Cuando en un mismo campeonato compiten Falcao, Ibrahimovic, Cavani, Thiago Silva, Moutinho, Toulalan, Lucas Moura, Lavezzi, James Rodríguez o Verratti, el interés aumenta. Cierto es que puede desvirtuarse tal inquietud hacia una dualidad, pues este desembarco es responsabilidad de solo dos clubes, pero el aliciente es innegable. A pesar de entreverse que será un duelo entre sus dos plantillas más potentes y completas, la Ligue 1 tiene el atractivo suficiente para generar contenido de alto nivel. Uno de esos planteles, el del PSG, parece haber hecho pie tras acercarse a los consecuentes 100 días de proyecto Blanc.
Quedando cerca ejemplos tan interesantes y antagónicos en su proceder como los del Velodrome del pasado domingo o la más que notable actuación ante el Benfica en París, la transición entre el prospecto de Ancelotti y las instrucciones de Laurent discurre por un sendero reconocible y coherente. Con cosas esperables y otras no tanto, el alesiano ha modificado la configuración de su equipo con mucha mano izquierda, como si nadie se hubiera dado cuenta, respetando la ubicación y virtudes de cada futbolista y entendiendo que el núcleo del equipo es alguien tan transversal como Zlatan.
De repente, Laurent Blanc dibujaba a su equipo en un 4-3-3
No hay revolución porqueZlatan seguirá siendo la clave la plantilla es la misma al 80% y ello explica todo. A un equipo cuyo mayor patrimonio es la gran calidad física en todas sus líneas, una enorme capacidad diferencial para el balón parado y Zlatan, no es fácil transformarlo. Es su esencia. Y lo estamos viendo. Son sus constantes. Pero Blanc va aportando ciertas maniobras de distracción para actualizar el núcleo; para dotar de aplicaciones más personales y con las que entiende que el equipo puede crecer.
Desde el 4-4-2 inicial con el que el PSG echa a rodar, heredado del periplo Ancelotti, Blanc no tarda en introducir un 4-3-3. Concretamente a finales de agosto, ante el Nantes, confirmándose días más tarde frente al Guingamp. Con Pastore de volante, aún sin la presencia de Verratti, con Thiago Motta como mediocentro. Pasa el tiempo, da entrada a Cavani, da confianza a Van der Wiel sobre Jallet, recupera a Marquinhos y consolida su idea base: un 4-3-3 con una inconfundible intención de elaborar el juego desde la corona del área, inclusive en acciones comprometidas y siempre de manera central.
Utilizando a Motta entre centrales ante rivales que adelantan presión o trabajan con dos puntas, Blanc busca superioridad en el inicio para interiorizar en sus jugadoresMotta es fijo para Laurent la idea de no perderla en los primeros metros, para, una vez que su jugador más capacitado en la búsqueda de los más adelantados, Marco Verratti, juega de cara, comenzar a acelerar la jugada. Dos velocidades sustentadas en una constante amplitud lateral y acumulación de hombres en zonas intermedias. Es temprano para observar realidad y fluidez en tal circunstancia, pero por ello ha de resaltarse que, hasta nueva orden, pues el equipo puede alcanzar vuelo y mezclar más su juego, no es esta la esencia. Es su superioridad física, competitiva, el recurso del balón directo sobre Zlatan, el hombre del campeonato, y su poderío en ambas áreas.
Crecer desde una base inquebrantable y poderosa: Ibrahimovic
En esta idea propia de BlancVerratti, pausa y organización reside, obviamente, la singularidad y calidad del minúsculo Verratti, un talento extraordinario para marcar el tempo de propios y extraños, un Marquinhos que entiende la salida elaborada de manera fantástica –impecable interpretación en incorporación o en apoyo- y de un noticiable Thiago Motta, rayando a un nivel sensacional –siempre jugó bien al fútbol, más allá de su rol-.
Se repite con frecuencia la idea de elaborar por dentro para liberar por fuera y ello implica en el movimiento apoyos de Ibra, Matuidi en menor medida, y Lavezzi o Moura, más utilizado el argentino, que reciben en múltiples ocasiones de espaldas, en las que, de salir victoriosos, tanto Maxwell como Van der Wiel encuentran metros para correr. Sin embargo, en otras tantas, surgen pérdidas, compensadas por una guardia pretoriana de primer nivel europeo.
Destaca la utilización de van der Wiel en el carril diestro. El holandés, al que sus aptitudes no le dan para ser protagonista y fiableGregory ‘sólo’ ha de atacar a la vez, queda más liberado con la posición de Motta y los pulmones de Matuidi, adueñándose toda la banda para su mayor satisfacción: atacar. Ello centra a Cavani, factor intimidante y consecuente con cualquier posición que adopte Ibra, que en su mayoría son de espaldas al arco. El uruguayo forma doble punta o sujeta a los marcadores para que el sueco sea de la partida en el círculo central.
Verratti desatado. Marquinhos, Motta y Gregory van der Wiel
El modelo por el que Blanc bebe los vientos es la primera parte ante el Benfica, en el que núcleo y actualización se dan la mano; se generan ocasiones, se materializan, se elabora desde atrás y se sostiente con fiabilidad un balance defensivo imponente –sin Thiago Silva, actualmente lesionado-. En la otra vertiente, la madurez y consolidación del grupo, tres noches atrás ante el Marsella, en la que la expulsión de Motta obliga al técnico galo a reordenar sus piezas y remontar con diez hombres.
Es pronto para concluir si el PSG aspira o no a someter imperiosamente desde el trato de balón, pero sí que se observa que se han resaltado las características de la propia velocidad del equipo. Pausa y elaboración en campo propio y una progresiva aceleración en el último tercio para llegar a zona de castigo. Lavezzi y Cavani siguen sonando al presto San Paolo, como Verratti al andante caminar de los registas. Así está el Parque en octubre.
letissier 9 octubre, 2013
Muy ilusionado con este PSG. Vamos a ver como lo desarrolla Blanc. Y señores, ojito con Adrien Rabiot. Ya es oficialmente mi joven protegido, algo me dice que se viene algo muy serio. Normal que el articulo no lo mencione, no es pieza vital en el equipo, aunque el otro día fue el primer cambio de Blanc después de la expulsión de Motta en Marsella. Ojalá tenga minutos, en el esquema de tres mediocampistas del PSG puede tener importancia; calidad física y un trato de balón muy fetiche. Ojala le vaya bien, 18 añitos.