Colombia llegó al mundial siendo, quizás, el equipo de fútbol más alegre de los 32 participantes. La baja de Falcao reduce la calidad del equipo, pero acentúa aun más su sello de identidad estilístico. Pekerman tuvo claro desde el fatídico día de la lesión que, en ausencia del goleador, el líder del equipo debía ser su compañero del Monaco, James Rodríguez. A él se entregó sin paliativos y sus decisiones han sido todas dirigidas a potenciarlo. De ahí se puede entender la presencia de Victor Ibarbo en lugar Carlos Bacca: el entrenador argentino quiere a su capitán sin banda con libertad absoluta. Es así como vemos al James Rodríguez que ayer venció a Grecia.
James Rodríguez fue el absoluto líder de Colombia ante Grecia
El cuadro cafetero inició el partido como una locomotora de creatividad ofensiva y llenó el campo de paredes, amagues, gambetas y taconazos. Refugiados en la banda de su lateral-mediocentro, los primeros diez minutos, saldados con marcador a favor, fueron un vistazo de lo que el mundo esperaba. Sólo la extrema dureza de los helénicos, que casi saca del partido a James y a Cuadrado, detuvo la dinámica. ¿Era necesario obligar a James a tomar esfuerzos defensivos extra si ya iban ganando? Pekerman lo vio claro y cambió tanto de sistema como de discurso.
El 4-2-2-2 desapareció y dio paso a un 4-4-1-1 en un principio agresivo, pero que con el pasar de los minutos se fue replegando al punto de que los extremos hacían las veces de doble lateral. Grecia, para sorpresa de todos, se hizo con el dominio del balón y a continuación del partido. Al abrir su mediocampo, Colombia regaló tiempo y espacio a los interiores azules para filtrar pases con peligro; mientras tanto, cuando agarraba el balón, caía en el frenetismo y fallaba mucho. Los hombres exteriores quedaban muy lejos de la jugada y Teófilo, que es un delantero de esfuerzos cortos y ataque posicional, se tenía que enfrentar en inferioridad numérica y física a la zaga griega. El empate estuvo mucho más cerca que el 2-0.
Grecia dominó el partido en algunos momentos con la pelota
Nada más empezar la segunda parte, Pekerman corrigió y volvió al plan inicial. Con un número mayor de jugadores por dentro, la salida griega se lateralizó y la aparición del Maniatis controlador del primer tiempo se disipó paulatinamente. La Colombia de los minutos iniciales no volvió, mas ganó competitividad y empaque. El plan seguía siendo que Grecia tuviera el balón, a sabiendas de la falta de creatividad y calidad individual de los europeos, aunque había matices en la organización ofensiva de los sudamericanos: en lugar de buscar la contra rápida, se le entregaba el balón a James y el ataque se ordenaba a partir de sus conducciones y su asociación. El enganche cucuteño añadió poso al ataque de los suyos y desbordó la transición defensiva griega, especialmente luego del 2-0.
Fernando Santos ya había introducido lo mejor de su arsenal ofensivo en busca de la remontada y, de hecho, el habilidoso Fetfatzidis hiló un par de jugadas inquietantes. Pekerman reaccionó rápido e introdujo la última modificaciónHubo un bonito duelo táctico táctica del partido. Dio primero entrada a Mejía, un pivote agresivo, pero desordenado, y lo ubicó en línea con Carlos Sánchez, plegando a sus dos mediocentros con los centrales, y luego ordenó a Ibarbo que jugara de Freddy Rincón. El extremo del Cagliari nació al fútbol jugando como tercer volante en sistemas del estilo, con mucha presencia interior en los apoyos y rupturas al exterior cuando se necesitaban, tal como lo hacía el ex futbolista del Real Madrid. La idea era acumular más gente por dentro para neutralizar la ofensiva griega, sin perder la productividad ofensiva del ’14’. Por delante, James y Cuadrado desatados debían combinar ahora con Jackson Martínez, hecho que quizá le restó alguna opción de remate a los colombianos: el del Porto nunca devolvía la pared.
Ibarbo fue bastante importante en la pizarra de José Pekerman
Los últimos minutos fueron los de mayor seguridad por parte de los cabeza de grupo. La espalda de los mediocampistas griegos fue machacada por James Rodríguez quién, a pesar del cansancio, se bastó para eliminar el ritmo de remontada que querían imponer sus rivales y para hilvanar jugadas de gol, incluyendo la del definitivo que anotó él en pletórica jugada. El ex Envigado se exhibió y uno espera que, con una Colombia mejor, su juego también vaya a más.
El 3-0 fue quizás un resultado injusto a nivel global. Colombia estuvo lejos de su mejor nivel, fue un mar de dudas en la primera mitad, y los griegos se mostraron intensos e incluso dominaron varias fases del partido. Un equipo de mayor creatividad y técnica hubiera logrado mayor provecho de la debilidad táctica de los colombianos a lo largo del encuentro. Aun así, la goleada deberá servir para relajar el entumecido fútbol colombiano en los próximos partidos. Los cafeteros son un equipo imperfecto, con muchos defectos, pero con virtudes que alimentan la confianza y el estado de ánimo hasta las nubes. Aunque dé vértigo, las opciones de Colombian mejoran cuando se deja llevar sin condiciones por la naturaleza festiva de su fútbol y ataca sin contemplaciones. Si decide no hacerlo, no sólo sufre sino que también cae preso de la peor de las situaciones: que el desordenado Carlos Sánchez sea expuesto.
collarte 15 junio, 2014
La unica pega para Colombia es que con el 1-0 concediio demasiado espacio a Grecia y tambien ocasiones, no muy claras (siendo la de Gekas la mejor) pero si Grecia tuviese algo mas de calidad en ataque (Samaras llega a desesperar) podria haber conseguido el empate.