Los de Alberto Zaccheroni llegaban a Brasil depositarios de ciertas expectativas. Nadie exigía grandes resultados al equipo japonés pero sí se esperaba de su participación en el Mundial un sello dinámico y optimista acorde con la calidad de sus futbolistas y los precedentes de su funcionamiento colectivo, así como una apuesta firme para superar el primer corte del torneo. A la práctica la selección nipona sigue sin presentar su candidatura a octavos tras dos partidos muy discretos en los que ha ofrecido muy poco. Sin mostrar ideas claras ni determinación en su juego. Sin dinamismo arriba para ocupar espacios. Sin juego para sus laterales. Sin aprobar un examen accesible ante una Grecia disminuida. Porque en Natal el combinado asiático se mostró mucho peor de lo que puede ser. Fallido. Devenido rōnin. Como una ola estrellándose contra un acantilado del Egeo.
Una ola es movimiento, pero un movimiento a la deriva. Sin gobierno ni un rumbo claro, a merced del viento. La metáfora sirvió a los antiguos japoneses para denominar a los guerreros que, despojados de un señor al que servir, deambulaban por el país sin un propósito evidente ni ninguna gran causa a la que someter su espada, entregados a las circunstancias del momento. Los hombres ola” los rōnin, desaparecieron de Japón con el fin del feudalismo. Pero la imagen perdura en la sociedad nipona y hoy en día el mismo término se usa para designar la condición fracasada, y al mismo tiempo comprometida con el afán de superación, de aquellos estudiantes que, habiendo fallado un examen, retoman por su cuenta el estudio sin rendir cuentas a ningún centro educativo. Con el objetivo de superar la prueba más adelante.
3 comentarios
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¿Hay algún equipo en el mundial, además de Bélgica, que mueva el balón tan lento? Es que ante 10 jugadores Japón no creó situaciones de remate franco. Sólo un poquito cuando entró Kagawa, Japón tuvo cierto rimo, pero antes… el vacío.
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No he seguido mucho a Zaccheroni, pero por lo que vi de él no esperaba mucho más de Japón. Seguramente me equivoque al juzgar algo tan complejo, pero creo que no era en absoluto el perfil de entrenador para una selección que miraba a hacer énfasis en el juego asociativo.
No creo que por pasar de ronda den un golpe de mesa y aumenten la intensidad; simplemente no la tienen, en absoluto. Una verdadera lástima.
javimgol 20 junio, 2014
Me esperaba bastante más de Japón en este Mundial. El objetivo era repetir la idea de 2010, y si se puede mejorarla:
– Alta capacidad asociativa. Dominar la posesión, sacarla jugada, dirigir el tempo del partido y tocar sin miedo en campo rival.
– Para sorpresa de muchos, ser seguros. Los equipos nipones siempre son sacrificados por naturaleza y tácticamente son muy disciplinados. Si a ellos le añades un buen nivel individual, como el de Tulio Tanaka y Nagatomo en 2010, el equipo casi era férreo.
– Una evidente carencia de gol. Eso no parece tener remedio.
Frente a eso, en 2014 tenemos:
– Un equipo que pese a tener la bola no genera ocasiones de gol. Los laterales llegan y centran, pan comido para los centrales. Se tira desde fuera del área, lo cual es fantástico, pero en ocasiones parece que al equipo le falta paciencia.
– El equipo no defiende bien. Ante Costa de Marfil el equipo se echó atrás y sufrió hasta que perdió. Contra Grecia nunca llegó a perder la iniciativa, pero lo poquísimo que ofrecía Grecia en ataque hacía daño. Kawashima tuvo un par de buenas intervenciones.
– En ataque, la falta de gol sigue igual.
En fin, una lástima. El equipo depende de casi un milagro para pasar de ronda: ganar a Colombia y que Grecia gane a Costa de Marfil, o que estos empaten y que haya suerte con el goalaverage.