Bilbao mola si te gusta estar vivo. El Athletic tiene que molar si te gusta ser jugador. Son cosas que se pueden discernir tras ver como casi todos los que se van más tarde o temprano acaban volviendo como si nunca se hubieran ido: sonrientes, conciliadores, jovenes, relucientes. Regresando al equipo de sus sueños del que una pesadilla o el talonario caliente de algún otro grande del estado español les arrancó de manera violenta. Así como el que no quiere la cosa pero quiere a la casa que le formó en eso de pegar patadas a un balón mientras se representaba a un romántico (como actitud y también como tiempo pasado y suicida) ideal. Valverde, Beñat, Balenziaga, Etxeita y Kike Sola vuelven a un campo que ya no será San Mamés y cada uno viene por un atajo diferente con una mochila distinta.
Los fichajes del Athletic tienen pasado en el club.
El txingurri por fuera de la línea de cal a enseñarle a todo el mundo que su capacidad para estabilizar vestuarios desequilibrados solo es comparable a su capacidad para hacer recuperar identidades perdidas.Son cinco las novedades del nuevo Athletic El ex-betico, por el centro y el sur, a demostrar que el círculo que parte en dos el universo de los bilbainos postBielsa es un lugar fabuloso para convivir con un Ander Herrera que ha de dar un paso atrás después de haber dado dos hacia otro lado distinto. Mikel (Balenziaga), viene por la izquierda, a ser la sensación (térmica) y conquistar una banda que quema tras reinar por una banda tan gélida como la de Pucela. Etxeita, desde el este al centro, viene de ascender tras mil quinientos años al Elche para plantar su vivienda en la zona más deshabitada en Bilbao el año pasado: el territorio natural de los hombres aguerridos del norte que en la 2012-13 fue una broma entre la inexperencia de Laporte, la mente en fuga de Amorebieta, la mala temporada de Ekiza y la “lorenjuarronización” de ese central con cabeza de delantero que es Mikel San José. Sólo Gurpegui sacó castañas del fuego pero muchas de ellas ya estaban quemadas.
Y porque las castañas y el fuego son necesarios en la capital de Bizkaia llega a la otra área Kike Sola, tras la espigada pero malquerida sombra de Fernando Llorente, y con la obligación de formarSola ha dejado mucho cariño en Pamplona parte de la tradición y el momento, de ser el eslabón que une toda una historia de corpulentos delanteros centros y el que le libera para encarar al guardameta rival en el siguiente partido, del que te mete en las alineaciones mentales de un tiempo y un lugar y del que endurece las piernas y los corazones en cada entrenamiento matutino. Kike Sola sabe donde se mete y le gusta donde se mete. No tiene reparos de ser el invitado que nadie esperaba, de ser el que se tuvo que marcha dolido cuando el club al que regresa le cortó siendo más jóven y menos fuerte, de ser el que presione a la defensa rival sin importar las distancias ni las dimensiones del escenario, de ser el que rompa el fuera de juego jugando con su apariencia de no ser lo suficientemente rápido para hacerlo. De ser y de estar. Kike Sola hace de la capacidad de sorpresa su arma y su alma, de su perspicacia para adelantarse, su truco para retrasar a los defensas, de su rosario de recursos a la hora de rematar, su fe y su clavo ardiendo donde agarrarse mientras celebra otro gol. En Bilbao esperan que sea el nuevo Urzáiz, al que le une ciertas características físicas y de estilo de juego. Esperan que lo que les separa no sea inabarcable. Que no haga odiosa la comparación.
Sola complementará la delantera del Athletic.
Como nunca cantó Carlos Gardel, Kike Sola vuelve a Bilbao con la frente bien, aún sin marchitar ni su cabello ni sus testarazos, dispuesto a asociarse a unas bandas donde Muniain y Markel Susaeta han de recuperar la chispa perdida. La duda será si se podrá establecer también sinergias combinativas con un Aduriz que obligaría a recuperar sistemas más arcaicos en la delantera, pero también con ese punto romántico intrínseco a la propia esencia de los del Botxo. Lo que está claro es que un De Marcos en gracia no puede dejar de jugar y puede ser el Fran Yeste con el que Valverde casi gana la copa basculando libre por detrás del delantero y por delante de los defensas. Pero ya no lo tiene consigo, igual que tampoco tiene a Jonas, ese extraño elemento que te permite cambiar varias veces tu sistema ofensivo en un mismo partido sin cambiar a los jugadores y que tan buen resultado le dio en su última etapa en Valencia. Sea como fuere, juegue con quien toque, se asocie a quien se junte, Kike Sola debe tocarla y girarse, desmarcarse y saltar, morder la bola para que esta muerda la red. Igual que Etxeita debe gritar hasta desgañitarse para que la vida tenga sentido. Igual que Balenziaga deber hacerse imprescindible en la izquierda de las cosas. Igual que Beñat tiene que conseguir estar en Brasil el verano que viene y no de vacaciones. Están obligados y de ellos depende que la marcha de Bielsa solo esté presente en los corazones y no en la mente de los aficionados, que el Athletic recupere su voz para que nosotros sintamos ese eco de autenticidad y coraje que nos hizo vibrar hace tiempo y no hace tanto.
Abel Rojas 10 julio, 2013
Me parece un excelente movimiento, la verdad. El mercado del Athletic es el que es y todos conocemos sus limitaciones, y con Kike Sola he tenido la sensación en los últimos dos años de que el Osasuna no lograba potenciar sus virtudes.
Sola es corpulento pero sobre todo me parece un jugador técnico y con calidad para pasar el balón y que se lo pasen, y que el Osasuna de Mendilibar ya sabemos que proponía un juego súper directo que se saltaba cualquier cadena asociativa.
En el nuevo San Mamés encontrará por detrás a Iraola, Iturraspe, Ander, Beñat y Muniain. Y seguramente un San José relanzado como central -creo que es el principal favorecido para el cambio Valverde x Bielsa-. Creo que es un lugar más propicio para Kike.
Aunque Aduriz sea mucho Aduriz.