España acude a su cita con el Mundial de Brasil en una posición inaudita. Ser la vigente campeona le otorga una carga de responsabilidad ante su país y ante el mundo, es favorita, quiere conseguir un póker inédito y, lo peor de todo, sabe a qué juega. España ha abandonado la improvisación, el caos y a Berlanga; de esta selección ya no se espera una caída antes de tiempo, un penalti a las nubes o una nariz rota. Y eso es renunciar a mucho. En un ciclo que está durando mucho más de lo que cualquier mente sensata podría esperar, España se ha instalado en la cumbre, tiene el Olimpo al alcance de los dedos y no sabe cómo salir de ahí. Hay dos caminos, la victoria o la derrota. La victoria haría destacar a una generación y a un estilo por encima de una Historia que parecían intocable, una hazaña imposible. La derrota sería desperdiciar una oportunidad única y, en función de la caída, su forma y su magnitud, traería decepción y cierta melancolía por cerrar un ciclo. Nos hemos acostumbrado a mirar arriba para buscar a España pero, no hay que olvidarlo, perder es lo normal.
“- ¿Qué me dicen de esta situación?
– Me parece inverosímil. O quizá, demasiado normal”.
España se abraza hoy a Luis Buñuel y encuentra en «El ángel exterminador» (1962) un perverso espejo en el que se reconoce. Los personajes de la película, aristócratas de excelentes modales, descubren tras una agradable velada que, por razones inexplicables, no pueden salir de la habitación en la que se hallan. Lo que al principio es aceptado con agrado y curiosidad deriva, con el paso del tiempo, en la revelación de los más primitivos instintos. ¿Cómo se mantiene una posición privilegiada en un momento límite? Como si fuese un guiño surrealista al filme, España comienza el Mundial como lo terminó: jugando contra Holanda, repitiendo una escena que como bien sabe Buñuel, no puede ser igual. Ahora, los jugadores de La Roja tienen siete partidos por delante para encontrar una salida racional, si es que eso fuera posible. “Calma señores, una situación como esta no puede durar eternamente”.
···
–
Artículos relacionados:
Tan parecidos, tan diferentes
–
Referencias:
Revista Magnolia
Gonzalo Ballesteros
Arroyo 13 junio, 2014
Qué bueno, Gonzalo. Me ha molado mucho.