USA 94 fue un Mundial interesante y especial para toda una generación de aficionados al fútbol, y una de las razones por las que ocurrió esto fue que Diego Armando Maradona pareció volver, de un retiro cuasi definitivo, en forma y con ganas de volver a jugar al mejor nivel. Vimos a Diego disfrutar de su vuelta con Argentina, marcando un golazo en la paliza por 4-0 a Grecia.
Nigeria había impresionado en su primer partido, batiendo 3-0 a una Bulgaria que luego sería semifinalista, en un alarde de juventud, calidad y capacidad atlética. Así pues, el partido contra la albiceleste se presentaba como un duelo entreArgentina supo aguantar hasta que llegó Diego la vieja y la nueva guardia del fútbol mundial. Y los nigerianos no tardaron en adelantarse, antes de los 10 minutos, gracias a un tanto de Samson Siasia. Parecían imparables las «Águilas Verdes», qué futuro esplendoroso les aguardaba. Argentina, mientras tanto, se refugiaba entre las cuerdas, intentando evitar el golpe que les enviase a la lona. Cualquier aficionado al fútbol sabe que, tradicionalmente, Argentina es uno de los equipos más duros y con más carácter del mundo. Físicamente no tenían mucho que envidiar a los europeos, y técnicamente había pocos que los igualasen. Y, además, siempre está ese punto del fútbol callejero, a medio camino entre la picaresca y el cinismo.
A esto se encomendó Argentina cuando Maradona sacó rápidamente una falta y Caniggia consiguió batir brillantemente a Rufai. Diego estaba inspirado, bailando entre la defensa nigeriana como hacía en los buenos tiempos. No tardaría en servirle a su viejo compinche el segundo gol de la tarde antes del descanso.
Contra Nigeria, Maradona jugó su último partido en un Mundial.
Desgraciadamente, tras liderar a su selección a la victoria y a un arranque de Mundial espectacular, llegó la famosa comisario rubia. Diego la agarró de la mano, sonriente, y parte del Mundial de todos se fue al garete. Maradona dio positivo en el antidoping y fue expulsado de la Copa del Mundo en la que, por supuesto, jamás volvería a jugar. Nunca olvidaré mi emoción, a los 10 años, de saber que iba a ver jugar al gran hombre, al que mi padre y mi abuelo consideraban un Dios. Esos dos partidos, contra Grecia y Nigeria convalidaron Mexico 86 para mí. Era increíble lo que, a los 34 años y tras una vida de excesos, todavía podía hacer incluso marcado por dos hombres que no se cortaban a la hora de pegarle.
Diego merecía ser expulsado del Mundial, pero ¡cómo lo echamos de menos…! Argentina se transformó en un equipo de muertos en vida sin su inspiración, y no pasó de la primera eliminatoria ante Rumanía. ¿Cuán lejos habría llegado si Maradona estuviese en el campo?
Yo lo tengo claro.
Renato 25 junio, 2014
Uff… se me pianta un lagrimón. Yo tenía diez años también y no exagero si digo que fue mi primer gran desilusión. Obviamente después la vida se puso seria pero a nivel emocional tuvo un efecto absolutamente devastador. Tanta amargura era algo totalmente nuevo.
Me había olvidado que tenía 34 años, estaba mejor que en el 90, me parece.