Hay que ver lo puñetera que es la Champions. Abordamos el tema en el 38 Ecos de anoche y la verdad, si uno se para a pensarlo, algo tiene que tener esta competición para que después de tantas ediciones, no haya habido equipo que se coronase campeón sin angustia. El hipotético miedo del Paris Saint Germain era uno de los ejes centrales de la previa y terminó siéndolo del propio partido. A los cinco minutos ya flotaba en el ambiente que los de Ancelotti iban a sufrir, que allí nada estaba decidido. Pasó el PSG y para el club galo la recompensa es doble: acceden a cuartos, donde deben ser un escollo para casi todos y reciben una lección de lo que es la Copa de Europa auténtica. Del Valencia poco malo se puede decir hoy; incluso la extraña alineación resultó mejor de lo previsto. Eso sí, por buena que sea la actuación valencianista, no hay día que no aflore el detallito que les impide competir en la élite.
Pensando que a los suyos les podía agarrar el canguelo, Carletto descartó hacer probaturas y recuperó a los Thiagos, recién salidos de lesiones. La presencia de tres pivotes –Matuidi, Motta y Chantome– nos hizo creer en un 4-3-3 con Moura y Lavezzi de puntas sueltos y Pastore liberado, al estilo Ibrahimovic: no fue así. El técnico italiano apostó por un 4-4-2 con el argentino en su rol habitual por la izquierda y, esto sí fue llamativo, Chantome en la derecha. Señalaba Marc Roca que tal decisión tenía como objetivo protegerse de un Canales cuyos destellos agradaron en el encuentro de ida. El joven talento no apareció por el césped y el ofensivo Guardado cedía su puesto en el lateral al caótico Cissokho, que llega mucho y con criterio pero tiene los pies cuadrados. La medida defensiva se quedó sin nadie a quien defender.
Valverde decepcionó a todos cuando a las 19:40 se dio a conocer el once che: Ni Banega, ni Canales ni Guardado, más Pereira fuera por molestias. Albelda sería el mediocentro junto a unos interiores, Tino Costa y Parejo,La superioridad de Dani Parejo frente a Motta, fundamental en los 45 primeros minutos que protagonizarían el gran cambio con respecto al choque de hace tres semanas: el Valencia aprendió la lección y no se expusó a pérdidas que originaran contragolpes. El PSG se pasó de conservador y no buscó el robo nunca, lo que aprovecharon Costa y especialmente Parejo para incrustarse muy arriba, siempre en zonas laterales (concepto clave, que te la quiten ahí duele menos). El ex de Getafe y Real Madrid se mostraba muy superior a un Motta que, fuera de forma, lo pasaba fatal para seguirle. Ancelotti se vio obligado a cambiar de perfil a Matuidi, del que luego hablaremos. A la actividad de los interiores se sumaron con acierto los extremos –sobre todo Jonas–, que dejaban espacio para la subida permamente de los laterales. La pena, que tanto Barragán como Cissokho son demasiado limitados; semejante responsabilidad les quedó gigante. Para completar el buen funcionamiento colectivo, un Soldado que se benefició de un Thiago Silva renqueante y al que se impuso en alguna ocasión en los apoyos. Dicho esto, el brasileño y su paisano Alex vencieron a los puntos al delantero español; el Valencia rondaba el área con frecuencia imprevista y ahí los centrales parisinos rozaron la exhibición. Soldado no olió a gol nunca.
La primera parte del Valencia nos ilusionó con la remontada
Si la primera parte tuvo instantes de pesadilla para los locales fue porque estos no lograron vivir sin su megacrack. La treintena ha sentado muy bien a Zlatan y lo suyo en Francia es auténticoPastore fue constante de un modo que casi no recordábamos liderazgo. El PSG es él. Sin su presencia, piezas como Lavezzi o Lucas Moura la pillan más al pie, y eso no les favorece. A Moura le gusta, porque inventa regates en una baldosa, pero su partido como punta se apagó muy pronto. Necesita la banda para ir descubriendo Europa. Así pues, todo estaba en manos de Pastore. El internacional albiceleste, cuya mayor carencia es la constancia, tenía la misión de ser Ibra desde el carril izquierdo. La ventaja, que ahí es fácil recibir la pelota; el inconveniente, que tu radio de acción se reduce. Lo cierto es que Pastore intervino muchísimo, más de lo que quizás volvamos a ver esta temporada. El futbolista es lento en sus movimientos aunque su cabeza sí ve cosas. Falló pero se hizo notar. Lo más destacado del Paris Saint Germain salió de sus botas.
Los visitantes regresaban de los vestuarios con el derecho a soñar ganado. Banega hacía acto de presencia en lugar de David Albelda, pasando Parejo al puesto de “5”. De entrada fue positivo; el Valencia se mantuvo fiel a la idea aplicada en los 45 minutos iniciales y jamás hizo que sus interiores recibieran de espaldas. Además, las características de los tres hombres del medio dieron pie a permutas que agilizaban la circulación. Los nuestros eran más que el PSG y Jonas por fin consiguió reflejarlo en el marcador. 0-1 y París enmudecida. Ancelotti, como el entrenador grande que es, se la jugó con un cambio ofensivo, metiendo al veloz Gameiro por un Motta que no estaba para esta cita. El impacto iba a ser inmediato; el PSG aumentó su intensidad… y llegó el error. El de siempre. El que, a estas alturas, resulta hasta irritante. Un mal envío de Parejo dio luz verde a la estampida de Gameiro y Lavezzi. Empataba el Pocho.
El Valencia es incapaz de apartarse del error en un partido de élite
La contienda entraba en la etapa del drama, esa en la que los jugadores de verdad prevalecen sobre la táctica. El Valencia husmeaba la portería y la prórroga era una posibilidad real. Alex y Thiago Silva continuaron su sesión de despejes (qué gesto técnico tan poco valorado y qué difícil es) mientras el flojísimo trabajo de Chantome hizo que tuviéramos MVP definitivo: Blaise Matuidi. Lo suyo fue espectacular. El francés tapó lo de su lado y el de su colega. Literalmente, porque cortó balones en todas las zonas del campo. Con el partido en fase emocional demostró un carácter digno de elogio; su equipo, no tanto. Se les disculpa porque el mal trago de anoche es algo que todos los gigantes han de padecer para madurar. Y no estaba Ibrahimovic. El Paris Saint Germain es más fuerte hoy que ayer, pero también ha quedado expuesta la incapacidad de sobrevivir sin el sueco, que no estará en la ida de Cuartos de final. Deben crecer. El Valencia se nos fue con honor y gloria, aunque no sin recordarnos por qué se le niega sistemáticamente el pase a los ocho mejores del continente.
@JuanDiek 7 marzo, 2013
"caótico Cissokho, que llega mucho y con criterio pero tiene los pies cuadrados"
Qué gran verdad. Todas las ventajas que se generaron por ese costado, en especial cuando salió Banega y se encargó de cargar la banda izquierda, se esfumaban en cuanto Aly tenía que centrar