Entre Michu y el gol apenas había cierta relación de colegueo. Como amigos casuales, quedaban una vez al mes para saludarse y recordar la simpatía que se profesaban. Nada serio; una cita, una breve celebración y hasta dentro de unas pocas semanas. Solo seis veces se reunirían en la temporada 2010-2011, campaña definida precisamente por su no-gol al Granada en aquel penalti de la Promoción de Ascenso. Roto y desconsolado, abandonó Vigo rumbo a Vallecas, el estadio que le cambiaría la vida. Formando pareja con Diego Costa (¡!) y ejerciendo como delantero, el asturiano reventó su marca de goles: 16 solo en Liga. Demasiados para ese tiburón llamado Premier League que devora todo lo que huela a determinación. Todavía nos quedaba la duda de si sus cifras rayistas eran flor de un día, si no habría sido uno de esos años. Meses después la incógnita está resuelta: Michu es un goleador.
Y es que el fútbol de Miguel Pérez Cuesta no esconde secretos. Su juego es simple, previsto. Táctico. Si alguien sustituye esos adjetivos por “lineal” y “aburridillo” también tendrá sus argumentos. Del Swansealona de Brendan Rogers cada vez queda menos y Michu algo tiene que ver. Los de Laudrup hicieron del español su bandera y les va genial; juegan en Europa y hasta levantaron una copa. En la pizarra, la posición del ovetense explica los dos módulos de juego que suele aplicar el Swansea: 4-4-2 con doble atacante (por norma Bony y Michu) o la opción de las tardes más conservadoras: 4-3-3 con Shelvey, Cañas y De Guzmán en el centro y Michu como “9”. Nosotros analizaremos ambas propuestas, pero de entrada una cosa ha de quedar clara: el juego de Michu es siempre el mismo.
A octubre de 2013 ya no queda duda alguna: Miguel Pérez Cuesta «Michu» es un goleador consumado
Cuando el balón esté en la banda no esperen encontrar a Miguel cerca. Esta sentencia es el verdadero concepto base de Michu, el ABC de sus movimientos: jamás está en el perfil de la jugada. Si el Swansea ataca por la derecha, el ex Rayo esperará en el costado izquierdo (foto de la derecha), y viceversa (Foto). Como delantero centro, sus ayudas laterales son cero. Nunca sale de la ubicación de remate. Esta característica simplifica muchísimo la descripción de su fútbol ya que solo deberemos atender a sus desplazamientos verticales, es decir, “de arriba abajo”. Siendo ariete, su participación en los apoyos se reduce bastante. Por ejemplo, verle colaborar en los inicios de jugada es algo extrañísimo. No baja a recibir. La única descarga que sí realiza es la enfocada a los contragolpes (Foto). Como su zancada es larga, se anima a profundizar en estas acciones (Secuencia Completa). Corriendo verticalmente es muy potente aunque carece de talento para desmarcarse. Como decíamos, en Michu no hay juego de bandas, y las rupturas no son una excepción; todas son entre centrales (foto de abajo a la izquierda) y casi en línea recta (foto de abajo a la derecha). Muy evidente ha de ser la jugada para que el de Oviedo caiga a banda.
Como delantero centro en solitario, el fútbol de Michu se reduce a esperar y tratar de ser profundo
Con Wilfried Bony sobre el césped, el comportamiento de Michu se matiza… ligeramente. Debatíamos en Twitter si esta pareja podía considerarse una doble punta al estilo de las de hace una década (Vieri-Crespo, por ejemplo) o si, por el contrario, Michu pasaba a actuar más de enlace. Todo es opinable pero la realidad es que, incluso con Bony a su lado, Michu sigue siendo algo muy parecido. La banda es territorio prohibido.
Tanto si atacan por el centro (foto de la izquierda) como si progresan por fuera (Foto), el Swansea mete a sus dos referencias por dentro. El mecanismo es de lo más llamativo y peculiar, pues dice la lógica que alguno de los dos debería salir al costado para auxiliar y crear espacios. Pues no. El Swansea no lo hace. Así pues, la variación en el juego de Michu se localiza en la altura en la que interviene en los apoyos. Aquí surge el citado debate. Michu tiene cierta capacidad de orientarse entre líneas (Foto) –desde luego más que Bony–, lo que a veces nos lleva a verle hacer de enlace. El tema es que la altura de dicha intervención es siempre a partir de tres cuartos, y eso cuando el conjunto rival se desordena y lo permite (foto de abajo a la izquierda). El Swansea no pretende que Michu sea un “10” y hay dos detalles que lo demuestran. Por un lado, sigue siendo rarísimo verle conectar de primeras con los pases de un central o un mediocentro (foto de abajo a la derecha). Por otro, el Swansea intenta que Bony tenga influencia por detrás (Foto) para, entre otras cosas, prolongar pelotas para la carrera del español (Foto). Al revés ese mecanismo no funciona igual, pues Bony es más pesado y Michu, pese a su altura, no las peina demasiado bien de cabeza. Además, hay algo evidente: Miguel, que tiene un buen control orientado con ambas piernas (Foto), no es habilidoso ni creativo a la hora de retener la bola. No tiene claridad para aprovechar ventajas, salvo quizás en carrera y con metros por delante. Por último, hemos de añadir que todos los aspectos de su juego como «segundo punta» se mantienen con otros compañeros, como Álvaro Vázquez.
Pese a compartir ataque con otro punta, Michu suele mantener la mayoría de sus movimientos ofensivos
Para el final hemos querido dejar lo mejor, a modo de postre. Si hasta ahora el desglose de cualidades nos habla de un jugador concreto y nada especial, la visión cambia cuando el esférico queda muerto en el área. Ahí Michu se convierte en ave rapaz, un elemento de esos tocados con la varita. Totalmente bendecido para el remate, su instinto descubriendo ocasiones es élite (Foto). Es de esos que hacen gol con disparos mordidos o dándole con la pierna mala (siendo zurdo, esto vale doble). Su único defecto como goleador tiene que ver con los lances “de pensar”. Cuanto más influya la intuición, más destaca. Algo fascinante para quien no hace tanto nunca había superado los 10 goles en Liga y que termina condicionando la visión global del futbolista. ¿Selección española? Con “100 puntos Costa” en la recámara y gente como Negredo y Soldado turnándose en las convocatorias, la competencia parece excesiva. ¿Qué puede aportar que no tengan los demás? De entrada, presencia en el punto de penalty. Pese a no ser un excelso rematador de balones cruzados, es el delantero nacional más habituado a vivir entre centrales, algo que no tenemos tras la marcha de Llorente. Y bueno, para cazar un churrigol, nadie como Michu en nuestro país. Solo por esto, Del Bosque le tendrá en cuenta hasta el último minuto. Aunque no tenga el nivel del resto.
elguardavallas 8 octubre, 2013
Guardando las distancias (que quede muy claro), si al artículo le quitamos "Michu" y ponemos en su lugar "Hugo Sánchez" encajaría casi a la perfección (sólo la cuestión de la altura no cuadra).