Cuentan que hace muchos años Granada fue tierra de matagigantes. Que allí perecieron las últimas huestes del Madrid yé-yé de Miguel Muñoz; que el ilustre Rinus Michels sufrió uno de sus primeros reveses como comandante culé; y que el imbatible Iribar, en una de sus visitas a la ciudad, se llevó cinco recuerdos inolvidables para Bilbao. Dicen que son leyendas basadas en hechos reales, pero para muchos incrédulos resultan tan lejanas en el tiempo como aquellas elocuentes palabras de la sultana Aixa a su hijo Boabdil. Quizás por ello ahora, tras demasiados años acostumbrados a las batallas con tanto barro como poca gloria, los jóvenes nazaríes sacan aún más pecho por vivir el origen de una leyenda tan o más increíble que las que les contaban sus antepasados. Es la de Odion Jude Ighalo, un delantero sin gol que se convirtió en el héroe de Granada a base de goles.
Desde 1976 hasta 2011, Granada no vio ni combatió a ningún gigante.
La historia de Ighalo es atípica porque ni nació en Andalucía ni jamás ha sido propiedad del Granada, sino que es nigeriano y su contrato le une con Udinese. O, mejor dicho, con los Pozzo. Como a Quique Pina, como al Granada. De ahí que sus caminos se cruzaran, hasta en cuatro ocasiones, por medio de cesiones sin más perspectivaIghalo era y aún es propiedad de Udinese, pero los Pozzo tienen un acuerdo con Pina de futuro que la de rodarle como futbolista. Así llegó en 2009, con el equipo en Segunda B y la compañía de Nyom, Mainz o Dani Benítez, en una temporada que tendría un desarrollo complicado para él. Las expectativas eran altísimas, necesitó un largo tiempo de adaptación y, para colmo, a nivel personal tuvo algún que otro problema. Sin embargo, cuando el equipo le necesitaba para terminar como campeón de grupo, él apareció marcando un gol decisivo en Caravaca. Así comienzan las leyendas: con pequeños triunfos en pequeñas batallas. Además, ahí no se quedaría. Aún quedaba lo más complicado: la eliminatoria por el ascenso frente a un Alcorcón que había saltado a la fama tras derrotar por 4-0 al Real Madrid de Pellegrini. Allí encontró su primer gran pedacito de gloria. Corría el minuto 71 del partido de ida y el Granada empataba a cero en casa, cuando Dani Benítez sirvió un envío al centro del área e Ighalo, mostrando su frialdad y calidad, regateó al defensor para poner el balón en la red con un delicado zurdazo. Era el decimoséptimo de la temporada y, junto al de Amaya, valía un ascenso. El Granada regresaba a Segunda 23 años después, pero Ighalo no continuaría.
Udinese, esta vez, pensaba que la opción ideal para favorecer su progresión era que volviera a la Serie A. El Cessena, equipo recién ascendido, cumplía con los requisitos a la perfección, pero el delantero nigeriano sólo jugaría tres partidos… como suplente. Por su carácter y su fútbol le costaba arrancar, con lo que evitar un nuevo periodoTras el fracaso de su vuelta a Italia, regresó para ser el héroe del ascenso a Primera de adaptación se convertía en la mejor opción. El interés de Fabri en recuperarlo, hizo el resto. En esos momentos el Granada ocupaba la 9ª posición, pero el objetivo era volver a aspirar a lo máximo de la mano de nuevos protagonistas procedentes de Udine como Fabian Orellana, Guilherme Siqueira o Alex Geijo. Este último, precisamente, era el jugador más en forma del equipo y estaba en plena racha goleadora. Ante sus 24 dianas, Ighalo poco podía hacer, pero el hispano-suizo se lesionó en la clavícula ante el Huesca en una de las últimas jornadas ligueras y al nigeriano le llegó su oportunidad. Marcó ante el propio Huesca y el Villarreal B, pero en la primera eliminatoria de playoff por el ascenso no estuvo fino. No es que jugara mal ante el Celta, más bien al contrario, pero la portería se le hizo muy pequeña demostrando que no es un goleador de área. Para su suerte, Michu falló el penalti decisivo y el Granada se jugaría ante el Elche volver a la élite. En la ida en el Nuevo Los Cármenes ambos equipos empataron a cero, con lo que todo se decidiría en el Martínez Valero. En este estadio, definitivamente, Ighalo entraría en la historia el club. Rompió a portería, regateó al portero, se entretuvo, destrozó a un defensa, se acercó lentamente a portería y marcó el gol del ascenso. El Granada regresaba a Primera 36 años después, pero Ighalo volvía a no tener asegurada su continuidad.
Finalmente, sí que seguiría. Tampoco podía ser de otra forma, era el héroe de la afición y el Granada necesitaba mantener la apuesta por la calidad para lograr asentarse en la máxima categoría. Esta vez, a las cesiones del Udinese (Jaime Romero y el propio Ighalo) le acompañarían lasLa temporada de Ighalo no fue brillante, pero ha vuelto a ser el salvador del Granada del Benfica (Jara y Martins) y del Villarreal (Uche). El potencial ofensivo del equipo de Fabri era considerable, pero sorprendentemente le costaba mucho hacer gol (sólo 35) y esto desembocó en una temporada de mucho sufrimiento. Ighalo fue buena muestra de ello pues, pese a jugar 30 partidos y partir como titular en la mayoría de ellos, únicamente consiguió marcar seis tantos. Este hecho, unido a la sensación de extrema irregularidad y al nivel de exigencia de la parroquia granadina, le iban quitando el cariño que ganaba con sus goles decisivos y terminó por ser, incluso, cuestionado. El caso es que por tercer año consecutivo, cuando el equipo se jugaba la vida, el delantero aparecía para que la sangre circulara hasta el corazón y el oxígeno hasta los pulmones. Ya con Abel Resino como técnico, en la antepenúltima jornada, Odion Ighalo anotaría los dos goles que, a la postre, resultarían salvadores. Todavía quedaban dos jornadas, pero la dolorosa derrota in extremis ante el Real Madrid y el gol de Tamudo en Vallecas le terminaron dejando a un sólo gol del descenso, dando así aún más valor al doblete del nigeriano. El Granada lograba el objetivo de la permanencia, pero Ighalo estaba más fuera que dentro. Otra vez.
Hoy, ante Osasuna, el Granada puede certificar la permanencia de forma matemática.
El 31 de agosto, último día del mercado, el goleador sin gol firmaba su cuarta cesión con el Granada. Estas idas y venidas cada verano, su peculiar carácter karimbenzemiano, los excesivos fallos de cara a puerta y su controvertido estado físico, le han alejado en cierta manera de su afición. Pero volvió a llegar su momento. Tras una primera vuelta con no muchos partidos como titular (6) y aún menos goles (0) en la que la falta de acierto colectivo aniquiló el proyecto de Anquela, Ighalo ha sido decisivo en la mejoría granadina del segundo tramo. El último de sus cinco tantos, el del 0-1 ante el Málaga, puso al Granada en una posición de privilegio frente al resto de rivales por la permanencia. Un gol vital, sobre todo, por lo complicado del calendario: hoy reciben a Osasuna, visitan al Valencia y, en la última jornada, acogen a un Getafe que, seguramente, se esté jugando entrar en Europa. Había que sacar la renta antes, y así se hizo. Gracias a ello, gracias a Ighalo, esta jornada el club nazarí puede asegurar su continuidad en la Primera División si logra la victoria hoy y el Deportivo de la Coruña no pasa del empate mañana. Será un fin de semana de cálculos, cábalas, transistores y un regreso: el del propio Ighalo. Siendo un día clave como es, en el Nuevo Los Cármenes tienen la certeza de que el nigeriano olvidará su gris día a día para parecer el más certero y regular de todos los delanteros. Porque Odion Ighalo no es el héroe perfecto, pero su leyenda sí que lo es.
SergioMartin91 18 mayo, 2013
Ighalo es un futbolista que a mí, en cuanto a regate, desborde y demás me encanta, pero creo que delante del portero posee la obsesión que tienen algunos delanteros que les lleva a fallar goles cantados, más allá de esto creo que con un delantero puro por delante rendiría muy bien en un equipo como el Granada. Es vital que se enchufe ahora el camerunés para que el equipo de Lucas Alcaraz se salve, porque el Granada no es que vaya muy sobrado de goleadores y eso en primera división se paga muy muy caro.