Federico II de Hohenstaufen nunca hizo buenas migas con la autoridad papal. “¡Fijaos en la bestia que asciende desde el fondo del mar!”, advirtió Gregorio IX a sus fieles en un fantástico arranque sobre su gran enemigo: “¡Con la boca rebosante de blasfemias, garras de oso, furia de león y cuerpo de leopardo!”, prosiguió. “¡Fijaos cómo abre sus fauces vomitando injurias contra Dios!”. No era esta la mejor carta de presentación para un monarca cristiano del siglo XIII, pero lo cierto es que el emperador alemán no era un hombre devoto. Personaje impactante en su contexto, fue un rey cultivado entre colegas poco refinados, un hombre inquieto que imaginó un orden político impropio de su tiempo. Fue, en definitiva, una figura irreverente, causante de asombro y temor a partes iguales a lo largo y ancho de esa Cristiandad a la que pretendía liberar de la sagrada autoridad romana. Le llamaron “stupor mundi”, el pasmo del mundo, y en su determinación cerca estuvo de cambiar la historia.
Fede Cartabia y sus regates, lo más llamativo del inicio de Liga.
Este texto, no obstante, trata sobre otro Federico. Como el último monarca de los Hohenstaufen, que nunca escapó al recuerdo de su abuelo el Barbarroja -primer Federico de su linaje e inspiración de una leyenda menos controvertida-, nuestro protagonista carga con un referente inabordable. Zurdo gambeteador nacido en Rosario, ¿cómo no iba a acompañarle la sombra más pesada de nuestra era? Bajito, precoz y descarado, este joven prodigio valencianista cedido en las orillas del Guadalquivir dejó atrás su amada Argentina a los trece años para probarse en la Masia. Puede que Charly Rexach ya estuviera a otras cosas por entonces, o quizá es que faltaban servilletas en el bar, pero el caso es que la prueba no cuajó y fue así como, siguiendo la costa hacia el sur de la mano de Juan Antonio Pizzi, los pasos de Fede Cartabia se separaron de los de Leo Messi para trazar su propio camino.
Una senda, todo sea Su regate, fuen- te de ventajasdicho, muy familiar sobre el césped. Agarrarla en la derecha, regatear hasta la frontal y desafiar el marcador con la zurda. “Garras de oso, furia de león y cuerpo de leopardo”: El regate y el golpeo, junto al terco descaro, son sin duda alguna las mayores cualidades del nombre propio más impactante de las primeras jornadas de la competición española. En su fútbol, en realidad, no hay mucho más por el momento. Ni siquiera un rol tan asentado como el que sugieren sus primeros encuentros en el Córdoba del Chapi Ferrer, pues Fede Cartabia llamó a la puerta del primer equipo che con fama de enganche y extremo zurdo a pesar de que el costado derecho, hoy por hoy, parece el hábitat ideal para explotar las virtudes del joven delantero.
Está mejorando el último toqueEn 2014 el argentino no es maestro -apenas es aprendiz- de la entrega y la recepción, disciplinas muy relevantes para quién pretende ocupar la mediapunta. Sin embargo su querencia por los espacios centrales es grande, motivo por el cuál sus intervenciones desde el flanco zurdo del Valencia destacaron antes por su aporte al juego interior que por la producción externa que se intuye en su magnífico regate. En estas, nada mejor que el perfil contrario. Llegando desde la derecha el pequeño atacante mezcla movimientos más variados y, sobre todo, es más peligroso, lo que equivale a ser mucho más productivo. Porque hoy en día el 10 del Córdoba es vértigo, el que insuflan sus giros endiablados y una conducción ágil y precisa que bate rivales con una eficacia tan asombrosa que deviene creativa: cuando Fede Cartabia recibe el balón desordena al adversario.
Este efecto, no obstante, sería menos eficaz si de las botas del argentino no salieran balones tan peligrosos. Su golpeo no es el más sensible pero es certero y contundente. Arma la pierna rápido, domina el chut de media distancia y busca el último pase donde hace más daño. Más efectivo de momento en el remate que en la entrega, el jugador parece listo para crecer en este último apartado. Su regate previo condiciona situaciones favorables para lucir un último toque determinante entre las piernas nerviosas de los defensores.
El argentino lo es todo en el Córdoba, que vive de sus desbordes.
Con todo, puede ser que a estas alturas de la temporada ya hayamos contemplado la cadena de actuaciones más deslumbrante que nos pueda ofrecer Fede Cartabia a lo largo del curso. El éxito encadenado de sus desbordes en estas primeras semanas no era sostenible y con algunos meses a su espalda la mayoría de rivales no sólo ganarán solidez, sino que enfrentarán al Córdoba habiendo subrayado el nombre del argentino en su preparación. Porque esta es otra: El equipo del Chapi Ferrer anda algo corto de argumentos y a día de hoy las conducciones del delantero cedido por el Valencia lo son todo o casi todo, una circunstancia que a cambio de reducir el ilógico grado de eficacia del futbolista sacará a relucir, como ya lo ha hecho en alguno de estos partidos, su mayor virtud fuera del ámbito técnico-táctico: la persistencia de todo un Hohenstaufen.
vi23 3 octubre, 2014
Gran artículo, Marc
Y gran jugador
Supongo que el Chapi prepará algo cuando lleguen las ayudas múltiples
Yo creo que el Córdoba se salva