Nigeria fue un obstáculo diferente a lo que Argentina se había encontrado hasta anoche y puso el foco de atención sobre puntos menos tratados en este candidato al título. El sistema defensivo que comandan Mikel y Onazi carece de la fiereza del iraní o el bosnio y eso permitió a Messi y Di María estar más a gusto entre líneas y endulzar el ataque albiceleste; pero a su vez, Musa y Emenike, estrellas verdes, lucieron y señalaron mucho la parte trasera del dibujo de Sabella. En Argentina canta todo menos Leo. Por arriba y por abajo.
Argentina ante Nigeria fluyóNigeria entregó el balón y replegó prácticamente sobre la frontal de su área formando un 4+5 en el que la línea más poblada era la más estrecha. Traducción: los laterales estaban más abiertos que los extremos; algo que pudo entenderse como que Keshi prefería que Rojo y Zabaleta fuesen cosa de su defensa antes que de su centro del campo, quizá porque a la altura de su medular era donde jugaba Messi y ahí quería a cinco hombres muy juntos. A vista de pájaro, ciertamente, aquéllo era una impenetrable fortaleza verdosa; había mucha gente muy pegada en muy pocos metros, pero la ¿táctica? no se vio acompañada ni por el físico ni por la técnica, y no sirvió para mucho. Cuando Di María -el argentino más activo- o Messi filtraban un pase bueno, los nigerianos se mostraban demasiado patosos en su juego de pies. Parecían osos. Pocos goles fueron tres para los que pudieron caer. E Higuaín y el Kun fueron más responsables de ello que Enyeama. Están cortos de ritmo.
Di María-Gago y Fede-Garay pertenecen a escuelas distintas.
El problema albiceleste se sobrevino en transición defensiva, es decir, cuando le tocaba frenar los contraataques de su oponente. Se detectó una incoherencia entre lo que hacían sus centrales y lo que hacían sus interiores (recordemos que Argentina forma en 4-3-3). Fede y Garay buscan protegerse en su área cuanto más rodeados mejor y que su acción fetiche sea el despeje. Ni la anticipación, ni el cruce ni el robo. El despeje. O sea, su idea es mantener el bloque unido y ralentizar el ataque rival hasta que la termine regalando o rifando. Más adelante, sin embargo, Gago y Di María son muy impulsivos. Carecen de paciencia y no saben ni cómo proteger un espacio ni la importancia que eso tiene; ambos terminan siempre yendo a por la pelota como coyotes y metiendo el pie antes de tiempo. Se eliminan de la jugada y hacen que la misma se acelere y mejore apenas el contrario tenga un mínimo de nivel. Resumiendo, los centrales tiran hacia atrás, los interiores tiran hacia delante y Mascherano se queda solo. Por suerte, hace milagros.
Ezequiel Lavezzi mejoró las prestaciones del caído Kun Agüero.
Una traba similar encontraron Rojo y Zabaleta, pues Sabella, sabedor de su debilidad en el centro, cierra a sus interiores e impide que estos protejan a sus laterales. Y, obviamente, de los de arriba no hay noticias a la hora de defender. Un posible remedio a este déficit podría haber llegado con la última lesión del Kun Agüero, que ayer fue reemplazado por Ezequiel Lavezzi. El Pocho gasta una chispa distinta, sabe trabajar bien un costado y podría habilitar un 4-4-2 con él en una banda y Ángel Di María en la otra que facilitaría el reparto de espacios en el centro del campo. Sea como sea, y aunque este texto parezca negativo, lo que Argentina necesita que funcione sí está funcionando de maravilla. Leo Messi, sin haber jugado aún ningún partido sobresaliente, suma cuatro golazos y sigue abonando el cultivo del miedo. La gente de Argentina cantando en honor al «10» en las gradas de Brasil es como tambores de guerra sonando. A cada tanto del genio, el pueblo grita más fuerte.
Pablo 26 junio, 2014
Ta complicado el tema. Ilusiona verlo a Messi en versión superhéroe. El resto… genera preocupación. Gago casi pasa desapercibido: no lo ayuda a Masche y tampoco agiliza la gestación de juego. Di María mejoró y tengo fe que va a seguir levantando. Higuaín no está bien, se le nota. Y Aguero ya se terminó de romper. A eso hay que sumar los desacoples defensivos casi amateurs que muestra el equipo… Ta complicado el tema.
Y para colmo a Sabella le tiran agua mientras da indicaciones. Le tenía respeto antes del mundial aunque no me fascinará como entrenador. Pero la verdad que me parece lamentable su trabajo hasta ahora.