La estética del potrero | Ecos del Balón

La estética del potrero


Hurgando por los recovecos del genoma del futbolista argentino, el potrero se erige como su factor intrínseco, su principal elemento constitutivo, su sello distintivo. Reducto inexpugnable, quizás sea una de las fortalezas que todavía resisten a un mundo globalizado que exprime al máximo la plusvalía económica que genera la pasión por el fútbol. El amateurismo en su sentido más acabado, donde todavía se juega por el amor a la camiseta o el barrio, por la dignidad humana, por el honor.

La urbanización desterró a los potreros de la gran ciudad. El cemento fue extinguiendo esos espacios recreativos que abundaban en un pasado entrañable para unEl potrero de siempre está en desuso hoy en Buenos Aires pueblo que adoptó al fútbol como cultura y religión. El crecimiento exponencial de la demografía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue cómplice de la desaparición forzada de terrenos baldíos desprolijamente emprolijados para jugar al fútbol. Las bondades del siglo XXI conllevan aparejados un daño colateral: ya no alcanza con diez, dieciséis o veintidós hombres y una pelota para patear hasta que las velas no ardan. Los frutos del potrero decrecen cada año, siendo Carlos Tevez el último gran paradigma del fútbol “villero”, como lo catalogan ahora.

El tiempo fue alejando al potrero del día a día de la ciudad.

El potrero fue siempre sinónimo de romanticismo. Aún hoy, cuando subsisten en las famosas “villas” porque nadie ha tenido todavía el tupé de enquistar una cancha de alquiler en alguno de los tantos barrios carenciados que se han construido como consecuencia de las políticas de exclusión social de la infame década del noventa y los marginados por el sistema capitalista encuentran en el fútbol un modo de escaparse de esa tétrica realidad por un rato, de acortar la brecha entre ricos y pobres.

Lo que hoy es una excepción, ayer fue un denominador común a lo largo y a lo ancho de toda la Argentina. Antes se jugaba como se podía, en un suelo jamás lujoso que incentivaba la imaginación y la improvisación por los pozos de una cancha castigada en los días de sofocante sol y de copiosa lluvia, cuando la tierra se convertía en barro. Con la pelota maltrecha de tantos pelotazos, con zapatillas casi arruinadas o en “patas” para cuidar el único par que la familia podía comprar.

En ese contexto se forjó el jugador más grande de todos los tiempos, tal como relata en su imperdible libro “Yo soy el Diego”: “Siempre jugábamos a la vuelta de casa,Maradona nació a la pelota en Villa Fiorito en las Siete Canchitas. Eran unos potreros enormes, algunas canchas tenían arcos y otras no. ¡Las Siete Canchitas, como si fuera uno de esos complejos que hay ahora, con césped sintético y esas cosas! Aquéllas no tenían ni césped ni sintético, pero eran maravillosas para nosotros. Eran de tierra, de tierra bien dura”. El predio de Larrazábal esquina Chivilcoy fue el prólogo del mito, enfundado con la camiseta de su Estrella Roja. Villa Fiorito fue el escenario de su nacimiento, sin que los reyes se enteraran, porque de seguro hubieran viajado miles de kilómetros para festejar su aparición. Tal vez por ello nunca fue funcional al poder.

En la crudeza de un fútbol sin reglas, su prodigiosa zurda obnubiló rápidamente a propios y extraños. Sobrevivió por ser el más fuerte, el más talentoso, empujado por un inquebrantable espíritu que lo impulsó a “ganarle a la vida”, a escaparse de la pobreza que obligaba a la inmaculada Doña Tota a sufrir el hambre para darle de comer al pequeño Diego. Mamó la picardía, le imprimió desfachatez a sus indescifrables gambetas y moldeo su liderazgo hasta dar el salto a Argentinos Juniors.

Diego se convirtió en la esperanza de los pobres.

Lionel Messi siempre tendrá una desventaja en la caprichosa e innecesaria comparación con Diego Armando Maradona. Con méritos futbolísticos más que suficientes como para sentarse a su diestra en el cielo de los mejores jugadores de la historia, el sentido de pertenencia que encarna Pelusa será inigualable. Surgido de la más cruda de las pobrezas, personificó los sueños de los marginados, dignificó a un sector eternamente excluido y resistió frente a la opulencia. El idilio construido va mucho más allá de sus títulos y de sus goles imposibles.

Jamás traicionó la esencia de ese pibe que presentó sus credenciales ante el mundo haciendo jueguitos para aquellas viejas cámaras que aún filmaban en blanco y negro. Gambeteó a la predestinación, esquivó los avatares de una realidad indigna para emerger de Fiorito y despreció los millones de River para jugar en Boca. En Europa sometió a los poderosos italianos que debieron hincarse frente a su Nápoli y en el Mundial de México humilló a Inglaterra en la que fuera una minúscula e insignificante revancha después de la guerra de Malvinas. Su monólogo en el Azteca resultó la obra más perfecta del potrero argentino: la picardía del primer gol, la improvisación, el talento y la gambeta en el segundo, donde mareó ingleses como en su Estrella Roja natal. La leyenda del Diego, un Robin Hood moderno corriendo a la par del viento con el pecho inflado y el cuerpo erguido, quedó inmortalizada como la esperanza de los pobres.


Comentarios (17)

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Como nunca está de más enlazar y recomendar la página del profesor Domínguez, que tan bien trata muchos temas, aquí está un pequeño pedacito de Maradona:
http://labfutbol.blogspot.com/2007/11/diego-marad...
Esto es el fútbol. La selección de Leo Messi, Maradona, Riquelme, Sivori, Redondo o Kempes condicionada por el estilo arquitectónico y la urbanización de un país. Esto es el fútbol.
@DavidLeonRon

"Encima jugabas con la motivacion de ese partido, creyendote uno de los heroes que ibas a ver a las 20.45. Bueno, al menos yo."

No eras el unico ^^

En cuanto a la urbanizacion..yo vivo en bs as, y puedo decir que canchas no faltan, sobran, pero son todas de alquiler o clubes. Lo que si se perdio es la mistica del potrero..
yo crecí en mendoza, y realmente nos pasábamos la tarde entera en la calle jugando a la pelota. Cuando años después he vuelto no me dejo de sorprender de pensar que jugábamos ahí, en el cemento de la calle... creo que tengo alguna cicatriz en la rodilla de esa época ;)

gracias por el artículo! tengo un montón de recuerdos ahora en la cabeza... y un montón de ganas bajar a la calle a jugar :)
bueno @colombeti, el mejor partido de ese Mundial a mi humilde parecer es el Francia vs Brasil. Es catalogado por muchos como una gran final anticipada, "el partido" que debió ser la final del España 82. Sin desmerecer el Inglaterra-Argentina, y la trayectoria de Argentina en ese campeonato, Francia tuvo quizá los tres partidos más difíciles de ese mundial y uno fue contra un Brasil que quizá ya no estaba en la cumbre del 80-83, pero aun era un rival muy peligroso (los otros fueron los octavos de final contra Italia, y sabemos bien que Italia es Italia; y luego la semifinal contra Alemania, que terminó perdiendo). Encuentro marcado por el calor (casi 40°C) y los fallos de los dos jugadores insignia de cada selección en la tanda de penalties: Platini y Sócrates. Otro partido impresionante fue los octavos de final entre la Unión Soviética y Bélgica, auténtico festival de goles (y alguna polémica). Dinamarca vs Alemania, Francia vs. Unión Soviética y el España vs Brasil de la fase de grupos alcanzaron la categoría de épicos. Y la gran final, ha sido la final más disputada de los últimos años, curiosamente solo la final entre Argentina y Holanda en el 78 se le compara. Siempre se ha dicho que el Mundial de México 86 fue el mejor mundial de la historia y creo que no andan equivocados. Fueron los que tenían que ir y los 8 equipos que avanzaron a los cuartos de final sin duda alguna eran merecedores de tal honor. Por ahí tal vez debió estar la Unión Soviética o bien una Italia en transición, pero Francia o Bélgica eran más que dignos. Digamos que hasta Francia 98 no hubo un mundial tan lleno de emociones y partidos que nunca sabias como podían acabar, era imposible arriesgarse a un veredicto. En Korea-Japón hubo bastante sorpresa, pero algo insulsa (animada un poco por Senegal o Turquía), y los últimos dos mundiales ha primado el juego defensivo y los jugadores están muertos de tantos partidos entre clubes y selección.
Excelente nota!!! El eje, la temática, la redacción y la originalidad. Felicitaciones

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