Hace tan solo un año, el Barcelona hubiera subrayado en amarillo flúor el partido de esta tarde. En amarillo de atención, de precaución, de prevención ante un posible contratiempo. Los motivos, dos: en primer lugar, el inicio del mes de febrero se identificó durante los cuatro años de mandato de Guardiola como el momento físico más bajo de la temporada del equipo culé. En segundo lugar, Mestalla nunca fue una plaza fácil. En pocas ocasiones un mecanismo tan simple desarticuló y dañó de forma tan clara y continuada al Barça de los últimos años. Hoy, sin embargo, uno de los artífices de aquella profundísima banda izquierda valencianista, aquella que nacía de la prolífica pizarra de Emery, viste de blaugrana. Pero no solo Jordi Alba cambió de aires, también lo hizo Unai, y el Tito-Roura no equivale al Guardiola-Tito.
El momento del Barcelona no es malo. No obstante, solo han pasado dos semanas desde que en Anoeta mostrara su cara más humana. Aquella tarde de sábado, tan determinante fue para el resultado final que la Real encontrara y explotara la debilidad más obvia –aunque impropia- del rival, como la evidencia de que el Barça no tuvo su día. Y Valverde no quiere dejar esto al azar: como ya manifestó en rueda de prensa, buscará, precisamente, que el Barça tenga un mal día.
La entrada de Albelda podría ser clave frente al Barça
Desde la llegada de Ernesto Valverde, el Valencia se ha mostrado como un equipo que pretende ordenarse en torno al balón. Sin embargo, el enfrentamiento contra el Barça siempre requiere de cierta adecuación por parte de los equipos con tendencia dominante,Sin Gago y con Parejo de baja, la duda es el mediocentro pues los porcentajes de posesión siguen cauces muy diferentes a los restantes encuentros, en favor de fases más prolongadas en defensa posicional. Dicha adecuación, a lo que se suma la marcha de Gago y la baja de Parejo, desde la cual el Valencia ha tenido en el mediocentro su posición más controvertida, podría devolver a Albelda la importancia que tuvo en el primer esbozo del Valencia de Valverde, pese a que ha sido Víctor Ruíz el que ha ocupado dicha posición en los últimos tres partidos. Como mediocentro único en el usual 4-3-3 ché, Albelda podría ser, pese a su rigidez posicional y a no participar prácticamente de la salida valencianista, de gran importancia en la zona de Messi. Por un lado, permite que los interiores –que presumiblemente serán Banega y Tino Costa- presionen la salida de balón del Barça a mayor altura y con menos miedo de desproteger su espalda. Por otro lado, asegura un hombre más a la transición defensiva y evita que los centrales valencianistas se vean obligados a anticipar de forma constante, con los “peligros” que esto conlleva frente al Barça.
En cualquier caso, la precisión en la salida de balón del Valencia se antoja fundamental, en aras de rentabilizar las fases ofensivas de las que disponga. Tener a Banega en la base, lejos de los últimos precedentes que lo sitúan por delante de balón, mejora laLa mejoría de Dani Alves está siendo más que interesante calidad del primer pase y minimiza la posibilidad de que quede aislado del tránsito de balón. El rol de Tino Costa apunta a ser totalmente complementario: desahogar con desplazamiento largo y presionar la zona de recepción de Xavi Hernández, con consecuencias para la salida de balón del Barça. En el supuesto de que Thiago juegue como interior izquierdo, la presencia de Tino en perfil diestro culé le obliga a tomar una actitud más proactiva de la mostrada en las últimas citas. En caso contrario, veremos a un Iniesta partiendo más cerrado de lo que últimamente acostumbra, en claro detrimento de la amplitud. Aunque cabe mencionar que el Barça cuenta –podríamos decir que desde la pasada jornada- con una vieja pero renovada baza: un carril diestro muy largo con la presencia de Alves. El “retorno” del brasileño a la dinámica –al fin y al cabo, es de los pocos que tienen permiso para huir de la misma- devuelve al Barça la posibilidad de salir por dentro, llegar por fuera y finalizar por dentro. E incluso de salir por fuera.
Bernat y Canales pueden ser soluciones desde el banquillo.
De ahí radica lo interesante de recuperar el primer Valencia de Valverde: un equipo que buscaba crear superioridades por fuera, con lateral y extremo más el apoyo de interiores, con objeto de paliar la presumible ventaja individual en la que puede convertirse la proyección al ataque del brasileño. Todo ello a sabiendas de que, con el paso de los minutos, el revulsivo adecuado, la solución de la que echar mano, está en el banco. Bernat es el único jugador en la plantilla del Valencia con un fuera-fuera diferencial, capaz de atar al lateral y fijar muy arriba, para conceder segundos a la transición. Y, si forzamos, todos esperamos y queremos ver a Canales. Al fin y al cabo, el Valencia necesita de aire fresco para afrontar un nuevo ciclo de enfrentamientos épicos contra un Barcelona que jugará con la tranquilidad de los puntos, aún más acentuada, si cabe, por la derrota del Real Madrid ante el Granada y la lejana perspectiva del partido de vuelta de Copa. Tranquilidad que no se traducirá en apatía para achicar un partido por cual podremos comenzar a poner nota a este nuevo Valencia.
Abel Rojas 3 febrero, 2013
Recordáis la relación entre Jordi Alba, Mathieu y Guardiola? ^^ Nunca terminé de entenderla futbolísticamente. Son de esas cosas que para mí explican que todo esto depende, en gran medida, de la confianza y el ánimo. El Valencia jugaba contra el mejor Barça con la confianza de que tenía algo que podía hacerle daño, y mostraba un carácter que el resto de equipos no. Y al Barça le pasaba un poco al revés, sabía que había algo que siempre le hacía daño y jugaba un poquito más nervioso.
Lo de hoy dependerá en gran medida de cuán concentrado esté el Barça tras lo del miércoles. Creo que el "espectáculo" de ayer en Granada le vendrá bien, un poquito rollo Real-Barça -> Valencia-Madrid de hace 2 semanas. Esas cosas activan.
Me apetece mucho ir viendo a Canales, chicos. El PSG está aquí ya. Quedan 10 días. Y a Canales se le va a necesitar. Sobre todo una vez Banega ha vuelto a demostrar que no se puede confiar en él.