En el Hampden Park de Glasgow, el Bayern Munich certificaba ante más de 50.000 espectadores su dominio del continente al derrotar por un gol a cero, tanto obra de Franz Roth, al Saint-Etienne francés. El conjunto alemán, entrenado por Dettmar Cramer, contaba con algunos futbolistas ya considerados leyendas vivientes como Franz Beckenbauer o Gerd Müller, a los que se habían sumado gente como Uli Hoeness o Karl-Heinz Rummenigge (posterior ganador de dos Balones de Oro). Era la tercera Copa de Europa consecutiva de la entidad germana. Como anécdota, el hoy entrenador del Bayern, Jupp Heynckes, fue el máximo goleador de aquella edición del torneo.
En el marco incomparable de Anfield, Liverpool y Arsenal iban a jugarse la liga en el último partido. Los locales llegaban a la fecha final con tres puntos de ventaja sobre los gunners y con la tranquilidad de saber que incluso una derrota por la mínima les daba el campeonato. Con 0-0 al descanso, todo parecía indicar que los reds iban a celebrar la conquista del título en su estadio, pero un tempranero gol tras la reanudación llevaba la emoción a Anfield. Pasaban los minutos y el 0-2 no llegaba. Fue en el alargue cuando ocurrió el milagro. Tras un rebote afortunado, Michael Thomas batía a Grobbelaar, dando la, por entonces, novena liga al cuadro londinense.
letissier 19 enero, 2013
Platini aún no había llegado al Saint Etienne verdad?