Giefer es uno de los muchos porteros con potencial que ha venido sacando el fútbol alemán en los últimos tiempos. En cambio, la historia de su aún corta carrera no le tiene a él mismo como protagonista. Suena paradójico, suena hasta imposible, pero el fútbol es así. Para que uno gane, otro debe perder. Y, en el caso de Giefer, para que alguien recibiese la oportunidad de su vida él debía perderla antes.
Las lesiones marcaron el cruel destino de Fabian Giefer.
Julio de 2011, Leverkusen. Una nueva lesión de rodilla obliga a parar a René Adler, el sobrio y seguro portero titular del Bayer. Esta vez, su paso por el quirófano no le iba a hacer perderse una cita tan importante como el Mundial de Sudáfrica e incluso se especulaba que, con algo de suerte, cumpliendo las previsiones más optimistas, podría estar listo para el inicio de la Bundesliga 11/12. Pero nada más lejos de la realidad. La recuperación fue muy lenta, su rodilla no respondió bien y los plazos se ampliaron unos cuantos meses.
Su suplente, Fabian Giefer, disponía así del tiempo necesario para demostrar sus condiciones, su talento y su potencial. Llevaba dos años esperando su oportunidad. Sin embargo, tras disfrutar de ella un sólo partido, sufrió una conmoción cerebral que le apartaría unas semanas de la competición. Su lesión, unido a la inseguridad que había transmitido David Yelldell en la DFB-Pokal, obligó al club de la aspirina a pedir la cesión de Bernd Leno al Stuttgart. En teoría, sólo venía para ser un simple parche. Para curar un inesperado dolor de cabeza. Leno tenía sólo 19 años, no había debutado en la élite y tampoco era el mejor de su generación, pero sabía parar. Y paró mucho. Más de lo que Robin Dutt o cualquier dirigente del Bayer podía imaginar. Ahora, cuatro años después, Bernd Leno decide partidos de Champions, René Adler pelea por no descender con el Hamburgo y Fabian Giefer… Bueno, la de suya es una larga historia.
En el Schalke 04 le volvió a suceder exactamente lo mismo.
Febrero de 2015, Gelsenkirchen. Después de cuajar dos buenos cursos con el Fortuna Düsseldorf, Giefer firmó el pasado verano por el Schalke 04. Un par de años antes había rechazado la oferta del Bayern Munich para ser el suplente de Manuel Neuer, pero esta vez no le pareció tan mal ser la segunda opción tras Ralf Fährmann. «Sé que nunca voy a tener un lugar fijo en el once. Tampoco es esto lo que quiero. Ahora no puedo sentarme y relajarme. Voy a tener que empujar y superarme cada día hasta el límite», comentó nada más firmar. Aunque unos problemas en el aductor le impedirían pelear en igualdad de condiciones durante la pretemporada, su oportunidad llegó: en la concentración de invierno en Qatar, Ralf Fährmann sufrió una lesión en la rodilla que le tendría parado alrededor de seis semanas. Unos plazos que, poco después, se alargarían hasta los cuatro meses. El deja vu era evidente. Y, por desgracia, completo.
Con la eliminatoria frente al Real Madrid en el horizonte, después de haber logrado mantener su portería imbatida ante el Hannover 96 y en medio de todo un partido ante el Bayern, Fabian Giefer tuvo que abandonar su puesto en la portería. Otra vez una inesperada lesión le había dado una oportunidad y, otra vez, una inoportuna lesión se la había quitado. Era cruel. Era doblemente cruel. Pero el fútbol no se detenía con Giefer, como no se detuvo con René Adler. Su falta de fortuna era, en este caso, la suerte de Timon Wellenreuther, el tercer portero de Di Matteo, que con sus dos compañeros siendo baja recibió la alternativa con los 19 años recién cumplidos. Una historia que evidentemente recuerda a la de Bernd Leno en 2011, pero que, de momento, no es ni mucho menos comparable.
Timon Wellenreuther aún parece demasiado verde para competir.
Wellenreuther deja intuir muy buenas condiciones bajo los palos y demuestra una gran personalidad tomando decisiones que le alejan de ellos, pero a estas delicadas acciones no les está acompañando la seguridad exigible. Y la defensa del Schalke 04 lo está notando. Se ven nervios, se ven dudas y se ven errores, como el del tercer gol ante el Borussia Dortmund. Durante dicho partido hizo paradas de mérito, retrasando la victoria de los de Jürgen Klopp hasta bien entrada la segunda mitad, pero cada vez que un balón sobrevolaba su área mostraba una falta de control muy poco competitiva.
Todavía es pronto y aún tiene partidos por delante, pero si quiere ser el protagonista de esta historia debe aprovechar la oportunidad que le ha brindado el fútbol. Así lo hicieron Bernd Leno con Adler o Giefer, Ralf Fährmann con Hildebrand o el propio Iker Casillas con Illgner o Bizarri. Los cuartos de final están lejos; su futuro no tanto.
Garate 10 marzo, 2015
Yo alucine con Leno. Pensaba que estaba mas verde, pero en la ida de octavos, quitando algun pequeño despiste, estuvo sobrio, seguro, rapido de reflejos…
Aun no creo que haya tocado techo, pero de ese partido y alguno de los ultimos -tampoco le sigo al detalle- deduzco que hablaremos bastante de el