Dorlan Pabón tiene groove como para parar un tren lleno de instrumentos. Eso lo saben en la parte de Sevilla donde el cielo (y el infierno) es blanquiverde. En Valencia tienen dudas. En Getafe tienen rabia. Porque era muy temprano y desde muy temprano nos putearon, el sabor de los churros competía con las legañas del “para un día que me puedo quedar en casa” y, de repente, una línea de bajo sugerente comienza a conversar con una batería relajada. En ese momento Pabón decide que jugar un rondo con Banega y Paco Alcácer siempre (ever) es una buena idea, sobre todo si el centro del campo getafense dormita en su propia indolencia. Cuerdas que nos recuerdan lo que fuimos, las mujeres cuerdas que enamoramos, los amigos locos que quisimos, los padres que se enorgullecieron ante los vecinos mientras se compartía el vino y se terminaba de cocinar la paella con el inicio del carrusel deportivo de fondo y forma. «I want you to come back», en un whattsap que fue escrito en todos los minutos. 1972 llamadas perdidas. 1988, Medellín, el futuro, sancocho, mondongo y lulada, olor espeso a futuro y frenesí. La pierna derecha que golpea mientras la pierna izquierda resbala. Caerse de culo y que nadie se ría porque les has metido un golazo con el alma
Soul con reminescencias pop o, al revés, cultura popular para voces negras. Regreso al camino que se nos da mejor, despejar las dudas sobre nuestro esfuerzo, golpear la pelota con nuestra magia. Josh Rouse, el genio americano que se enamoró en Valencia y se quedó ya allí a vivir, te pide que vuelva. Con la vez tenue de las sirenas confidentes. Pabón corre desde la yarda de retorno curado por su propia luz.
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Golazo de Dorlan Pabón (0-1) Getafe CF – Valencia CF
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Abel Rojas 5 noviembre, 2013
La gran pregunta: ¿quiso ponerla ahí?
Yo creo que sí 😛