El deseo de Luis Enrique | Ecos del Balón

El deseo de Luis Enrique


Celta y Valencia jugaron un partido de extremos. Extremo fue Rafinha, después de su buena actuación como centrocampista ante el Real Madrid y extremas fueron las ganas de Luis Enrique de sacar esta victoria. Lo decimos poco pero Lucho tiene como entrenador el mismo arrojo que cuando jugaba. Va a todas, así le partan la cara. A muchas menos fue Pizzi, que decidió proteger a los suyos siempre que pudo. Ayer no le salió, aunque el Valencia sigue transmitiendo algo que no tenía hasta hace bien poco.

En Balaídos vimos un partido extraño pero con buenos momentos

El primer acto fue, digamos, raro. Nos divertimos en todo momento pero costó descifrar qué estaba pasando, quién estaba siendo de verdad superior. En el guion del choque venía que el Valencia debía ser el guardián del balón peroParejo mareaba al Valencia lo cierto es que a los de Pizzi les costó bastante. Vimos a un Parejo claramente acostado sobre el sector izquierdo para jugar de cara y meter a su equipo en campo contrario, pero el “21” arrancó dormido. Augusto Fernández, su marcador, le robó dos pelotas de esas que retratan y permitió al Celta hacerse con las primeras sensaciones positivas. El cuadro vigués pasaba al ataque de manera vertical y ahí exponía todas sus virtudes: el buen pie de sus futbolistas y los movimientos de Charles. Para desgracia momentánea suya, el ariete volvía a fallar el mano a mano que tuvo ante el portero.

Pero la tarde venía extraña y sin lógica. El Celta fue acercando al gol a su rival a medida que ellos mismos ganaban metros sobre el césped. Los de Luis Enrique son una formación ultraofensiva en la que los interiores (Álex López y Augusto) rara vez ayudan a Oubiña al final de las jugadas. Por esto, siempre que el Valencia recuperaba, aunque fuera en su área, lograba una situación de contragolpe gracias al juego entre líneas de Canales. Oubiña no pudo tapar ni una contra, ya no está para eso. En una pelota rápida llegó el 0-1. Tenía que ser así. Los ataques organizados habían fracasado por ambos lados.

Ningún equipo pudo imponerse mediante el control de la pelota

A partir de aquí el encuentro se definió. El Valencia rebajó claramente la altura de la presión y cedió la iniciativa al Celta. Fue algo buscado, pretendido por Pizzi, y hemos de tratar de entenderlo. Los locales se mostraban débiles defendiendo los contraataques y el conjunto che venía de un esfuerzo físico y mental tremendo ante el Atlético en Copa.

El caso es que se pasó a un escenario en el que el Celta tenía que encontrar soluciones ante un repliegue. Y esa solución volvió a llamarse Rafinha, aunque esta vez, como decíamos al principio, de manera distinta a loRafinha volvió a ser el partido visto en el Bernabéu. Como extremo. Los celestes se agarraron a lo bestia a su recepción abierta, que siempre es imprevisible, pues igual maneja el pase que el desborde. Precisamente esa recepción de Rafinha nos permitió palpar la energía que Pizzi ha instaurado (al menos de momento) en su nuevo club. Cuando el canterano culé la pillaba, Parejo (o Romeu) y Piatti acudían como soldados a auxiliar a Guardado. Era un desgaste antinatural en un triángulo no muy dotado para esas tareas. Al primer despiste, Rafinha castigó con un precioso envío a Charles. Empate y partido nuevo.

El Valencia trabajó muy bien contra Rafinha… hasta que falló

Con tablas en el marcador, Pizzi debió pensar que su equipo no estaba para recobrar el dominio. Bastó que Oubiña jugara fácil en un par de ocasiones y que Jonny pasara al ataque por la izquierda para que el técnico argentino optara por un doble pivote de verdad defensivo. ¿La respuesta de Luis Enrique? Más madera: Nolito y Orellana para abrir el campo y Rafinha por dentro junto a Krohn-Dehli. El Celta continuó empujando hasta el 2-1, obra también de un Charles que cerraba las heridas de Madrid. Luis Enrique recolectó un triunfo que, solo por valentía, ya fue merecido, pero apetece concluir con una lectura positiva del Valencia, que enseñó la misma voluntad de las últimas citas, aun sin la chispa reciente. Incluso la forma de atacar en la recta final del encuentro, con calma y sin neuras, incita a ser optimista. Para las próximas semanas nos queda pendiente saber si Pizzi es de naturaleza tan prudente o fue cosa de la resaca copera.


Comentarios (16)

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No os parece un tanto incomprensible la suplencia de Nolito frente a Orellana? Será por tener un revulsivo en el banquillo?
Me extraña que no se comente que el Valencia se quedó sin sus dos central por lesión y que el tercero (Víctor Ruiz) acabó renqueante. Seguramente eso explique lo del doble pivote defensivo. A la fuerza ahorcan.
@vi23

Orellana ha pasado a Nolito por delante en cuanto a rendimiento. Muchísimo más trabajo defensivo y a la vez con decisiones más inteligentes en el juego colectivo, aunque le falta la pegada y la agresividad de cara a puerta de Nolito.

Me gustó mucho Rafinha en esa posición, con ese espacio extra para conducir que te da partir desde la banda. Y además el alejarlo del área propia y acercarlo a la rival limita la peligrosidad de algunas de sus pérdidas. Eso si en el Celta eché en falta algo de profundidad, algún jugador que rompiese al espacio de vez en cuando.

En el Valencia me gustó Piatti trabajando mucho en echar una mano atrás a la vez que arriba se movía por todo el frente del ataque casi. Y el giro de Jonas dentro del área me pareció de mucha clase, me encanta este jugador. El que no me gustó nada fue Guardado, en defensa lo vi muy inseguro, pero no sé si es la tónica habitual o si fue el tener que pelearse con este Rafinha.
@migquintana

Sí, pero es que ayer me pareció muy curioso que en dos o tres contras de la primera parte en las que el Celta puede correr (aunque en inferioridades de 2 vs 5 y cosas así) nadie tiraba una ruptura con convicción, de hecho llegué a enfadarme con Rafinha en un momento dado por pedirla al pie en vez de buscar la carrera contra Guardado que hubiese resultao en una ocasión más clara que irse al medio conduciendo el balon y permitiendo al Valencia reagruparse.

En lo de las áreas completamente de acuerdo, si no dominas en ninguna de las dos áreas como le pasa a este Celta va a ser muy difícil que ganes partidos con regularidad.
@ vi23

Nolito está re-mal, tío. Precipitado y poco preciso. A ver si se entona porque para el Celta es clave por su capacidad resolutiva. Mientras tanto, Orellana es una pequeña maquinita de producir fútbol.
A mí no me gustó lo de Rafinha tan a la derecha. Oubiña-Álex López-Augusto es demasiado vertical. De no ser porque el Valencia se cayó físicamente, no habrían encontrado al brasileño en todo el partido y, si no entra en juego, el Celta no llega.

Vamos, veo que para el Celta dársela a alguien que la reciba, la aguante y la devuelva mejor de lo que la recibió es vital. Es cierto que Rafinha no es un gestor de balón, pero si es mejor que sus compañeros en eso.
Yo tengo que reconocer que con Orellana me equivoqué compleamente. El añoa del ascenso del Celta lo vi con regularidad y me pareció muy buen jugador, pero también me dió la sensación de que le faltaba velocidad técnica, no de piernas sino de mente. Y después de la media temporada pasada en Granada estaba convencido de haber acertado pero en el último mes se ve que es un jugador utilisimo en Primera, con un despliegue físico brutal.

Del Valencia me gustaría preguntaros, ¿este es el Romeu esperable en la élite? Porque a mi en el Barça B me pareció que podía ser un jugador más importante de lo que me parecio ayer. Aunque no sé si la lesión de la temporada pasada le afectó demasiado, porque me parecio más lento de lo "normal" en el.
Parece que concordamos en que al Celta le hace falta peligro, chispa, determinación y eso lo da Nolito, por eso me extraña su suplencia. Joder, que tiene muucho gol y eso a un equipo que pelea por el descenso le viene increíble. Probablemente sea por un tema de compensación del equipo, ya que el interior izquierdo tampoco ayuda mucho a defender ese costado. Pero entonces vería más lógico a Krohn-Dehli ahí, no?

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