La Quinta, el Dream Team. El Celta, el Depor de Fran y Valerón. Y, para terminar de confirmarlo todo, el Barça de Guardiola y la Selección. El fútbol español eligió hace tiempo lo que le gusta y cómo quiere expresarse. Tratar bien el balón, tenerlo, conlleva aprobación, y eso siempre agrada, principalmente para el entrenador que empieza. Esta arriesgada tendencia, no obstante, va provocando en nuestra liga una silenciosa respuesta, a menudo poco ensalzada, pero que está ganando partidos y tiene pinta de seguir haciéndolo. Colectivamente, la máxima representación es, sin duda, el Levante 2011-2012. El oportuno uso de la pelota y su escasísima necesidad de posesión nos sirvió para aprender. Por ahora, nadie se atrevió a copiar su discurso, y en el campeonato la gran mayoría aspira al esférico. Buscando sacar tajada, emerge una figura cada vez más común en las alineaciones: el centrocampista pulpo.
La primera seña de identidad es que su posición no es fija, rompiendo con la etiqueta de “mediocentro defensivo”, tan asentada a finales de siglo. Este elemento puede jugar como “cinco” o actuar al lado de uno, a diferentes alturas, en consonancia con las características y fortalezas del rival. Su capacidad física es destacable; prolonga esfuerzos y abarca espacios amplios, lejanos de su portería. Técnicamente, su cualidad maestra es el balón dividido. Su timing a la hora de meter el pie es ley, y en la derrota queda el recurso defensivo de la falta. En general, se trata de un futbolista activo y no reactivo, que prefiere influir sobre el oponente «yendo hacia delante» antes que vigilar el entorno que le rodea de manera pasiva.
Este fin de semana tuvimos en el Villamarín uno de los ejemplos más potentes e ilustrativos. El Valencia de Pellegrino simboliza como pocos el peligro que supone una salida central si esta no se halla perfectamente asimilada por el 100% de las piezas. Los ches están suscritos a la sobreelaboración en la base; para el camaleónico Betis de Pepe Mel, un sueño. Lanzando a su doble pivote a presiones muy agresivas, Mel logró imponer su plan de forma absoluta. Cañas, chico notable a la hora de correr sobre el eje vertical del adversario, lució como quizás no vuelva a hacerlo. Su compañero Nosa, nigeriano de 21 años, impactó en registros semejantes. Tino, Gago y Albelda les regalaron, entre pase y pase, una tarde de placer.
Los defectos del Valencia representan el sueño de este tipo de centrocampistas
Gary Medel es seguramente el nombre que agrupa de manera más extrema virtudes y carencias. Es muy bueno en lo bueno y flojísimo en lo malo. Hace escasamente diez meses, el chileno fue retratado en fase defensiva posicional por unCerca de su portería, Medel sufre. Buscando al poseedor del balón, marca diferencias un Di María mediapunta que hizo lo que quiso con él. Nunca pudo detectarle. Míchel aprendió de los errores. Reforzando al Pitbull con otro mediocentro (Maduro), proyectó compulsivamente a Medel contra la gestión de juego del Real Madrid, ensuciándola con éxito. La incomparecencia del Fideo y Ozil aquel día facilitó las cosas, pero no es menos cierto que el Sevilla encontró la ventaja determinante en ese movimiento. Luka Modric, fichado para esto, cambiaría el escenario. Semanas después, Tito Vilanova, atento al sufrimiento blanco en Nervión, sorprendió modificando su 2+2, elevando la ubicación de Xavi a espaldas de Medel, para que este no pudiera morder con su pressing en zonas avanzadas. Aunque los azulgranas fueron superiores, el gol cayó del lado sevillista. El Barça dudó y pidió el auxilio habitual a Messi. En el intento de encontrarle, apareció Medel, allá donde es incluso diferencial; no estando quieto jamás.
Los grandes parten de un contexto algo distinto al resto de conjuntos de La Liga, pues en el 100% de partidos acumulan más balón que el contrario, es decir, se pasan menos tiempo robándolo. Eso no quiere decir que no requieran de estos especialistas del quite. Todo lo contrario: son fundamentales en sus esquemas. Durante la etapa de Guardiola, el Barcelona alcanzó el mayor grado de sometimiento que se recuerda, con fases en las que hasta 21 futbolistas se juntaban en 50 metros. Si bien la situación era de franca superioridad, es obvio que colocar a tus centrales tan, tan arriba asusta. Como stopper de todo eso obtuvo la fama Sergio Busquets, un monstruo del robo adelantado, tan portentoso en ese lance que sus deficiencias llegaron a no importarle a Pep. Hoy Busi maduró y llenó de matices su comportamiento. Sobre su brutal crecimiento edifica Tito su nuevo Barcelona.
Aunque el Madrid de Luka Modric camina hacia sendas, si no iguales, sí parecidas, la realidad es que los blancos siempre ejecutarán más rápido sus deseos que el Barcelona. Los de Mourinho aceptan una minúscula fractura, un ligero vértigo, conscientes por ejemplo de la categoría suprema de sus zagueros a campo abierto. Para no abusar, claro, Mou tiene a Khedira. El alemán guarda muchas similitudes con Busquets en transición defensiva, aunque no son lo mismo, básicamente porque Sami es interior y no pivote. Tras recuperación, el germano se afana en ofrecer continuidad desde sus diagonales, amén de ir a más en su protagonismo con la pelota. Independientemente de las diferencias, tanto Busquets como Khedira son el primer tapón para el contragolpe enemigo. Sin ellos, los gigantes son más vulnerables.
Si Busquets y Khedira roban muy arriba es señal de que Barça y Madrid juegan bien
Varios jugadores más serían dignos de mención. Iturra desembarcó en Málaga para compensar la insuficiencia de Isco, Joaquín o Portillo en la presión inicial. El paisano de Medel comparte rasgos con él; encimando es una bestia, como pudo comprobar Montolivo en el duelo de Champions. Otros, como Tomás Pina, son el amuleto de Caparrós para las noches más ambiciosas. Esta es la Liga de Xavi, Alonso, Modric, Beñat, Banega, Borja Oubiña, Cesc, Apoño o Gago. Aquí se sale por bajo. Para disfrute de los pulpos.
SharkGutierrez 31 octubre, 2012
La figura del "pulpo" en zona central cada vez tiene más tentáculos que le hacen ser más completos, precisamente por lo que comenta David en el texto: su necesidad de tener el balón y de ofrecer una salida (lavolpiana o no) a su equipo. Intentan construir desde los cimientos una casa y, en ocasiones, su encalador no fija bien el sello. Busquets no sólo es un pulpo, es un encalador de edificios que se construyen en la base y también un albañil que soluciona defectos de posible derrumbe; en definitiva un lujo. Yo soy muy "fan" de esa posición y Busi cada día es más referente, pese a que a mí no me gusta en demasía; no me "llena".
Fruto de esa escasa fijación, poco a poco va retomando la figura del jugador total en el medio. Desde que Mauro Silva diera un clínic a principios entre finales del siglo pasado y principios de éste, el mediocentro defensivo (por ponerle una etiqueta distinguible para todos) cada vez es menos pívote y más mediocentro. Intervinendo en la construcción de la jugada, en el apoyo de un interior e incluso, dadas sus características en un jugador con llegada y con aporte en la zona de ataque; es decir, polivalencia.
Quizás por esto, esta posición ha evolucionado hacia tiempos mejores y no aparecen figuras claramente "defensivas" e inútiles en ataque, sino todo lo contrario, colaboradoras y apoyos en la edificación. El arquitecto que se acompaña del encalador que al mismo tiempo es albañil.
PD: esto es en España; pero es algo que se extiende a lo largo del contexto europeo y en la figura de los equipos más grandes. Especialmente en la Bundesliga; dónde cada vez se fija menos la posición del "pívote defensivo" y el pulpo también pasa a ser un interior con apariencia, vistosidad y aporte ofensivo.