Cinco de las selecciones que cumplieron expediente se vieron frenadas por colectivos superiores en algún aspecto concreto donde ellas mismas renqueaban (calidad individual o grupal, jerarquía o experiencia). Brasil 2014 ha resultado para belgas, chilenos, estadounidenses, franceses y suizos un paso correcto; un aprobado general que requiere de ciertas reflexiones para explicar sus recorridos y sus caídas. Con potencial para traspasar el umbral entre lo prometido y lo soñado en algunos casos, las cinco quedaron por encima del mínimo.
Francia, potencialmente la más exigible a inicio del torneo, dibujó una línea descendente aunque no muy pronunciada, dejando un arranque brillante pero ¿Dejó a deber esta Francia?relativo ante Honduras, la misma Suiza, Ecuador y en octavos ante una Nigeria que igualó las fuerzas hasta el último tramo de encuentro. Sin Ribery y con un seleccionado en el que Benzema se asemejó por momentos al líder que Deschamps necesitaba, faltó reacción al tempranero gol de Hummels en cuartos. También un punto de altura y cocción competitiva que tiene visos de llegar de manera inmejorable a la Eurocopa que albergarán dentro de dos veranos. Brasil ha sido para Francia el necesario comprobante de su puesta a punto. No hubo paso en falso, pero en casa no habrá excusas para volver a unas semifinales continentales. El momento justo.
Bélgica debe recomponer su estilo y definir mejor su propuesta
Los belgas tuvieron en el banquillo su particular paradoja. Sus variantes ofensivas -Mertens, Origi, Lukaku- fueron la solución a la espesura general que deja el fútbol de su entrenador Marc Wilmots. Un conjunto pesado, recargado en su propuesta, con querencia por la pelota pero con fallos recurrentes que facilitaban al rival la defensa más estática. Bélgica fue justamente eso, el grupo que más problemas tuvo para incomodar defensas pobladas de entre las que contemplaban un notable potencial técnico. No fue superior en todas las ideas iniciales, sin lograr imponerse dentro, fuera o en el área. Sí que funcionaron las alternativas, que aportaron sencillez y grasa para que el balón quedara algo más resbaladizo y ligero. Cayó a manos de la Argentina de Garay y el zarpazo de Higuaín, en una negativa tarde de su director técnico. Aún así, positivo su Mundial de cara a 2016.
Los belgas tuvieron esa calidad individual para eliminar a Estados Unidos, un equipo tremendamente uniforme, de techo bajo y espíritu alzado, jerárquicamente definido por la ascendente figura de su preparador‘Klinsi’ cumplió sobradamente, el histórico Jürgen Klinsmann. Conocedor del talento a manejar, Klinsi conformó un bloque compacto, difícil de desbordar, con ideas claras sin balón y con un despliegue lo suficientemente combativo para competir en todo momento. Dempsey fue el encargado de construir el único cambio de rasante de los yankees, pero tras una prórroga, en medio de una memorable actuación de Howard y la mencionada y superior calidad belga, puso punto y final a una enormemente satisfactoria Copa del Mundo, en la que dejó fuera a Ghana y Portugal, y en la que batió récords históricos de audiencia. Quizás, un actualizado punto de inflexión en su interés por este juego.
Chile necesitaba ser ella hasta las últimas consecuencias
Llegamos a Suiza. Con otro histórico a los mandos, Ottmar Hitzfeld, y con un enorme trabajo de base a nivel tanto nacional como de clubes, los helvéticos no hallaron la necesaria claridad para definirse a sí mismos. Cediendo o proponiendo, Suiza fue decente pero no del todo creíble. Destapó a Shaqiri como media y moda de entre todas las individualidades, pero acusó su fragilidad en la primera línea y esa mencionada indefinición cuando chocó con Francia en el segundo partido de la fase de grupos que desnudó su falta de carácter. Se atragantó entre liderar o perseguir, seguramente su respuesta menos nítida.
Por último, Chile. La de Jorge Sampaoli, que arrancó como un tiro en esa primera media hora ante Australia, supo esperar los fallos de España y no supo alejarse de su mayor fragilidad ante Holanda y Brasil. La Roja necesitó en todo momento de un alto nivel en su propuesta, pues su debilidad física y futbolística le hacían muy vulnerable si no tenía la pelota y finalizaba las jugadas o bien las reseteaba con su distintiva manera de presionar la salida rival. Para Chile no valían las incoherencias o ambigüedades. Necesitaba verticalidad y ritmo muy alto, aspectos difícilmente sostenibles si no iban acompañados de una consecuente solidez y calma que sonaban incompatibles con su mayor virtud. Una Chile emotiva que no tuvo con qué responder cuando una selección de mayor empuje físico y emocional los giró hacia Claudio Bravo, acosándolos con balones cruzados y segundas jugadas. Ya le pasó ante los hombres de van Gaal y ese fue su punto más complicado. No tuvo tampoco un sorteo fácil. En un año, alberga la Copa América. Hay calidad.
Davor 15 julio, 2014
Gran artículo, como siempre. Solo un comentario, no cabe aquí también Argelia? también para mí cumplió objetivos y dió de si mas de lo que se esperaba con un equipo sin ningún gran nombre. Grandisimo el partido donde cayeron con el, a la postre, campeón.