Cuando Brendan Rodgers llegó al Liverpool las expectativas se inflaron hasta alcanzar una altura considerable , tras aplicarse el legendario método de la cuenta de la vieja. Me incluyo entre los que acudieron a ella, pero el rendimiento del Swansea durante el curso pasado, teniendo en cuenta que hablamos de un club con recursos limitados, era un caramelo demasiado goloso. Nos gusta tanto el fútbol que buscamos argumentos para ilusionarnos, y ese Swansea era uno de mis argumentos veraniegos para sentarme a ver a este nuevo Liverpool. La cuenta de la vieja, por cierto, era sencilla: si el Swansea jugaba bien con peores futbolistas, un club como el Liverpool tenía que hacerlo. Muchas veces pasamos por alto numerosos factores: la entidad del club y su exigencia como grande, la adaptación de métodos de entrenamiento a una plantilla nueva, o circunstancias clave en este caso como la cesión de Carroll sin recambio tras cerrarse el periodo de fichajes.
Rodgers ha intentado adaptar sus ideas desde el primer día. Cierto que la baja de Lucas Leiva ha sido un contratiempo importante, pero la elección de futbolistas de perfil asociativo y ofensivo ha sido una constante a pesar de perder un futbolista importanteBrendan Rodgers ha dado la alternativa a Sterling, Suso y Wisdom en el robo. Además, ante las carencias de la plantilla, le ha dado la oportunidad a chicos jóvenes (caso de Sterling, Suso o Wisdom). La realidad es cruda, de eso no cabe ninguna duda. El Liverpool es decimotercero en la tabla de la Premier League tras haber disputado once jornadas, únicamente ha ganado dos partidos, y la realidad es que, tras tres meses de competición, el equipo no había tenido una línea competitiva de manera continuada, sino todo lo contrario. Ayer, sin embargo, obtuvo un valioso empate en Stamford Bridge, y lo hizo con el técnico norirlandés adaptándose a las circunstancias y planteando el partido de una forma más reservada de lo habitual.
Sobre el papel, el 3-4-1-2 que plantó Brendan Rodgers obedecía a decisiones totalmente lógicas. Al equipo le faltaba fluidez para atacar en posicional aún con el esquema habitual, y evidenciaba un problema en la creación de situaciones de gol. La escasez de una línea de juego de calidad alrededor de la pelota provocaba problemas en la transición defensiva, y el no encontrar un camino de nivel al arco rival dejaba al equipo demasiado expuesto de manera contina. Wisdom – Carragher – Agger fueron los tres centrales, Glen Johnson y José Enrique los hombres que administraban los carriles exteriores, Nuri Sahin retrasó su posición para jugar en el doble pivote junto a Joe Allen, Steven Gerrard ocupaba la mediapunta, y arriba, Sterling y Luis Suárez tenían libertad, pero siempre partiendo de posiciones interiores. Creo que la idea buscaba hacer más sólido al equipo y que los ataques contasen con el factor sorpresa. El objetivo se cumplió a medias.
Las pérdidas del doble pivote se sujetaban con una línea de tres hombres fija a su espalda, que abarcaba más metros y por lo tanto entrañaba menos riesgo. Además, la decisión de alguno de los centrales de anticipar para anular el juego en ¾ del Chelsea contaba con dos hombres para ofrecer cobertura en el espacio que quedaba libre, y en defensa posicional, la naturaleza de Johnson y José Enrique significaba una línea de cinco cuando el equipo quedaba replegado. Creo que todas las medidas defensivas salieron bien. El Chelsea, como es lógico por la calidad de sus futbolistas, tuvo sus ocasiones, pero estas aparecieron de manera intermitente, fruto de la poca continuidad en el juego de los tres hombres realmente productivos del equipo: Oscar, Hazard y Mata. Además, el contexto no ayudaba a Ramires a desplegarse porque el Liverpool dejaba bastante gente detrás de la pelota, y evitó un partido de transiciones en el que la naturaleza del Chelsea, sumada a la baja de Skrtel, hubiera provocado un descontrol importante de la situación en el lado «red».
Sin embargo, la propuesta no tuvo la continuidad ni el nivel necesario en campo rival. En un principio, al ver la estructura, me dio la sensación de que el Liverpool buscaría ocupar la zona de finalización con movimientos agresivos. Al perderJoe Allen y Nuri Sahin cuajaron un partido sin peso ni fluidez la recepción fija de sus extremos, los carrileros debían aparecer en el último tercio por sorpresa para tener producción exterior, y la posición interior de Sterling y Luis Suárez debía ser una opción de aclarado para la llegada de Steven Gerrard. Además, esa movilidad de los puntas, posibilitaba rupturas desde posiciones menos fijas. Sin embargo, el Liverpool no fue capaz de encontrar ese tipo de situaciones, y creo que probablemente, la causa fue el mal partido de Allen y de Sahin. El doble pivote no tuvo fluidez ni peso. Las recepciones en la base de la jugada eran buenas y continuadas, pero en parte por la falta de acierto técnico de ambos, y también por la falta de ofrecimiento de buenas opciones de los tres hombres que quedaban por delante, el equipo no conseguía progresar ni alcanzar situaciones de gol.
En ese contexto, el análisis desde el punto de vista del Chelsea es negativo. Fernando Torres estaba bien sujeto, porque las transiciones estaban controladas, pero lo preocupante fue la escasa capacidad de reacción de los hombres de Di Matteo al trabajo de Allen, Sahin, Gerrard y las salidas de los centrales sobre su línea de producción masiva: la de mediapuntas. En mi opinión, Mata está por debajo de Oscar y Hazard si nos basamos únicamente en aptitudes técnicas o físicas, pero su jerarquía y peso a día de hoy, está por encima de ambos. Fue el único que dio un paso atrás y busco pesar para añadir fluidez (no estuvo del todo acertado, cierto), pero es, a día de hoy, lo más parecido que tiene el Chelsea a un líder. Como nota bastante negativa, la escasa incidencia en campo rival de Azpilicueta y Bertrand. En un escenario que exigía amplitud, sus apariciones fueron escasas y de poca calidad, aunque en el equipo de Di Matteo, el escaso peso de sus laterales no es una sorpresa. Digamos que el Chelsea no terminó de adaptarse en ningún momento, y esto fue realmente lo preocupante.
Luis Suárez, con un gol, volvió a ser determinante para evitar la derrota del Liverpool
Habiendo concedido poco y de manera intermitente al Chelsea con la propuesta inicial, el marcador desfavorable llevó a Rodgers a cambiar el esquema. Mandó a Sterling al extremo derecho, colocó a José Enrique en el izquierdo, y la versatilidad de Wisdom permitió formar linea de cuatro atrás con Johnson en izquierda. El equipo voló un poco más, a partir de ese recurso tan utilizado hasta el momento que es la recepción lateral en estático de sus hombres de banda. Después, Luis Suárez, fabuloso futbolista. Se habla de que el Liverpool necesita un punta (por plantilla, estoy de acuerdo), pero este sería suplente del uruguayo. En condiciones favorables, no me parece nada descartable una cifra de 25-30 tantos en Premier League. Es un delantero de los grandes, condiciones técnicas y físicas para eliminar rivales con facilidad pasmosa, y talento para agredir en el lugar correcto. El gran activo del Liverpool a día de hoy, que apareció una vez más para robarle puntos a un Chelsea con un discurso demasiado limitado.
@LivioLeiva 12 noviembre, 2012
Cabe destacar el enorme partido de José Enrique, haciendo gala de una gran condición física para soportar un partido de ida y vuelta, recuperando balones atrás, barriendo con criterio, limpio de faltas y además asociándose oportunamente en ataque (si bien un par de veces quedó en offside). Para mí fue el "man of the match" aunque Suarez definitivamente es un fuera de serie.
No deja de sorprender el fútbol, que en un gran partido con varias situaciones para los dos bandos los dos únicos goles surgieran de balón parado y específicamente de tiros de esquina. Aun a pesar de la evolución del juego moderno en lo que concierne a tácticas el balón parado sigue siendo clave tanto para equipos que buscan a la referencia de área con centros, como también a los que usualmente tocan y buscan por abajo.
Me encanta la propuesta de Rodgers, es wengeriana, y cautiva. No es fácil elaborar y traducir en resultados un fútbol tan ambicioso si los intérpretes no son de alto vuelo. Combinar un "box to box" tan clásico como Gerrard con jugadores de buen pie como Allen o Sahin quizas lleve tiempo, pero es lo que el Liverpool tiene. Creo que hoy por hoy los "reds" tienen más necesidad de puntos que de buen juego, pero el problema es que sin la segunda lograr lo primero se vuelve una odisea. Por el bien del fútbol, deseo que un gigante dormido como el Liverpool despierte, aun siendo hincha del Arsenal de Wenger.