La Champions está de vuelta y San Siro siempre es un escenario al que miramos con admiración. El club más laureado de Europa en el último cuarto de siglo ha dejado algunas de las páginas más brillantes y recordadas, no solo a nivel colectivo sino también individual. Imposible de olvidar aquel legendario partido de Kaká en Old Trafford, sentenciando casi su justísimo Balón de Oro 2007. Qué decir de la victoria ante el Steaua en la final de Barcelona en 1989, con sendos dobletes del dúo tulipán, Van Basten y Gullit. Algo ha cambiado, el AC Milan que salte hoy a San Siro no gozará de ninguna estrella tan rutilante como las mencionadas. Su nuevo buque insignia no tiene los papeles para concurrir en esta batalla, así que todo quedará en manos de Stephan El Shaarawy (27-10-92). El italiano de origen egipcio quizás nunca tenga la jerarquía y el nivel de los elegidos para la gloria. Lo que está claro es que, a día de hoy, se trata de un futbolista sumamente imperfecto que, eso sí es innegable, castiga a quien descuida su vigilancia.
Si algo define a El Shaarawy es la rapidez. El transalpino corre y asusta desde su velocidad y su cambio de ritmo. Muy resistente en el sprint, prolonga esfuerzos con gran Stephan El Shaarawy es un jugador simple pero puede ser determinantefacilidad y es muy fuerte y tolerante al contacto. Su calidad física es incuestionable en esos aspectos, aunque desciende en otros como la agilidad; su cuerpo es más bien rígido y no saca partido de la flexibilidad. Técnicamente no acompaña esa velocidad con precisión en los gestos. Sufre mucho en la asociación en espacios cortos o medios y su orientación tras recibir de espaldas no marca diferencias. No consigue habilitarse para correr y su fútbol termina cayendo en una constante: la diagonal fuera-dentro desde la izquierda. Si Stephan ve pasillo, no importa lo que le rodee o el contexto de la jugada; lo va a intentar y lo va a conseguir. Su talento es eso y con esto algún día será tasado en varios millones de euros. Su ruta predefinida acaba a menudo con un disparo diabólico, muy completo, en el que emplea cualquier superficie del pie. Si el lateral contrario le obliga a salir hacia fuera tiende a confundirse, pero por dentro decide. En este instante se localiza el que quizás es su único aspecto técnico sobresaliente: cuando va de cara y el lateral está muy cerca suya, su control orientado es espectacular. No importa la zona donde lo realice; elimina a su rival.
Si ve rendija por la que colarse, El Shaarawy lo intenta sin dudar ni un solo instante
Por sus virtudes y (sobre todo) sus defectos, el italoegipcio es un futbolista destinado a jugar en el lado débil. En otras palabras: está para aprovechar y convertir en gol las ventajas que se generanEl Shaarawy necesita el fútbol de Robinho y la movilidad de Boateng en otros lugares. Él necesita espacios y movimientos definitivos. Si ha de verse involucrado en la creación de dicha ventaja va a pasarlo peor al no disponer de grandes recursos en estático. Su mayor rendimiento de la temporada vino acompañado de la presencia de Robinho y Boateng. Al brasileño ya le conocemos; se trata del delantero más sensible de la plantilla milanista en lo relacionado con el puro juego. Boateng no llega a eso, pero suma dinámica y permutas por fuera con el propio Robinho (quien hoy es baja por lesión), lo que agiliza la circulación y el contragolpe. El trabajo de ambos repercute en el número de balones verticales que El Shaarawy puede disfrutar. Con la entrada de Niang en el once de Allegri, Stephan ha visto reducidas sus prestaciones. El francés comparte alguno de sus rasgos y eso no le beneficia. El Milan gana profundidad y agresividad pero pierde ese foco de atracción que limpiaba el terreno al internacional italiano.
Si sus carencias le hacen limitado en ciertos aspectos con la pelota, sin ella es un jugador sacrificado, un activo total en defensa. Pocas estrellas curran tanto como él. Si el planteamiento se lo demanda, llega hastaPocas figuras curran tanto en defensa como lo hace El Shaarawy línea de fondo persiguiendo al lateral rival. Tiene ciertas nociones defensivas; sabe meter la pierna y el cuerpo y por lo general compite bien en este apartado. Una vez su equipo consuma el robo de balón, a la hora de salir, suma menos de lo que debería. Es muy, muy flojo conduciendo contraataques, prefiere correrlos (de ahí la relevancia de Robinho) e incluso en esta faceta es insuficiente, pues suele realizar desmarques demasiado rectos. Aquí detectamos un punto clave en su hipotético desarrollo. Si aprende a “moverse” sin el cuero, aunque solo sea en transición ofensiva, dará un salto cualitativo en su carrera. Hoy por hoy solo intimida si surgen espacios enormes ante él (un escenario poco frecuente en la élite) o si la acción es ya definitiva y solo resta el toque final, para el que anda preparado de forma permanente. Cargando el segundo palo es bestial. Da igual la circunstancia, siempre está.
El AC Milan puede contar en fase defensiva con El Shaarawy ante los grandes de Europa
En resumen, El Shaarawy es gol. Su fútbol en febrero de 2013 no es ni complejo ni muy amplio. No está listo para sumar 90 minutos de producción y ayuda constante para su equipo y solo el tiempo dirá si algún día lo está. A tenor de lo visto, lo cierto es que no apunta a ello. La Champions League y el Barcelona deberían quedarle grande. Además, Alves, por su gran intensidad, es un jugador muy apropiado para neutralizarlo. Pese a todo, su pegada está ahí, y en esta competición, en la que cada tanto es un golpe terrible, hay que tenerlo muy en cuenta.
@javimgol 20 febrero, 2013
Hay una duda razonable entré qué eliminatoria parecía más desiquilibrada entre esta y el Juve-Celtic.
Yo metería en la pomada al Arsenal-Bayern, pero en cualquier caso sorprendería mucho que hoy el Milan rascase algo mejor que un 0-0.