En cuatro fases se dividió el partido: la de André Gomes, la de Jorge Resurrección, la de Nicolás Otamendi y la de José Luis Gayà. O sea, tres para el Valencia y una para el Atlético de Madrid. Y quedaron 3-1. No fue por eso, pero qué maja sincronía.
Nuno marcó el ritmo del inicioLa etapa de Gomes duró 15 minutos y se saldó con 3-0. Estuvo caracterizada por la defensa alzada de Nuno, que imprimía un ritmo vivo al juego, por un nivel general ché notable y por dos actuaciones individuales muy destacadas. En la derecha, el extremo Rodrigo superaba a Siqueira. Recibía, giraba y aceleraba. Bien él mismo de manera directa, o bien dejándosela de cara a Parejo. Lo segundo fue menos espectacular pero más constante. El siguiente paso, el pase de Dani a André, que sí aceleraba siempre y con calidad. En caso de dudas, Paco Alcácer servía de pared con maestría, como en el golazo de Gomes. El Atleti tuvo dos errores muy graves, sobre todo el primero, pero el Valencia estaba jugando del modo y a la velocidad que favorecen fallos así.
Koke se mostró muy presente y activo durante todo el encuentro.
La reacción visitante fue casi óptima. El equipo no se vio perdido, no empleó ni dos segundos preguntándose «qué he hecho yo para merecer esto» y atacó según un plan. Arda y Koke pasaron a jugar más por dentro que por fuera y, con Tiago Mendes, lograron instalar la posesión arriba y con opciones. Aunque Koke fue el más activo, justo Tiago fue el más peligroso, porque era el que sorprendía con sus llegadas; como Jesús Gámez, que no rinde a tope como lateral-extremo porque carece de regate pero que midiendo cuándo subir sí es muy puntual. No puede decirse que el Valencia se sintiera súper desbordado en este tramo, si bien, desde luego, cómodo no estuvo.
Otamendi fue un muro aéreoTras el descanso, el Valencia asumió que el Atlético podía empujarle hacia atrás y lo que hizo fue meterse atrás directamente. Y frenó a los colchoneros. Koke quiso levantar a lo suyos, bajó a recibir y desde posición de interior izquierdo empezó a colgar balones, pero eran demasiado frontales y Otamendi emergió como un titán despejando cada uno de ellos, aprovechándose de la ventaja táctica. Al detectar impotencia, Simeone tiró de banquillo y metió a Cerci, Jiménez y Raúl García, siendo el italiano quien más presencia tendría en lo que quedaba de choque.
Pero fue una presencia negativa, pues ningún cambio del Cholo tuvo tanto impacto como la entrada de Orbán en el Valencia, que selló precisamente la banda del italiano e hizo subir a Gayà al volante izquierdo, desde donde administró con maestría cada salida de su equipo. El crío no solo es veloz y técnico. Encima, entiende el juego.
@Roberf_17 5 octubre, 2014
Lo de Gayá empieza a dejarme sin palabras. Es impresionante su regularidad y pocos fallos con apenas 19 años. Creo que la última frase le define bien: "Velocidad, técnico, y encima, inteligente". Es cierto, en un principio me dejó algunas dudas, sus primeros 2 partidos estuvieron marcados por errores en el repliegue, pero parece que se ha asentado y estamos disfrutando muchísimo con él.