Regresó el derbi gallego a Primera División. Había ganas. La memoria, sabia ella, nos traslada de inmediato a aquellos duelos de principios de siglo. Mostovoi y Djalminha, Mauro y Karpin… un lujo. A nadie escapa que la realidad de ambos clubes es otra pero, con todo, Celta y Depor prometían un encuentro intenso y de calidad en la previa. Lo primero se cumplió sobradamente. Lo otro, aunque tuvimos fases destacables, quedó ligeramente a deber.
Si algún futbolista de este Celta podría jugar en aquel que enamoró a Europa es, sin dudas, Iago Aspas. Tras una actuación difuminada en el Bernabéu,Todo pasó por Iago Aspas en los primeros 15 minutos se le esperaba. Y vaya que si apareció. El cuarto de hora inicial se explica en base a él. El canterano celeste pasa por ser el delantero más “ancho” de la máxima categoría, al menos con el actual Ronaldo. Castigaba de mil maneras; con recepciones a espaldas del doble pivote coruñés o con movimientos dentro-fuera que compensaban la presencia interior de Krohn-Dehli y Augusto. El Celta puede permitirse que sus extremos visiten el carril central, pues Aspas vigila que la profundidad nunca falte. El demonio vigués contaba con el plus de un Oubiña suelto. Como ocurría frente al Barcelona, Valerón jamás estaba cerca del robo. Sin pelota, el genio de Arguineguín resulta demasiado peaje en según qué partidos de ritmo alto.
Tras el gol, los de casa dieron un comprensible paso atrás que, sin embargo, costó excesivamente caro. Lago y Mallo, que se habían impuesto en todas las pugnas individuales ante Bruno Gama y Pizzi, se vieron forzados a vivir en campo propio. El Deportivo, a partir de sus piezas exteriores, llegaba más arriba, logrando descolgar por fin a un Juan Domínguez que pudo olvidarse de Aspas por un rato. Suyo fue el tanto del empate, que se recordará por un gesto técnico de Valerón a la altura de su leyenda. El Celta había sido una pizca más en el cómputo global, pero el botín iba a terminar por ser escaso.
Valerón filtró un detalle que justificó su participación en un partido que, por ritmo, ya no puede jugar
La reanudación nos trajo la súbita expulsión de Cabral, que desnaturalizó sin remedio el resto del choque. Paco Herrera plantó a su equipo en dos líneas de 4, buscando tapar la horizontal del campo en todo momento, con Iago Aspas liberado. Tenerle en punta siempre te permite soñar con una transición más, y así fue. El Celta no renunció a salir. Algo que reprochar a Oltra quizás haya.
El buen entrenador deportivista tomó decisiones razonables pero bajas en ambición: sustituyó a Riki por Nelson Oliveira, más dotado para la acción en el espacio reducido que, a priori, iba a exigir el repliegue local. Con Camuñas, centró más la posición de Pizzi, pretendiendo que el portugués, que anda inspirado, la tocara más. Sonó a poco. Con superioridad numérica, es posible que fuera ocasión de probar ese doble nueve que todavía no vimos. Con Laure mostrándose de manera más constante, el área pedía algún aventurero extra. No se dio. Era tarde de derbi, y ahí perder duele el triple. Como en tantas otras veces, el miedo se llevó un punto.
Leonardo 28 octubre, 2012
Viendo ayer el partido me entra la duda de si al Celta le hace falta otro centrocampista más en su dibujo. Tanto si juega con Park como si juega con Bermejo el equipo siempre sufre en mediocampo. Oubiña y Álex López siempre están en inferioridad ante el rival y el equipo termina sufriendo en defensas posicionales. Ayer el Dépor tuvo al Celta encerrado durante un rato por esto que comento.
Pero, ¿y si Paco Herrera quiere que esto suceda? ¿Hará esa concesión al rival para aprovechar en las transiciones ofensivas el espacio generado por el rival como hace poco se escribió en un artículo aquí en Ecos? No sé como lo veis en la comunidad pero viendo la necesidad de un tercer centrocampista a veces me da la impresión de que Herrera no lo quiere.
Por otro lado fabuloso Aspas una vez más. Qué bien juega al fútbol. Y por parte del Dépor me encantó Juan Domínguez. Qué bien le vendría al Celta este jugador…