El fusil de Francia | Ecos del Balón

El fusil de Francia


Llegan los cuartos de final al Mundial y se abren con un casi inmejorable Francia-Alemania. Equipos atractivos ambos, viejos enemigos a su vez. Francia y Alemania nunca se han llevado bien, no es una cuestión meramente futbolística. Los alemanes han sido el hombre del saco para los franceses durante décadas y, si pensamos en fútbol, es inevitable hacerlo en las semifinales de España 82 y México 86, donde los irreductibles germanos acabaron cruelmente con las ilusiones de unos galos brillantes. Pero en el primer enfrentamiento mundialista entre ambas naciones no fueron los teutones quienes salieron victoriosos, al contrario, fue Francia quien liquidó a una generación legendaria.

Suecia 58 vio a los alemanes dejarse la piel defendiendo su título.

Al Mundial celebrado en tierras suecas llegaban los alemanes como sorprendentes campeones del mundo. Todavía nadie se creía su victoria en Berna cuatro años antes y estaban lejos de ser considerados la mejor selecciónAlemania siguió con el bloque campeón en 1954 del mundo. Sepp Herberger confió en lo que quedaba de su bloque de veteranos de 1954, en el cual se incluía un Fritz Walter que ya tenía 37 primaveras pero que seguía siendo el jugador más creativo del fútbol alemán. Faltaba ya Toni Turek, el héroe del 54, con sus milagrosas paradas a los húngaros, y parte del bloque del Kaiserslaturern, pero a cambio entraban los jóvenes y talentosos Uwe Seeler y Horst Szymaniak. Y estaban Helmut Rahn y Alfred Schaefer, en su mejor momento. La combinación de estos cinco brillantes jugadores con el estilo aguerrido y esforzado de Herberger les permitió sobrevivir a un grupo en la que la favorita Argentina fracasó miserablemente. Los alemanes fueron testigos de primera mano de cómo el romanticismo y la inocencia del fútbol argentino morían y eran enterrados en tierras suecas. Se pasó a cuartos de final junto a la sorprendente Irlanda del Norte, liderada por un Harry Gregg que jugaba como un hombre poseído tras haber sobrevivido al desastre de Munich que acabó con los «Busby Babes». Fue el mejor portero del campeonato. Mejor que Yashin, mejor que Svensson, mejor que Gilmar.

En cuartos, los yugoslavos, brillantes viejos enemigos de Alemania, volvieron a sucumbir, en algo que ya parecía tradición mundialista. El gol de Rahn los enviaba de nuevo a casa. Tardarían otros cuatro años en sacarse la espinita. Para semifinales, los alemanes acometieron un durísimo partido ante los anfitriones, saldado con una derrota muy influenciada por la expulsión de Juskowiak y una actuación tremendamente parcial del árbitro, que permitió el empate sueco a pesar de una mano de Liedholm al inicio de la jugada y miró para otro lado mientras los suecos molían a palos a Fritz Walter. Se caía de manera honrosa, pero la Copa Jules Rimet ya no volvería a viajar a Alemania. Quedaba la final de consolación.

Francia presentó su primer gran conjunto en este torneo.

Los franceses, por su parte, nunca habían sido una potencia en el concierto internacional, pero bajo el mandato de Albert Batteux –también entrenador del magnífico Stade Reims-, desplegaronRaymond Kopa era clave en el dibujo francés en tierras suecas un juego que enamoró al mundo. Técnico, rápido, ofensivo, es habitual referirse a esta como la selección más estética del campeonato. Robert Jonquet era el hombre clave en la parcela defensiva, un central con excelente toque de balón, que se incorporaba al medio campo. Arriba, calidad por arrobas, gracias al incisivo Jean Vincent en la punta izquierda, Maryan Wisnieski y sus diagonales en la derecha, y la pareja Raymond Kopa y Roger Piantoni en el centro. El equipo era endeble en defensa, así que debía ser muy fuerte en ataque. Esa era la filosofía de Batteux, y ningún hombre fue tan decisivo como Just Fontaine, el hombre que partía como suplente de René Bliard, pero al que la lesión de este abrió las puertas de la celebridad eterna.

Al contrario de lo que muchos piensan, Fontaine no era el 9 de este equipo. Jugaba de interior, y se aprovechaba de la creación de juego del falso 9, Kopa. El «Napoleón del fútbol»Just Fontaine no era el punta, sino interior bajaba al centro del campo, y servía balones en profundidad que Fontaine, merced a su tremenda velocidad en espacios cortos, aprovechaba en carrera para definir a la perfección. Desde el inicio del torneo, esta pareja se mostró intratable, empezando por los siete goles marcados a Paraguay en el primer partido, donde toda la delantera francesa anotó. Fontaine el que más, un hat trick. La fragilidad defensiva francesa se acusó contra los yugoslavos, que se impusieron a pesar del doblete del de Marrakech. Contra Escocia, este y Kopa se repartieron los dos goles que enviaron a Francia a cuartos, una ronda en la que otro doblete del número 17 –y dos más de Wisnieski y Piantoni-, arrasó a Harry Gregg y sus norirlandeses.

El duelo en semifinales contra Brasil fue épico, con Kopa y Didí enfrentados por ser el mejor organizador del mundo, y donde la defensa brasileña pesó más que la francesa. Fontaine no faltó a su cita con el gol –a pase de Kopa-. Cuando Vavá rompió la pierna de Jonquet, la débil defensa francesa quedó expuesta. Pelé, Garrincha y Didí, fueron demasiado. El último partido para Francia les mediría a los campeones salientes.

Göteborg vio la explosión de Just Fontaine.

Para ambos conjuntos faltaba el último paso. Los alemanes llegaban sin Fritz Walter, bastante mermados, mientras los franceses querían terminar brillantemente su participación. El encuentro fue un festival goleador en el que nadie brilló más que la pareja Kopa-Fontaine. Sin Jonquet y Piantoni, ellos fueron Francia. Un arrollador vendaval ofensivo. Cuatro goles de Fontaine y uno de Kopa, que dio otras tres asistencias. Fontaine terminó el torneo con 13 goles, batiendo el insuperable record de 11 que tenía Sandor Kocsis. También estrelló dos veces el balón en los postes y le dejó tirar los penaltis a Kopa. No veremos caer esa marca. Fontaine tuvo que retirarse con apenas 28 años, pero lo que hizo en Suecia 58 permanecerá para siempre.


Comentarios (9)

Cargando... Iniciando sesión...
  • Identificado como
Si pasa Francia será el rival a batir. Y ojo que ahora son la nueva bestia negra de Brasil.
Acabo de ver el vídeo de los 13 goles y qué cosa más mágica ^^ Qué divertido y emotivo.



En primer lugar, las definiciones son tremendamente modernas. En segundo, ¡qué estadios más cucos!
Papin fue su rencarnación? Como estilo de juego y características, me parecen jugadores parecidos
@davidleon

Es que, por poner un ejemplo, con 7 goles salió de la liguilla Gerd Müller en México 70. Y se quedó a 3! Así que imagínate xD Además, es que no va a haber un equipo como esa Francia, uno que asuma que nunca va a ganar defendiendo y vaya al tú por tú en cada partido. Al menos no tan descarado. Es una barbaridad la delantera Wisnieski-Fontaine-Kopa-Piantoni-Vincent. Qué, básicamente es la misma que la del Stade Reims (ahí entrarían Lucien Müller o René Bliard, el titular de la selección). Suma a Jonquet, el mejor jugador defensivo de Francia, y comprendes la grandeza del Reims de los 50. Varias veces campeón francés, de la Copa Latina, subcampeón de la Copa de Europa en dos ocasiones... Un equipazo. Y el origen del "fútbol-champagne".

@Joan

Algo parecido, sí. Buena analogía.
La verdad que uno ve esos goles del 58 parece otro deporte...

Publicar un comentario nuevo

Comments by

Ecosdelbalon.com - - Política de Cookies.