La situación era chunga. Tras derrotar al Valencia hace tres jornadas, la Real se vio en Champions. El sueño de jugar la Copa de Europa pasó a ser un objetivo casi logrado y por ende, susceptible de echarse a perder. No es que a los de Montanier les entrase el cagazo, pero bastó que la fortuna les diese mínimamente la espalda para que el experto Valencia les recortara cinco puntos en apenas siete días. Y había más; el conjunto che vencía a media tarde en campo del Getafe, colocándose por encima de una Real que visitaba a la noche el Pizjuán, terreno complejo en cualquier circunstancia. Pues bien, el cuadro vasco supo sobreponerse a todo esto –que no es poco– y arañar un triunfo más que vital en Nervión. Mucho mérito. Con medio puntito de ventaja con solo seis por disputarse, la Real es favorita para ir a Champions.
Cinco disparos en los primeros cuatro minutos auguraban una primera parte de muchísimo nivel. Así fue. El arranque del choque iba a ser sevillista en base a conceptos 100% emeryanos. Por un lado, vimos a un SevillaEl comienzo del partido fue muy del lado local fluido y rápido. Unai ha sabido aprovechar la irrupción del excitante Alberto Moreno. El chico ocupa toda la banda y permite que Perotti (supuesto extremo izquierdo) y Rakitic formen una especie de doble mediapunta. De esta manera, el Sevilla gana presencia interior, control y elaboración, algo de lo que siempre escasea. Gustó especialmente el argentino, cosa que celebramos después de su calvario de lesiones. Sin la pelota, los locales también fueron la imagen de su técnico: presión alta y agresiva, con Medel saliendo muy lejos a por Illarramendi y una Real bastante incómoda. Con Emery tan presente en el juego, el 1-0 tenía que llegar con su estilo. Puede considerarse afortunado en su resolución, pero solo al entrenador guipuzcoano se le ocurren córners como el convertido por Rakitic. En la pizarra es un prodigio.
El Sevilla arrancó siendo fial al libro de estilo de Unai Emery
Con el Sevilla arriba en marcador y sensaciones, llegó el accidentado gol del empate. Cosas del fútbol, ahí cambió todo. La Real seguía cediendo metros, pero lo hacía con más firmeza y convicción. Los visitantes comenzaban a encontrar a Agirretxe (su estado de forma es impresionante) y la espalda de Alberto Moreno. Es normal que al joven le sorprendan de rato en rato; ocupa mucho espacio y aún carece de experiencia. Con el enésimo centro con la zurda de Carlos Martínez, Agirretxe hacía el 1-2, algo injusto pero ya no inexplicable. Que el remate fuese en semifallo deja claro que al 9 txuriurdin le sale todo. La Real ya estaba donde quería. Ahora tocaba defender.
La segunda mitad fue de mucha peor calidad, algo que debemos sumar al buen hacer de los donostiarras. Un nombre destacó sobre los demás: Íñigo Martínez. El central legitima el plan de su equipo, ya que permite a laÍ.Martínez es un gigante dentro de su área Real meterse cerca de su portero sin temor. El zaguero se hizo grande y despejó todo lo que pasaba por allí. Ayudó el hecho de que Negredo apenas pisara el punto de penalti. El ariete español estuvo activo en las caídas a banda, pero no olió a gol como viene acostumbrando. Emery leyó la situación y reaccionó tan bien como le permite su plantilla. Introdujo a Babá, que nunca marca pero hace bulto en el área y a un flojísimo Cicinho, al que dio toda la banda derecha. El Sevilla había entrado en una espiral de errores no forzados en los pases, así que Unai lo buscó por las bravas.
Íñigo Martínez es el discurso de la Real cuando van ganando
Con la seguridad que inspiraba su defensa, la Real fue montando contragolpes en base a su otra pieza destacada en los segundos cuarenta y cinco minutos: un Xabi Prieto que pausaba con enorme clase cada contragolpe realista. Griezmann y Vela pudieron sentenciar; un Vela que cometió la torpeza de ver una amarilla que le hará perderse el trascendental choque de la semana que viene frente al Real Madrid. Como hace diez años, Anoeta se vestirá de gala para recibir al conjunto de Mourinho. Si hacen la machada, todavía quedará visitar Riazor, quien sabe si con la salvación del Deportivo en juego. Una montaña por subir, no hay duda, pero hoy manda la Real. El Valencia se cambiaría por ellos.
pouco_barulho 19 mayo, 2013
En mi casa se apoya a la Real que mi madre es de Irun, ostia! 😀
En efecto, el estado de forma de Agirretxe es solo una de las várias señales de como el futbol es un estado de ánimo y el de la Real es la confianza. Los txuri-urdin rebosan y se nota en todos. Espero que despues de todo la Real pueda mantener su 4º puesto, seria una pena de no pasar