Como si al Mundial le hubieran dicho que no era suficiente, que ni en fin de semana ha de respirar, que la excelencia es calidad + constancia, Alemania y Ghana regalaron otra noche de luces, pletórica en emotividad y alternativas. Por momentos, jugado sin freno por jugadores y por el vaivén del marcador, europeos y africanos resolvieron en tablas un choque que deja a los ghaneses con la miel en los labios. Las Estrellas Negras impregnaron esta vez el precioso Castelao de Fortaleza con ese swing arrebatador de los Gyan, Atsu o Ayew, quedando finalmente su supervivencia a expensas de lo que ocurra mañana en Manaus entre Portugal y Estados Unidos.
Sin duda fue un partido de puertas abiertas, de robos agresivos y transiciones constantes, atributos que se intensificaron en una segunda parte digna de un videojuego. Los de Appiah salieronGhana recordó a sudáfrica 2010 a buscar a Alemania muy arriba en un 4-4-2 con Kevin Prince Boateng al lado de Gyan y con Muntari incomodando la recepción de Phillip Lahm, de nuevo mediocentro en el 4-3-3 que Löw parece disponer como principal ideario en esta Copa del Mundo. Ghana necesitaba imprimir un ritmo que le acercara a portería, colocando sus piezas a todo campo y forzando a que Alemania voceara a Özil y Götze para apoyar una salida complicada que tenía a Höwedes, Khedira y Boateng como actores secundarios.
En esta Alemania, Philipp Lahm se queda en tierra de nadie.
El peaje ghanés –o la intención- era que el partido estaba condenado a abrirse, a que los jugadores de ambos equipos no tuvieran apenas socios salvo si galopaban en igualdad numérica hacia la portería rival, un problema si tu oponente tiene a Mesut Özil, la estrella alemana cuyo ABC futbolístico no entiende de tempo bajo y posesión, algo que por otra parte dejaba a Lahm, mediocentro germano, al gobierno de unos espacios enormes y de un compás que no favorece a lo que, se entiende, busca Löw en esta bávara disposición. Sin referencias en banda, con Khedira y Özil percutiendo hacia el frente, la opción de Lahm como idea principal tiene poco sentido, más teniendo en cuenta que sí lo tiene con el propio Philipp como ‘2’ en un plantel que no presenta garantías de poder ofensivo y calidad en banda en sus laterales.
Toda esta discontinuidad volvió a dejar a Alemania en manos de su tridente, que se tranformó cuando Mesut y Mario cambiaron de banda y dañaron las posiciones de Afful y Asamoah –desubicado de nuevo como lateral-. Ghana volvió a encontrar más calidad en el perfil de Atsu, así que Gyan, Boateng y Ayew buscaban el remate en el área. En la reanudación, Ghana tiró de ritual y percusión para ponerle banda sonora a una realización que ya no se detendría. Un gol a lo pinball de Götze aceleró el pulso de Gyan y Ayew hasta la momentánea remontada, desbaratada por la entrada de Schweinsteiger y la voltereta de Miroslav «área pequeña» Klose. Historia de los Mundiales. Empató Klose, ghanó el fútbol.
javimgol 22 junio, 2014
Ayer en cuanto pillaban a Khedira un poco más arriba, al medio campo alemán le pasaban como aviones. Lahm no podía achicar aguas y la presencia de dos laterales de claro perfil defensivo no solucionaba nada. Al final, Ghana llegó a cebarse en cada transición. Y eso es preocupante.