Dos metros cuadrados de césped, quizá menos, delimitan un espacio anónimo justo por delante del área pequeña. Esos dos metros cuadrados, quizá menos, han contemplado casi todos los goles de Miroslav Klose en tres campeonatos del mundo distintos. Y no son pocos. El delantero de origen polaco, un nueve de los de área, los ha metido de todos los colores: con la frente, con el canto de la cabeza, con la testa ladeada, a golpe de cervicales y con el cuello erguido. Incluso ha metido alguno con los pies cuando el balón le ha llegado demasiado bajo. En espera de lo que suceda dentro de poco en Brasil sólo un fenómeno surgido del mismo país que este verano albergará el Mundial marcó más veces en la máxima competición de selecciones. Lo hizo en quince ocasiones, tan sólo una vez más que el delantero alemán. Pero fue Ronaldo.
Klose va a Brasil 2014 con la posibilidad de hacer historia grande
Y Ronaldo fue muchas cosas que Miroslav Klose ni es ni será. El brasileño fue el más querido de todos, por ejemplo. Y de todos los muy buenos, uno de los mejores. Un auténtico fenómeno, un futbolista mágico, de jugadas bellas y asombrosas. Se paseó por las mejores plantillas del mundo y su historia se envolvió con la lírica de los héroes: se rompió cuando debía buscar su techo, ganó cojo y se sostuvo en su talento hasta el último día. Una jugada redonda para sublimar el recuerdo de quién ostenta una preciada marca en peligro de extinción.
A Miroslav Klose esto de alargar su tozuda sombra sobre las gestas de los mitos ya le va: si dos goles le separan de conquistar el récord de Ronaldo uno le bastará para desempatar con Gerd Muller como máximo artillero de laKlose pretende batir a cracks superiores a él selección alemana. Palabras mayores sobre un delantero al que muy pocos, quizá nadie, situaría entre los mejores de su tiempo. Porque sí, ya marcó bastantes goles en Kaiserslautern… pero tampoco tantos. Suficientes para convertirse en el delantero titular del combinado teutón en el Mundial de 2002, el arranque de un relato que no se entiende sin prestar atención a la particular relación que el nueve alemán mantiene desde entonces con su selección. Sus cinco goles en Corea y Japón ya anticiparon entonces lo que sería una constante: Miroslav Klose marca muchos goles con la camiseta de su país adoptivo. Más que vistiendo otras casacas.
Klose siempre funcionó mejor en la Selección que en los clubes
El alemán ya no era un chaval cuando recaló en Bremen para firmar, entre dos temporadas con cifras más realistas, un curso goleador excepcional. Fue el que precedió al Mundial 2006, que le coronó como mejor artillero del torneo con cinco tantos. ¿La cima de su carrera? Eso parecía. Ya con la camiseta del Bayern de Múnich y pasados los treinta encabezó otra vez el ataque alemán en el Mundial de Sudáfrica. Su último año en el club bávaro había sido muy discreto y se intuían los últimos coletazos de una trayectoria que llegaba a su fin.
Y entonces marcó cuatro tantos en cinco partidos para llevar a Alemania hasta semifinales. En medio de una generación que no le correspondía por estilo ni por edad Miroslav Klose, un punta muy poco dado al regate,Klose, un 9 para Ozil y Muller dribló a su propia decadencia. Lo hizo a su manera, con goles y un maravilloso sentido de la oportunidad: hombre de área pequeña y fría definición, ese viejo delantero centro que encarnaba en si mismo las viejas formas combativas del fútbol alemán se convirtió en el complemento ideal para los jóvenes futbolistas, tan sutiles y sofisticados, que copaban las nuevas convocatorias de Joachim Löw. Por el camino, como anticipando el movimiento de un central condenado, Miroslav Klose había crecido en el apoyo, se había acercado al juego y llegó puntual a su cita favorita para ofrecer instinto y concreción al fútbol ligero que orquestaban Mesut Özil, Thomas Müller y compañía.
Klose se adaptó de maravilla al estilo del «nuevo futbolista alemán»
Ya han pasado cuatro años desde entonces y el viejo goleador sigue en sus trece, por no decir catorce. Ya con otra camiseta, como siempre que se acerca un nuevo Mundial, reverdeciendo laureles en la liga italiana. En su cabeza, como no podía ser en otro sitio, sólo caben los dos goles que le separan de la guinda a una excepcional trayectoria como internacional alemán. La patria de Ronaldo, el más querido de los muy grandes, aguarda el posible verdugo de un récord que, de cambiar de manos, reconocería a un futbolista de otra dimensión que también tiene algo de fenomenal.
donmarcelobielsa 28 mayo, 2014
"En medio de una generación que no le correspondía por estilo ni por edad Miroslav Klose"
Es que es eso. Pero vaya, cómo rindió con los bajitos. Como ha rendido siempre, vamos. Este señor es una garantía. Ojalá pueda hacerse con ese récord. Se lo merece.
Aún así, no tengo tan tan claro que vaya a empezar como delantero en Brasil. La línea Reus-Özil-Götze es tan poderosa que romperla es todo un reto, no se manda así como así a uno de esos tres al banco. Y claro, si juegan ellos, Müller es la gran amenaza para Miroslav arriba. Menos goleador, pero mucho más móvil, gran cabeceador y ratón de área y además con una pasta especial que le permite hacer magia, o cosas raras, según se mire.