“Será intenso” llevaba por título la previa e intenso fue. El Sevilla porta en su ADN la garra, herencia primero de Caparrós y después de un grupo de ganadores que jamás dieron una bola por perdida. El Atlético por su parte es la cara y el alma de su técnico, uno de los últimos centrocampistas plenamente argentinos. El menú era de calidad y no podía salir partido malo del mismo. Aunque la clasificación del Atleti no se vio comprometida en ningún momento, el choque se hizo disfrutable de principio a fin. Emery no fue superado por Simeone aunque los jugadores colchoneros sí impusieron su mayor nivel, sobre todo los puntas. No es exagerado decir que, en estos momentos, solo hay un grupo de centrales capacitado para sobrevivir ante ellos; precisamente los de su rival en la gran final de mayo.
Decíamos ayer que cuando un futbolista de los buenos atraviesa por un estado de forma de pura inspiración, el análisis global ha de comenzar por él. Ni cinco minutos tardó Diego Costa en aumentar ese aura de crackLa noticia de la eliminatoria fue el crío, Alberto Moreno; apunta que anda exhibiendo cada tres días. Seguramente no estemos ante un buen definidor ante portería, pero la primera que cazó la clavó junto al poste. El brasileño metió un volantazo a la eliminatoria y los planteamientos se recrudecieron; el que tenía que atacar atacó más y al que le valía con defender lo hizo sin remordimientos. Raúl García, colocado por el Cholo en la derecha para ganar segundas jugadas cerca de los delanteros, pasó a unirse a la línea de cuatro del centro del campo. El motivo: Alberto Moreno. El niño fue la sensación de la noche. Desbordó en estático, pisó línea de fondo, las pidió al espacio… fue un martillo. Emery, consciente de la necesidad de anotar al menos dos goles, se la jugó dejándole toda la banda y metiendo por dentro a Rakitic y Reyes. Así el Sevilla hacía superioridades interiores ante Gabi y Tiago/Mario; no les ganaban la espalda (con el Atlético en ventaja esto es casi imposible) pero sí recibían por delante y permitían la basculación hacia Jesús Navas, como siempre muy participativo. El buen rendimiento de Medel con la pelota contribuía a que el balón llegara rápido a los extremos. El Sevilla se había repuesto bien del 0-1, pero la delantera atlética iba cargada de dinamita.
El inmenso hueco que quedaba tras Alberto Moreno era demasiado jugoso como para que Simeone lo dejara pasar. Allí clavó permanentemente a uno de sus dos cuchillos ofensivos. Volvió el mejor Falcao, el que juegaD.Costa está en un nivel brutal de puro fútbol al fútbol como pocos arietes. Su posición siempre fue la correcta para sacar a su equipo de atrás y aunque perdió algunas disputas, a la larga iba a terminar imponiéndose. Lo gordo, eso sí, volvió a estar en Diego Costa. Que la líe con carreras infinitas una y otra vez vale mucho, pero no deja de ser una jugada puntual que algún día no podrá realizar, porque el encuentro se lo impida o el oponente te cierre los caminos. Los movimientos que se sacó en el Pizjuán ya son otra película: complementó cada posición que ocupaba Radamel (¿o fue el colombiano quien complementó a Costa?), por todo el campo y en todas las direcciones. Vivimos el momento cumbre de la carrera de Cristiano Ronaldo, un jugador imparable porque se relaciona con la pelota a velocidades inhumanas de distintas maneras, siendo inviable reducirlo por completo. Diego no es Cristiano pero se explica igual: ha aprendido a ser útil entre pivotes adversarios y a caer a las bandas; ha asimilado los espacios. Así sus condiciones nunca quedan ahogadas y todo lo que hace suena definitivo. El 0-2 es una obra maestra porque lo incluye todo; la cima de Costa y el talento supremo del Tigre en el punto de penalti; su finta a Botía y posterior remate emocionan.
Diego Costa y Falcao forman una pareja digna de disfrutar
El 0-2 olía a definitivo. Los locales necesitaban cuatro goles para acceder a la final, una machada creemos que utópica ante este Atlético de Madrid. Se echó en falta a un Negredo más punzante ante un Cata Díaz al que se le ven las costuras si la exigencia aprieta. En descargo de Álvaro, el repliegue de los visitantes protegió mucho al ex del Getafe. La solución debía surgir por fuera y así iba a ser. Alberto Moreno, quién si no, retrasaba hacia un Navas que abandonó por sorpresa su atalaya en el carril diestro para colar un golazo. A la vuelta del descanso, Unai introdujo a Manu del Moral por un decepcionante Reyes para cargar área con dos hombres; tocaba zafarrancho de combate y muchos centros a la olla. En estas, el líder obviamente fue Jesús Navas: es fascinante como la misma acción le sale una y otra vez durante más de un lustro sin que nadie pueda evitarla.
En esta fase del partido el Atleti insinuó ese pequeño defecto que tiene y que le lleva a recular más de lo indispensable. El conjunto siente eso y a veces no hace falta tanto. El Sevilla había prescindido de Reyes, una referencia en la elaboración a cambio de un elemento más de remate; si presionaban iban a recuperar más arriba. Dio igual; Falcao y Costa siguieron a lo suyo y no sumaron algún tanto más de casualidad. Están muy por encima de la media de los centrales de nuestro campeonato, y no por defecto general. Solo cayeron en una batalla este año. El destino les ofrece revancha. Nadie más que ellos pueden conducir a su club a la gloria.
@DavidLeonRon 28 febrero, 2013
Yo no sé si Diego Costa va a ser esto ya para siempre. Tiene 24 años y está en edad de aprender y mejorar, por eso lo pongo en duda. Lo que está claro es que ya no es el delantero físico que corre y desequilibra. Verle como tal es un error. Está jugando de lujo, con fútbol de mucha calidad y detalles de los que valen dinero.
El partido que jugó ayer fue una locura absoluta, aprovechando siempre los espacios y moviéndose como pedían las jugadas. Encima definió como crack en una, que ya eso sí que no me lo creo ^^
En fin, él y Alberto Moreno los hombres de una semifinal que ha molado tela para mí.