Serbia ha dejado a España sin Euro ni JJOO porque su Sub-21 está mejor hecha que la de la RFEF. Mucho mejor hecha. Desde esa superioridad colectiva, basada tanto en lo táctico como en lo mental, el central Veljkovic, el extremo Kostic y el portero Dmitrovic, tres proyectos muy sugerentes, fueron optimizados y marcaron la diferencia. Los de Celades, que incluso sin Isco tenían un potencial en apariencia mayor que el de su contrario, se limitaron a proponer lo que Isco intentase. El plan consistió, literalmente, en pasársela al «10» y mirar lo que hacía. Una vez tras otra. Y no bastó.
Serbia rindió de fábula. De diez.Tres fueron las jugadas que resumieron el partido hasta su minuto 70: la pared entre Isco y Muniain, el centro al área de Gayà y la conducción de Isco o Deulofeu. Esas fueron las soluciones ofrecidas contra los dos grandes problemas del equipo: la ausencia de un sistema que dibujase triángulos sobre el césped y la falta de pasadores de calidad. En un equipo de posesión, lo ideal es que quien tenga el balón sea el vértice de al menos un triángulo –cuantos más, mejor-, de tal modo que siempre tenga la opción de dar un par de pases diagonales distintos. Pues España no dibujaba ningún triángulo, lo cual le llevaba a que todos sus pases fueran u horizontales o verticales y que sus jugadores recibiesen de espaldas siempre. La única manera que tenía Isco de recibir de cara en tres cuartos era valiéndose del talento de Muniain al ser usado como pared. Ningún otro compañero le ofreció nada en ese sentido. En otro, Gayà sí que le desdobló en todo momento para quitarle una marca, lo que derivaba en una conducción hacia dentro de Isco de mayor calidad o en un centro del lateral sin visos de gol, porque el único rematador posible era Munir y los centrales serbios le podían en eso. Ay, Paco.
O Isco/Deulofeu atraían a tres antes de soltarla, o no pasaba nada.
Y vamos al otro problema. ¿Por qué Isco y Deulofeu conducían tanto la pelota en vez de soltarla más rápido? Porque son muy buenos, veían lo que había y tienen mucha personalidad. Cuando uno de los genios la soltaba deprisa, la jugada moría sin más. Cuatro o cinco toques después le volvía en la misma situación en la que la habían largado sin más novedad que esa. Primero, por la comentada ausencia de triángulos; y segundo, porque, obviando al propio Isco, ningún español tenía calidad suficiente para que un pase horizontal o vertical crease una ventaja. No había nivel técnico para superar el déficit táctico. Lo que intentaban los niños del Mediterráneo con sus conducciones era atraer sobre ellos el máximo número de rivales posible y luego soltarla hacia un lugar donde España tuviese franca superioridad numérica y pudiese avanzar. Con Saúl atado atrás y Munir perdido como «9», apenas Sergi Roberto se aprovechó alguna vez. En este sentido, se echó en falta que Celades pidiese a los suyos volcar más el juego sobre Deulofeu para que Isco atacase de cuando en cuando el lado débil -el contrario a la pelota-, pero el reparto era de 14 balones a la izquierda por cada uno que se servía hacia la derecha. Era imposible que el crack encontrase espacios.
Con Isco de extremo izquierdo, España sí desbordó a Serbia.
En el minuto 70 sí hubo un punto de inflexión: Óliver Torres entró por Muniesa y España giró a un 4-2-3-1 con Saúl atrás, Óliver en el primer pase e Isco de extremo izquierdo. Además Sandro, que había entrado minutos antes, superó con holgura el trabajo que Munir había realizado sobre los centrales serbios, y Munir, liberado de esa carga, pudo atacar más de cara y en movimiento, que es como crece. En cualquier caso, más allá de los condimentos, la diferencia fue que Isco pasó a recibir de Óliver 25 metros más arriba que cuando recibía de Saúl, y entonces España sí empezó a ser algo similar a una cascada de ocasiones. Lo cierto es que suficientes como para clasificarse, pero Serbia, que lo suyo lo hizo todo bien, inclusive aprovechar en una contra que España se había partido, lo mereció más. ¿La noticia? Que no se estará en dos competiciones súper atractivas que para la RFEF eran claves. ¿Las lecturas? Sobre el grueso de jugadores, a quienes el sistema les hizo la vida imposible, ninguna. Sobre el seleccionador, ninguna buena, aunque se le puede excusar por el poco tiempo de preparación del que ha gozado. Sobre la figura, ninguna mala, pero eso ya se sabía. Tiene más personalidad y cerebro que talento. No solo lo intentó todo con frecuencia minutal y puso cara y ojos a un equipo sin cuerpo, sino que lo clavó al final con un análisis impropio de nuestro fútbol: «Hemos tenido la posesión y las ocasiones, pero quizá no el control del partido». Se dice que lo primero que hay que hacer para corregir una traba es asumirla. Que Isco vaya a la «A». De técnico asistente.
Enrique 15 octubre, 2014
Lo de Isco fue épico. Daba hasta lástima verlo intentanado la remontada él sólo. Los que le rodeaban son muy buenos pero el malagueño es otra historia. Qué talento. Espero que Del Bosque lo viera y lo haga titular ya.