Anoche, el inicio de la Copa del Mundo volvió a sincronizar los corazones de la mayoría de la población mundial. Aún desconocemos a qué ritmo latirán en cada país y, si en algún momento, estos se terminarán parando, pero lo que la experiencia si nos permite asegurar es que pocos pueblos sufrirán más arritmias que el mexicano. «A veces me cuesta explicar qué significa saudade para un portugués, porque es mucho más que echar de menos. Y, trasladando esto a México, me cuesta mucho definir la pasión que sienten por su selección. Es más que amor-odio», nos dice João Vaz, quien ha vivido muy de cerca todo lo que genera el Tri. «Aquí la selección es sinónimo de esperanza, de fe y de unión. El aficionado mexicano se caracteriza básicamente por dos cosas: primero por ser guadalupano y, en segundo lugar, por su pasión por la selección», comenta el periodista local Pepe del Bosque. Para comprobarlo no hay más que ver las gradas en sus partidos, escuchar a los protagonistas o, sobre todo, acercarse al entorno cuando México está en un Mundial.
Al realizar este ejercicio, lo primero que uno observa es como hay una frase que se repite cual mantra desde todos los frentes: «hay que llegar al quinto partido». Es decir, disputar los cuartosEl objetivo del quinto partido es permanente de final. «La sensación es que, cada vez que hay un Mundial, se tiene la esperanza de poder trascender. No sé si llegar a semifinales o llegar a la final, pero sí, por lo menos, alcanzar el quinto partido. Es el paso que atormenta al aficionado mexicano desde lo que pasó en 1994, cuando el Tri cayó en penales con Bulgaria», reflexiona Pepe. Desde aquel Mundial de Estados Unidos, México se ha quedado siempre en el cuarto partido. Una ronda que, por lo tanto, acumula historias que están grabadas a sangre y fuego en el imaginario colectivo del país azteca. Desde aquella tanta de penaltis ante Bulgaria en 1994 hasta el golazo de Maxi Rodríguez en la prórroga en 2006, pasando por la remontada de Alemania en 1998 o la dolorosísima derrota ante Estados Unidos, su gran rival, en 2002 con Javier Aguirre al frente.
De cara a Brasil 2014, el reto sigue siendo el mismo. Al menos, así se pronuncian los responsables del combinado nacional. “Éxito será cuando logremos pasar a ese quinto partido… como mínimo”, decía Miguel Herrera. «Tengo claro que hoy en día la gente tiene expectativas altas en torno a la selección; de hecho nosotros también y pienso que así debe ser”, afirmaba Ricardo Pelaez, director deportivo del Tri.
Los octavos de final suponen una barrera emocional.
Pero, ¿de verdad es así? ¿No es demasiada presión para una México que ha sufrido hasta la extenuación en la clasificación, queSu camino hasta Brasil 2014 fue taquicárdico comparte fase con Brasil o Croacia y cuyo cruce, además, le enfrentaría a un grupo que cuenta con los dos finalistas de 2010? En opinión de Pepe del Bosque, el entorno mediático siempre tiene mucho que ver: «Los medios de comunicación, sobre todo Televisa, que es prácticamente la dueña de la selección, es la que crea más expectativas de las que en un principio existen. Se dice que México va a trascender cuando en realidad no siempre hay argumentos. Y esto, cuando se pierde, genera una sensación de fracaso a nivel nacional”.
Al margen de esta corriente de opinión se expresaba Manuel Lapuente, seleccionador mexicano en 1998: «Lo del quinto partido no es lo fundamental. A un Mundial se va a competir y con la idea de alcanzar los objetivos trazados por el técnico y la comisión de selecciones nacionales. Si a algún futbolista le pesa la presión del entorno por alcanzar el famoso quinto juego, entonces no debe ir al Mundial porque no está preparado». La presión por las esperanzas, la pasión y la ilusión es el primero de los rivales que debe sortear el futbolista mexicano en una Copa del Mundo. O, incluso, en la clasificatoria.
«Lo que sentí en el partido contra Panamá fue impresionante. Cuando marcó México, en zona de prensa el sentir era que «bah, quizás nos clasificamos directos, quizás a la repesca», pero daba un poco igual. Con el gol de Panamá, la gente lo festejó. «Se lo merecían», dijeron. Pero con el gol de chilena de Jiménez cambió todo. No paraban de repetir con orgullo que ellos «eran México». Fue increíble. En 90′ se vieron sentimientos tan fuertes como enfrentados», nos relata João.
México no ha tenido un proyecto desde La Volpe
Este derroche de pasión y los correspondientes fracasos, han impedido que el Tri consolidara un proyecto con continuidad desde Ricardo La Volpe (2002-2006). Ni Hugo Sánchez, ni Sven-Göran Eriksson Desde La Volpe, México no tiene un proyectoni «Chepo» De la Torre lograron cumplir sus objetivos, con lo que su crédito se acabó. Más allá de lo lógico -o no- de este hecho, a largo plazo le ha jugado una mala pasada. «Este Mundial era el que estaba llamado a ser el Mundial en el que debían entrar los jugadores que ganaron la Copa del Mundo Sub-17 en Perú 2005. A partir de que ves cómo llegan a la absoluta menos jugadores de los que deberían, comienzas a ver que el proceso no ha sido el óptimo”, apunta un Pepe del Bosque que también señala cómo nocivo y perjudicial todo lo que rodea a los futbolistas jóvenes en México.
«A mí no me había tocado vivir un Mundial en donde la gente estuviera con la idea clara de que va a ser difícil acceder a la segunda ronda”, comenta. Y es que las experiencias más recientes, con una pobre Confederaciones 2013 y esta más que mediocre Fase de Clasificación 2014, son un importante contrapeso contra la tradicional fe de su hinchada, de sus medios y sus dirigentes. Quizás, ésta podría ser una buena noticia. Quizás, esto podría permitir apostar por un proyecto. Eso sí, Miguel Herrera debería cumplir el mínimo. «Si México no llega a octavos, le van a dar cuello al seleccionador. Entonces, el hecho de clasificarse al cuarto partido, significa que, pese a todas las adversidades del ciclo eliminatorio, se ve la luz al final del túnel y, por lo menos, se va a poder trabajar de cara a Rusia 2018. Sería un gran avance», finaliza Pepe. Así que, antes de pensar en el quinto partido…
Monopandillero 13 junio, 2014
La verdad es que no tengo demasiada fe en México. Creo que el equipo tiene defectos muy específicos en donde los rivales de grupo pueden sacar mucho provecho.
Por hablar de las cosas atractivas están el fabuloso estado de forma de Héctor Herrera en los últimos amistosos y lo emocionante que resulta ver a Rafa Márquez, en pleno 2014, solucionar, por pura calidad individual, el esperpento táctico que resulta, en ocasiones, la salida de balón del Tri.
Hablando del partido, creo que Eto'o y Choupo Moting pueden hacer daño. El primero, me impresionó habilitándose a las espaldas de Kroos y Khedira en el amistoso vs Alemania. Con México enfrente, es relativamente sencillo encontrar esas recepciones y con el jugador del Mainz atacando el lado que defienden Maza Rodríguez y Paul Aguilar, puede estar el partido para los africanos.
Por México, pienso que Chicharito puede ser un arma importante para intimidar a los centrales, sin embargo partirá como suplente.