El hilo conductor de la más grande historia del fútbol gallego nació en Sao Bernardo do Campo, Brasil. Mauro Silva aterrizó en Coruña en compañía de su paisano, el no menos relevante Bebeto. Junto a canteranos como Fran, y bajo la dirección técnica de Arsenio Iglesias, el Deportivo alcanzó (o rozó) la gloria. El club se asentó en la élite durante una década, en la que ganaría diversos títulos, tumbando a los mayores colosos europeos. El 7 de abril de 2004 será por siempre la fecha más recordada por el deportivismo. Tras caer 4-1 en San Siro ante el Milan de Kaka, Maldini o Shevchenko, el conjunto local, practicando un juego exquisito, daba la vuelta a la eliminatoria al vencer por 4-0, consiguiendo el pase a la semifinal de la Champions League. Con Mauro Silva, por supuesto.
Tras su etapa como jugador, Johan Cruyff retornaba a Barcelona para despertar a un gigante por demasiados años dormido. Su revolución fue mucho más allá de las copas, por más deseadas que estas fueran. El Flaco enamoró con un estilo combinativo y novedoso, arriesgado, muy del gusto catalán. Su Dream Team ganó 4 Ligas y 1 Copa de Europa, entre otros logros. Quizás, la cima futbolística de aquel inolvidable equipo se dio el 29 de septiembre de 1993. El Barça, que ese verano había fichado a Romario, modificando en gran medida su sistema táctico, remontó un 3-1 adverso al Dinamo de Kiev ucraniano. De la mano del delantero brasileño (que curiosamente no marcó) y un encendido Laudrup, el Barça pasaba por encima de su rival. El 4-1 final no haría justicia al increíble volumen ofensivo generado por el inspiradísimo cuadro blaugrana.
Kundera 29 octubre, 2012
Dos apuntes sobre Romário:
1) Romário seguramente haya sido el mejor jugador que tuvo Cruyff en plantilla, pero hay algo del equipo original que el equipo de Romário perdió, y no me refiero sólo a una Champions.
2) El Romário que llega a Barcelona ya no era Super Romário. O al menos creo que del PSV era más. Abarcaba más terreno, por ejemplo.