Revitalizante Benítez

La FA Cup aúna gran parte de la esencia del fútbol británico tanto de hoy como de ayer, y enfrentaba en los Cuartos de Final de esta edición al que más veces la ha levantado y al vigente campeón. Manchester United y Chelsea protagonizaron un duelo digno de la competición más antigua del mundo. Era difícil que el duelo decepcionara. Los hombres de Ferguson están evolucionando la idea con la que empezaron la temporada y el funcionamiento colectivo cada vez es mejor. Clara consecuencia de ello fue el primer tiempo del partido. La superioridad red devil se debía a mecanismos tácticos que el Chelsea de Benítez no supo frenar.

El Manchester United se puso muy pronto en ventaja.

Por un lado, sin balón, el Manchester United planteó un efectivo achique lateral. Kagawa y Nani, los extremos del ya típico 4-4-1-1, recularon de forma muy notable para ayudar a su lateral capturando al volante rival con el apoyoW.Rooney, clave bajando atrás a recibir del mediocentro del doble pivote que se encontraba orientado en cada perfil. De esa manera, el avance de Moses y, especialmente, el de Oscar, se hacía harto complicado, y Mata no podía actuar en la zona central, donde mejor se maneja y donde los puede guiar. Por otro lado, con balón, la presión de los mediapuntas blues era superada gracias a un apoyo de Wayne Rooney que desorganizaba el sistema de presión retrocediendo y echaba una mano a Carrick y Cleverley, quienes tenían problemas ejecutando una salida más común. Con el balón en los pies del 10 se habilitaban dos vías de ataque que garantizaban la continuidad de la jugada. En la izquierda, Kagawa iba a la zona vaciada por Rooney para abrir una línea de pase deficientemente cubierta por el doble pivote del Chelsea, Lampard-Ramires. El japonés llevaba el balón al área y, además de permitir que el equipo se desplegase en ataque, servía balones a Chicharito. En la derecha, Nani garantizaba conducciones largas por la banda de un Cole difuso para adentrarse en el área o servir algún centro. Pese a que Nani se lesionó, Sir Alex se mostró continuista con la entrada de Valencia, que aportaba lo mismo en el mismo costado.

La falta de un mediocentro puro que lograse desactivar el mecanismo Rooney-Kagawa fue seguramente lo que inclinó a los red devils a utilizar mucho más a Shinji. Además, si Cleverley y, en especial, Carrick,El entrenador madrileño esta vez arregló el mal arranque superaban sin ayuda la primera línea de presión, se daba un contexto favorable en el cual podían aportar juego interior o pases largos, como la asistencia de Carrick a Hernández en el 1-0. Rooney puso el 2-0 tras 11 minutos con una bella ejecución de una falta escorada. El Chelsea parecía derrumbarse. Mata operaba lejos de la zona central de tres cuartos, su favorita. Oscar y Moses estaban capturados, Ba aislado, y las llegadas desde segunda línea de Lampard eran un recurso ofensivo insuficiente. En suma, estos factores inclinaban peligrosamente al Chelsea al juego directo y a la sumisión total. Rafa Benítez estuvo acertado con la dirección de campo, algo que hasta ahora ha sido poco frecuente. Le devolvió la vida a su equipo a los 52 minutos. A pesar de que Obi Mikel no destaque por su contundencia o su robo de balón, es el único mediocentro posicional disponible. Le dio entrada por Lampard, para que Ramires recuperase su faceta llegadora de comienzos de temporada. También entró Hazard por Moses, y el belga también iba a sentirse fresco, móvil y preciso, como a comienzos de temporada.

Sin variación esquemática, pues persistía el 4-2-3-1, el Chelsea era otro. Recuperó la posesión y avanzó metros que el Manchester United iba involuntariamente concediendo, posiblemente debido al desgasteLa llegada que aportó Ramires, desequilibrante de su duelo de Champions League. Ramires tenía la seguridad de que alguien iba a cubrirle si subía hasta tres cuartos, por lo que en cada jugada en que podía hacerlo lo hacía, ocupando la posición natural de Mata que pasó a aportar pese a operar ligeramente caído a los costados. Su presencia cerca de las bandas en una especie de 4-1-4-1 incitaba a la movilidad de los mediapuntas. Los vigentes campeones comenzaron a generar ocasiones y a desdibujar al Manchester United, que se quedó demasiado atrás como para que sus mecanismos funcionasen. Hazard se encontraba con confianza, como aquel desbordante jugador que deslumbró en sus primeros días en Inglaterra. Probó a disparar en el borde del área, escorado a la izquierda, y encontró el golazo del 2-1. La llegada de Ramires se tradujo, menos de 10 minutos después, en el 2-2 tras un contragolpe iniciado por un sorprendentemente ordenado David Luiz.

El Chelsea pudo terminar llevándose el partido.

A los hombres de Ferguson les suponía mucho esfuerzo atacar y recular tras pérdida, algo obligatorio con el mecanismo Rooney-Kagawa, pero no hubo cambio de plan. A falta de veinte minutos, el partido era blue. De hecho, si De Gea no llega a confirmar que ha alcanzado un nivel de élite cerca del final sacándole un gran balón a Mata, el pase a Semifinales hubiese sido para los londinenses. El empate final fuerza un replay, lo que garantiza un segundo gran partido y un segundo duelo Benítez-Ferguson.