Sir Alex Ferguson, This Is The One

“Take my breath awaaaaaaay… Medio mundo cantaba el jitazo del grupo Berlin popularizado por la película Top Gun cuando Alex Ferguson tomó las riendas del Manchester United. Entonces todavía no ostentaba el título de Sir y las cosas eran muy diferentes. Desde luego, una trayectoria tan increíblemente longeva en un mismo club da para todo tipo de comparaciones. Cristiano Ronaldo, por ejemplo, sólo tenía un añito y medio en aquel momento. Mientras el escocés debutaba con una derrota por dos goles a cero frente al Oxford United, la gente hacía cola en los cines para ver El color del dinero, con Tom Cruise y Paul Newman. Los audiófilos más innovadores no paraban de hablar de un nuevo formato llamado Compact Disc que afirmaban que sonaba perfecto y que duraba para gente. Dire Straits presumían de que Brothers in Arms, el disco que contenía Money For Nothing y Walk Of Life era el primer álbum en vender un millón de copias en CD.

No fueron sencillos los primeros pasos de Ferguson al frente de los red devils. El equipo concluyó en decimoprimera posición de la premier. Esa misma temporada, otro de los orgullos de Manchester luchaba también por sobrevivir. Tras el éxito cosechado por The Queen Is Dead (1986), quizá el mejor disco de The Smiths, las tensiones en el seno de la banda estaban disparadas. Aun así, tuvieron tiempo de editar el single Shoplifters of the World Unite apenas unos días después de que el equipo lograra vencer a sus archirrivales del Liverpool en Anfield Road.

Las 27 temporadas en el United hacen casi imposible desligar la figura de Sir Alex de los diablos rojos. Sin embargo, su trayectoria como técnico (y como jugador) se remonta unos años antes a su escocia natal. En junio de 1974 se hizo con las riendas del East Shirlingshire mientras el Reino Unido vibraba a ritmo glam-rock con David Bowie, Slade y T. Rex como figuras esenciales del movimiento. Ese mismo año pasó al St. Mirren, donde estuvo cuatro años. Para cuando le fichó el Aberdeen en 1978, un cataclismo había sacudido la música y la sociedad británica: el punk. Una burbuja de rebelión juvenil gritaba fuerte. También en los estadios, claro, en la era dorada del hooliganismo en Reino Unido. Aparecían las tribus urbanas: mods, rude boys, skins, góticos…

Su primer trofeo lo consiguió en 1980, durante su segunda campaña como manager del Aberdeen, consiguiendo romper la sempiterna hegemonía de Rangers y Celtic. A la vez, un sello de Glasgow llamado Postcard Records trataba igualmente de hacerse un hueco en el anglocéntrico (de Inglaterra) panorama musical de las Islas Británicas. La punta de lanza: grupos como Orange Juice, liderado por el maravilloso Edwyn Collins, Aztec Camera o Josef K. Un año después llegaría su primer triunfo internacional: la Recopa de 1983, venciendo al Real Madrid en la final.

Que en Old Trafford y en Manchester se vive la música con una pasión especial se sabe de sobra. No hay más que escuchar ayer mismo al estadio en la despedida de Fergie coreando This Is The One, de The Stone Roses, a voz en grito. Sir Alex fue uno de los specials ones y quedará ligado indefectiblemente para siempre a una de las grandes capitales musicales del mundo. Precisamente, su primer éxito al mando de la nave roja, la F.A. Cup de la temporada 1989-90 coincidió con el verano del amor de Manchester, rebautizada como Madchester al ritmo de The Stone Roses, Happy Mondays y New Order (inolvidable el World in Motion, canción oficial de la selección inglesa para el Mundial de Italia 90).

A partir de ahí, la trayectoria deportiva de Ferguson en el banquillo del Man United es una historia casi continua de éxitos. La primera ola de premierships consecutivas (92-93 y 93-94) y, también, 95-96, 96-97, 98-99 y 99-2000) coincidió con el inicio de esa rule britannia de la música que fue el britpop con Blur, Oasis, The Verve o The Charlatans a la cabeza, aunque también con incursiones de proyectos electrónicos como los de The Chemical Brothers o Portishead. A partir de 1999, en aquella final inolvidable del Camp Nou de Sheringman y Solskjaer dando la vuelta al marcador en un final tan mítico imposible. La industria musical británica, por su parte, luchaba por sacudirse la resaca del britpop con una generación de conjuntos y cantantes melódicos en los que destacaron Travis, Badly Drawn Boy, Doves y, claro está, Coldplay, quizá el grupo británico más importante del nuevo siglo. Al menos, en repercusión y ventas. Otro puñado de jovenes airados (The Libertines, Franz Ferdinand -escoceses como Sir Alex-, Arctic Monkeys, Klaxons) trataban de insuflar nueva vida melómana.

La renovación en el Manchester United de la generación de jóvenes talentos de los 90 (Scholes, Giggs, Beckham, Butt, Neville…) al “mejor equipo que nunca entrené”, con Ronaldo, Rooney, Tévez, Carrick, Ferdinand, Evra… Fue quizá más sencilla. Los dos últimos cambios de décadas no han sido particularmente sencillos para la música inglesa, quizá en segundo plano ante Estados Unidos. Aun así, artistas capitales como PJ Harvey y nuevos talentos como The Horrors, Adele, Florence + The Machine o James Blake mantienen la llama viva de la inagotable cantera británica.

“Gracias Manchester United, has sido la experiencia más fantástica de mi vida”, dijo ayer durante su despedida en Old Trafford. “Gracias Sir Alex Ferguson, nos has regalado algunas de las experiencias futbolísticas más fantásticas de nuestra vida”, resulta necesario añadir. This was the one.

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