Con el partido de hoy ante la Nigeria de Stephen Keshi en Curitiba, Carlos Queiroz habrá participado en tres Mundiales con tres países distintos de tres continentes diferentes. Un registro aún lejano aún a los de Bora Milutinovic o Carlos Alberto Parreira, pero que comienzan a situarle como uno de los técnicos especialistas en estas lides. «En los largos periodos que estás sin competir, añoro el puesto de entrenador. Me encanta el trabajo diario, acudir al estadio y dirigir los entrenamientos. Dicho esto, no sé por qué, pero me encanta este puesto», comentaba en 2012. Quizás la explicación que buscaba se encuentre, simplemente, en el día de hoy.
La fase de clasificación con Irán fue brillante.
Tras dirigir a Portugal (91-93), EAU (98-99), Sudáfrica (00-02) y, de nuevo, Portugal (08-10), Carlos Queiroz asumió las riendas de una selección iraní que, tras perderseQueiroz captó a los emigrantes de la diáspora el Mundial de 2010, había decepcionado en la Copa Asia 2011 al caer en cuartos de final. Cierto es que fue Corea del Sur, uno de los grandes del continente, quién la eliminó, pero la imagen no fue buena. La clasificación para el Mundial estaba encima, Queiroz apareció como solución y su impacto fue inmediato. Mientras avanzaba rondas con suficiencia, trabajó en la disposición ofensiva del equipo y, sobre todo, lideró la captación de jóvenes talentos de ascendencia iraní, cuyas familias habían emigrado tras la revolución de 1979. Así llegaron Davari (Alemania), Beitashour (EEUU), Ghoochannejhad (Holanda) y Dejagah (Alemania), cuatro futbolistas con una presencia fundamental en este proceso.
«Creo que nuestro equipo va progresando. Estamos más organizados desde un punto de vista defensivo, y también nos mostramos más regulares y equilibrados al irnosPrimó la buena actitud para su convocatoria hacia arriba. Los jugadores han mejorado mucho en cuanto a actitud y moral, y nos hemos hecho más fuertes como equipo», comentaba el seleccionador iraní. Su mensaje durante la fase de clasificación siempre fue el mismo: balón, orgullo y actitud. Así se ganó al núcleo duro de futbolistas, el cual certificó su presencia en el Mundial superando a sus anteriores verdugos de Corea del Sur. «El mensaje era sencillo de entender: nadie puede estar por encima de los intereses del equipo. Por eso fue imprescindible seleccionar a los jugadores que demostraran más coraje y mejor actitud. Quería futbolistas que sirvieran a la selección y no que se sirvieran de ella. Así hemos creado un equipo con una gran autoestima», reconocía Queiroz.
Irán estará en su cuarta Copa del Mundo.
Con esa vocación ofensiva, un grupo muy unido y la mejora de nivel con futbolistas del exterior, el «Team Melli» se presenta hoy en su cuarto Mundial. En las anteriores ediciones sólo pudo cosechar una victoria, pero aquel triunfo ante Estados Unidos es uno de los grandes hitos de su fútbol. Ya sin el mítico Ali Daei, pero con Hosseini, Nekouman o Massoud, los discípulos de Queiroz saben lo caro que está pasar de ronda. De hecho, para su entrenador, ni siquiera es el verdadero reto del país: «¿Cuál será nuestro premio, nuestro trofeo? Que después del Mundial Irán dé un paso al frente en la calidad de su fútbol. La cita mundialista debe servir para que Irán tenga mejores estadios, mejores campos, una liga mejor, mejores entrenadores y un fútbol más atractivo. En Brasil 2014 ganaremos si para entonces conseguimos llegar a ser mucho mejores que hoy». Y en ello están.
@quepasaLalin 16 junio, 2014
¿Creéis que Irán puede dar la sorpresa? No está encuadrado en el grupo más fuerte, la fase clasificación fue muy buena y no sería descabellado que pudiese ganar a Nigeria o Bosnia. Depende mucho de que Queiroz les haga creer pero los jugadores han demostrado cosas en la clasificación y en sus cuatro mundiales creo que es en este donde lo tienen menos complicado, sobre el papel, claro.