Fue, quizás, el último minuto más impactante de la historia del fútbol. El Camp Nou vivió el desenlace más inolvidable que se recuerda en una final de Copa de Europa. Junto al Real Madrid, Manchester y Bayern fueron, sin duda alguna, los grandes dominadores de finales del S.XX y principios del XXI. La cita de Barcelona prometía. Y no decepcionó. Los alemanes llegaban con un veteranísimo Lothar Matthaus en busca del único gran trofeo que le faltaba por ganar. El Manchester, disminuido por las bajas de Paul Scholes y Roy Keane, fue superado claramente por el rodillo germano. Pero el azar, tantas veces favorable a los muniqueses, iba a traicionarles en el peor momento. En apenas 100 segundos, dos goles de Sheringham y Solskjaer daban la vuelta al marcador. Era la segunda Champions del Manchester, la primera de Sir Alex Ferguson.
Tras haber derrotado al Real Madrid de Alfredo Di Stefano en la edición anterior, el Inter de Milán, dirigido por el célebre Helenio Herrera, repetía conquista al vencer en su propio estadio, el Giuseppe Meazza, al Benfica del gran Eusebio, campeón de las ediciones de 1961 y 1962. El gol de Jair Da Costa, poco antes del descanso, fue suficiente para que el club italiano levantara su segunda Copa de Campeones de Europa. El Inter contaba con grandes estrellas como Facchetti, uno de los grandes laterales italianos, y por supuesto Luis Suárez, único futbolista español que logró ganar el Balón de Oro. Tras este triunfo, el Inter tendría que esperar cuarenta y cinco años para volver a salir campeón continental, de la mano de Jose Mourinho.
@SharkGutierrez 24 noviembre, 2012
La final entre United y Bayern, la recuerdo porque tenía un éxamen de matemáticas de bachillerato al día siguiente. Tenía un vecino alemán, de estos tan tópicos y típicos de cara color gamba, pronunciación de Múnich cerrada con su cerveza recién importada. Cuando al Bayern le quedaban pocos minutos para el final, el tío ya tenía montada una fiesta de flipar en el edificio. Invitó a todo el mundo, sin exagerar. Lo que se convirtió esa fiesta en apenas dos o tres minutos sería la cara de una de las derrotas más duras de las que yo recuerde y haya visto.
Il grande Inter, creo que, si no me equivoco, Vilariño contó la historia de la final de la temporada 1966-67 donde el equipo prácticamente se desintegra. Éste, que nombráis vivía uno de sus momentos más álgidos. Pudo con el Real Madrid y con el Benfica que habían sido los primeros en forjar su grandeza en el torneo continental.