«Ezra» (Newton I. Aduaka, 2007) fue una de las primeras películas africanas en abordar con tanta sensatez como crudeza la problemática de los niños soldados y su integración en la sociedad. Por medio de un juicio conciliador que trata de aclarar el pasado criminal de su protagonista, asistimos a la formación del joven Ezra en las milicias, así como su desarrollo personal y militar, confundiéndose ambos en un confuso crecimiento vital plagado de miedo y horror que deriva inevitablemente en trauma.
Tendemos a tildar a los equipos africanos de desordenados y anárquicos, un tópico que se cumple en la mayoría de los casos, pero Nigeria en su segundo partido de este Mundial de Brasil, contra una decepcionante Bosnia, quiso que creyéramos en la solidez de su bloque y en el peligro de Emenike. De nuevo contra Argentina, en un enfrentamiento que ya se ha convertido en todo un clásico de los mundiales, Enyeama querrá someter de nuevo a Messi, como Ezra era puesto a prueba en un juicio del que en el fondo el también era víctima. Nigeria puede acabar siendo la víctima del grupo por su imprecisión en el debut frente a Irán, pero visto está, enumerando a los caídos, que ninguna selección estaba tan preparada para este Mundial como pensaba. Y Nigeria aún tiene una oportunidad para superar ese trauma.
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Referencias:
Revista Magnolia
Antonio M. Arenas
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